En el comienzo de un año de elecciones presidenciales, la burguesía monta el escenario y dispone a los actores para presentar la lucha de clases con un libreto electoral excluyente. Los diversos actores de la política burguesa no se salen del mismo, aun los que se presentan como acérrimos opositores que hasta no hace mucho predecían la tormenta de una salida anticipada del gobierno macrista, y hoy son los primeros en ofrecer piloto, paraguas y botas para que la tormenta no termine afectando a toda la clase dominante
Porque uno de los problemas centrales de los de arriba es que, mientras se presentan como los garantes de la gobernabilidad, la severa crisis política que los afecta es inocultable.
Por el lado del gobierno, presentaron como una muestra de unidad la decisión de no desdoblar las elecciones de la provincia de Buenos Aires; pocos días después comenzaron las especulaciones para anular las PASO en dicha provincia, ante el temor de una derrota en agosto que impacte sobre las chances del oficialismo en octubre. Al mismo tiempo el gobernador de Mendoza, aliado del macrismo, anunció que desdobla las elecciones para despegarse del contrapeso que significa llevar a Macri en la boleta electoral. Lo mismo estaría analizando el gobernador Morales de Jujuy.
Por el lado de la principal oposición, el PJ en todas sus variantes se debate entre la unidad del “todos pegoteados” para ganarle a Macri y las intenciones de un sector que rechaza tal opción. Mientras otros proponen a Lavagna como salida y en vez de desbrozar el camino, lo embarullan un poco más.
Las encuestas, verdaderas usinas de operaciones políticas de todo tipo, dicen lo que cada una de las facciones burguesas quiere escuchar. Lo que está más que claro por abajo es que la oposición al gobierno es abrumadoramente mayoritaria, y que ninguna de las opciones que se presentan como alternativa tiene la garantía de, precisamente, ser alternativa para las amplias masas.
En este contexto, la situación en el campo de la clase obrera y el pueblo es compleja dado que el movimiento de masas da pelea constante contra las políticas del gobierno pero (como venimos caracterizando) aún no se ha materializado una propuesta política independiente de clase. Es por allí donde se le hace más factible al poder meter la cuña electoral y utilizar la misma para desalentar la movilización y levantar el engaño de que, “si votamos bien”, las elecciones serán la solución.
Pero como decíamos, el estado de movilización existe y está latente una agudización del mismo al ritmo del fenomenal deterioro de las condiciones de vida que provocan las medidas del gobierno. Por lo tanto la acción de los revolucionarios es seguir en la brecha de impulsar y acrecentar ese estado de movilización; el calendario electoral no debe detener ni condicionar las acciones de masas que, aunque todavía sin ser masivas, son las que harán posible un alza en el enfrentamiento clasista y, en ese camino, seguir consolidando las organizaciones de base que le den sustento a la alternativa revolucionaria que estamos construyendo. Toda iniciativa de acción directa, allí donde las masas trabajan, viven, estudian, bien pegados al terreno propio, es de enorme utilidad para mantener la llama de una lucha independiente de toda la porquería electoral que la burguesía nos ofrece.
Los ruidazos contra los tarifazos en las esquinas de los barrios, que se van extendiendo y consolidando a través de las semanas, deben ser alentados y sostenidos por los revolucionarios que coincidimos en priorizar la lucha y la movilización por abajo, antes que las elecciones.
Y en ese marco, se torna cada vez más necesario que esa lucha se impulse entre y desde la clase obrera y trabajadores en general.
Queremos significar que en la medida que el proletariado, de lo pequeño a lo grande, vaya tomando en sus manos las reivindicaciones políticas para impulsar acciones junto al resto de la población, la alternativa política revolucionaria avanzará en calidad y en cantidad, dado que el proceso que atravesamos exige que los obreros sumen a la lucha por sus reclamos inmediatos la lucha por los reclamos de toda la población.
La lucha contra los tarifazos se debe impulsar desde las fábricas y centros de trabajo; impulsar que desde grupos más o menos pequeños se masifique en las empresas el reclamo para, desde allí, propagar el mismo a empresas y barrios vecinos, escuelas, hospitales, etc. para ir gestando una unidad efectiva entre la clase de vanguardia y demás sectores populares. Y desde allí impulsar organizaciones de base que aúnen todos los reclamos y los potencien con una fuerza política unificada.
Es necesario dar respuestas concretas a los problemas inmediatos de los trabajadores y el pueblo, desde una perspectiva de avance en la organización política independiente.