Cuando nuestro partido plantea enfrentar las políticas del gobierno de los monopolios, decimos enfrentar literalmente. Han abierto una guerra contra el pueblo y hay que enfrentar tal situación.
Pero enfrentar en los marcos electorales, en los marcos que propone el poder burgués es una cosa y enfrentarlos en el terreno de los intereses de la clase obrera y el pueblo es otra.
Para enfrentar hay que preparar fuerzas en esa dirección, organizarlas, afirmar las metodologías de democracia directa, asambleas de ese carácter, etc., pero lo que sí tiene un común denominador en sus consignas políticas es que la acción directa debe estar subordinada a la política de no dejarlos gobernar, que conlleva el germen del condicionamiento a todo el circo burgués que nos proponen.
Por ejemplo: si se va a una huelga para enfrentar, hay que prepararla, amasarla, organizarla y extenderla rápidamente a la población. Una huelga “electoralista” propuesta por el “juego democrático”del sistema conlleva ese sello y con ello la desmovilización, el cansancio en la supuesta conquista. Establecen el orden burgués para expresar la indignación. Se producen marchas en donde nada se cuestiona sino que prevalece la bandera partidista para “ganar” un voto.
Pero sabemos que enfrentar no es “soplar y hacer botellas”, hay que establecer el orden de clase y ello mismo es una tarea. Enfrentar sin la robustez de la plena participación popular sería un error. Pero el preparar el enfrentamiento es ¡preparar el enfrentamiento! y en ello los destacamentos avanzados juegan un papel fundamental. No se puede salir a pelear con las “manos vacías” hay que sostenerse en ese enfrentamiento y el mejor camino es el que se prepara. Prepararlo es para sostenerlo y si hay que sostenerlo los destacamentos avanzados tienen que trabajarlo en lo político, en lo organizativo, pero fundamentalmente en la organización práctica de todo ese enfrentamiento.
La base del triunfo es la masividad, pero entramos en una etapa de este proceso que la organización práctica de todo pasa a ser ya un factor político de carácter revolucionario porque de una u otra manera se comienza a probar fuerzas propias desde un carácter de poder popular. La robustez y las fuerzas se acumulan ¡todos los días!, no importa si las acciones tienen un carácter aún embrionario, pero es desde allí que preparamos los futuros y grandes enfrentamientos. Hoy en día esa experiencia se está haciendo, de la que conocemos en forma directa desde la experiencia de nuestro partido pero también de aquellas que vienen de otros destacamentos.
Por este camino y con este carácter el proceso revolucionario se va poniendo los pantalones largos. Las luchas contra los tarifazos que se van expandiendo viernes tras viernes enfrenta las políticas de gobierno pero a la vez se van amasando organizaciones de diversa índole, nos vamos conociendo en la calle y en medio de todas las dificultades… Pero ese enfrentamiento crece, se está preparando con ese carácter, así mismo en la lucha de los docentes comienzan a pesar ciertas experiencias en donde la preparación de la huelga cuenta ya con destacamentos que van casa por casa a prepararlo con la comunidad, en lo que es la lucha contra la reforma laboral, por ejemplo, hay cierta base de conciencia política en donde ya pesa la idea del no pasarán.
Son escarcéos, idas y vueltas, aún batallas pequeñas, pero los destacamentos revolucionarios tenemos que preparar los enfrentamientos aunque en ellos la incidencia sea de carácter minoritario. Es en ese contexto de pegarles aquí y allá, es en ese preparar las fuerzas para las acciones de carácter político en donde se va elevando la conciencia de clase para sí. Preparar los enfrentamientos requiere del papel de los destacamentos, no supliendo el papel de las masas sino guiar ese enfrentamiento desde la participación en todos lo planos de ese movimiento.