Como quedó claramente expresado en la nota aparecida en la página del Partido el 20 de febrero pasado, ese día se produjo un grave episodio represivo por parte de las fuerzas policiales contra los trabajadores de Madygraf, que se hallaban realizando un “cuadernazo” en las inmediaciones del Congreso.
Los detalles del conflicto pueden apreciarse con suma claridad en la citada nota. No se trata de otra cosa que de los negocios de los grandes monopolios, a cuyo servicio se encuentra el Estado burgués.
Este episodio nos resulta útil para ilustrar sin vueltas que la burguesía le ha declarado la guerra al pueblo trabajador y está dispuesta a todo con tal de sostener y aumentar sus ganancias.
Utiliza todas las herramientas a su disposición: el aparato represivo del Estado, el aparato ideológico que bombardea de manera permanente por los medios, las leyes y disposiciones hechas a la medida de sus intereses.
En el terreno ideológico ha sabido la burguesía explotadora sacar fuertes diferencias: hoy, se plantea como única alternativa, desde su mentiroso discurso, la continuidad electoralista, el sostenimiento de la gobernabilidad, como si se tratara de la única vía posible para mejorar las condiciones de vida de la población.
Los trabajadores ya no creemos en esas mentiras, lo cual se viene reflejando con nitidez elección tras elección, cuando aumenta el número de ausentes a la hora de ir al cuarto oscuro, de impugnaciones y votos en blanco.
Efectivamente, la clase dominante nos ha declarado la guerra. Y guerra le daremos. La lucha de clases es inevitable, se constituye en la historia de la humanidad, pero en este momento en nuestro país y en todas las partes del orbe la misma se ha agudizado y la resistencia de los pueblos se torna a su vez más fuerte.
Un aspecto fundamental a considerar como parte de esa lucha que llevamos adelante contra la burguesía es el de la defensa de las libertades políticas de las y los trabajadores en los puestos de trabajo: en la fábrica, en la escuela, y en tantos otros espacios que requieren organización y acción como respuesta de la clase.
El enemigo posee muchos recursos pero se encuentra débil: a modo de ejemplo, citamos las idas y venidas del gobierno, a nivel nacional, provincial y en la misma Ciudad de Buenos Aires. Avanzan con una acción o medida en contra del pueblo, se enfrenta a una firme resistencia de colectivos diversos, y termina retrocediendo. Eso fue lo que pasó, por ejemplo, con las escuelas nocturnas y la marcha atrás con la Resolución que ordenaba cerrarlas. Victoria política del pueblo trabajador.
Debemos comprender que esta lucha trasciende el reclamo reivindicativo: lo incluye, pero hoy el combate se libra de manera firme en el terreno político.
Por ello, la defensa de los derechos y las libertades políticas es una tarea que debemos fortalecer, con ideas, organización y programas que se puedan plasmar en acción. Es una de las grandes tareas del momento. Porque el enemigo arremete con fuerza, pero con la fuerza del animal herido, que vislumbra su futura derrota.
Este proceso, como sabemos, puede llevar años. Pero también sabemos que podemos luchar para acelerar esos tiempos.