Vamos a ser reiterativos, SÍ, vamos a repetir hasta el cansancio, SÍ, que las conquistas se ganan en las calles y no en las urnas, que la masividad sólo es posible si se practican metodologías de una democracia revolucionaria, LA DEMOCRACIA DIRECTA, con poder plenipotenciario a las asambleas por sector y de ahí a las grandes asambleas. Que no hacen falta miles de oradores sino voceros de los designios de las grandes mayorías que ya resolvieron en asambleas, todo lo demás pura habladuría.
No es difícil, es mucho más fácil de lo que los enemigos del pueblo nos quieren hacer creer. Ellos la hacen difícil y se desgañitan y aclaman a los cuatro vientos que democracia es hablar hasta el cansancio cuando ya está todo decidido por las mayorías, para poder así confundir, dividir y sembrar todo tipo de dudas, hasta quebrantar las luchas.
Que democracia es llenarte de trapos partidarios y dejarte en claro que ahí está tal o cual candidato o partido, que ese sí defiende tus intereses, y el oportunismo brota como veneno tratando de aplacar el protagonismo de las amplias mayorías.
Todo eso es lo que, junto a las políticas del gobierno de Macri y Urtubey, fue sepultado en la lucha docente en Salta. Qué lejos y chiquita también quedo la burocracia sindical, donde se vio obligada de manera explícita y directa a pronunciarse en contra de los trabajadores ante la impotencia de tremendo sunami producido por la enérgica lucha de los docentes salteños.
El silencio de los medios masivos también -una vez más- mostro su verdadero rostro. Pero quizás esto sea lo único que les jugó un poquito a favor desde sus intereses de clase, desde el punto de vista nacional. Pues en Salta -a pesar de tener la misma conducta- cuando no lo pudieron callar al problema, entonces lo entraron a bastardear. Pero ahí no les resultó, los trabajadores golpearon primero.
Nacionalmente, el acallarlo, lo único que resuelve es prolongar la agonía de las grandes confrontaciones. Ejemplos como estos acelerarían los procesos que se avecinan con características como las de Salta en todo el país. Pero a pesar de ello, ese será el derrotero de las futuras confrontaciones de la lucha de clases con carácter nacional.
Cabe preguntarse: ¿esta lucha y con estas características, surgió de la nada?, ¿Fue acaso producto de la suerte o situaciones particulares del lugar por múltiples factores únicos? Desde nuestra visión (que no somos los únicos), nuestro pueblo vive una situación compleja; es cierto que, al no existir una alternativa revolucionaria, toda lucha y freno a los planes de los monopolios, pone cuesta arriba el enfrentamiento.
El proceso recesivo, con cierre de empresas y el temor a perder el trabajo es lo más visible, que además es propagandeado por la burguesía, sumado a lo difícil que está la vida del pueblo trabajador con una inflación que no para y una vida agobiante que no da un minuto de respiro para organizarse y salir a luchar.
Pero también es cierto que, aunque dispersas, las luchas en este país se cuentan por millares, aunque aparenten ser “pequeñas” y de un carácter coyuntural defensivo, es decir por defensa de los puestos de trabajos, que bajen los precios de las tarifas, o por demanda de justicia ante un hecho impune, que sobran todos los días… En el fondo traen un cuestionamiento al sistema, sea por conciencia, sea por intuición, esto ha ido minando a la burguesía, aspecto aparentemente silencioso pero esencial en el actual el proceso de la lucha de clases. Esto hace que comiencen a expresarse hechos de mayor dimensión como los de Salta.
Ahora bien, todo está en movimiento, nada es estático y menos con una historia tan rica de luchas de nuestro pueblo. Hoy se expresan claros indicios que se está pasando a una bronca que termina superando el temor, donde en ese transitar de un estadío a otro, la lucha de clases nos pone ejemplos que desafían cualquier estado de ánimo y a su vez de conciencia, como la lucha y triunfo de los docentes de Salta. Por eso, a pesar del silencio de los medios, es una lucha de carácter nacional.
El enojo en los lugares de trabajo, en las calles nadie lo puede ocultar y eso también juega un factor que pone condiciones inmejorables a la disposición de los trabajadores y el pueblo a organizarse para dar batalla, porque esto no se aguanta más.
No es la situación del 2001 y bien sabido es que la historia no se repite. Hoy la situación contiene otros actores de clase y nuevos objetivos en la mira, como por ejemplo, los sindicatos burócratas y todo tipo de forma corporativista está en el ojo de la tormenta. Con toda justicia las más amplias masas los repudian y miran con total desconfianza, al tiempo que el 2001 existió y los hizo retroceder diez casilleros (lo decimos como factor que aporta), y está muy presente en la memoria colectiva. Donde el pueblo tuvo que hacer tronar el escarmiento para que paren la mano, más allá que si bien no cuestionó el poder, puso en cuestionamiento todo el sistema político burgués y es bueno recalcar que políticamente la burguesía quedo con una herida grave desde el punto de su crisis política que nunca pudo cerrar y que hoy está infectada.
Hoy se vislumbra una situación que expresa de manera inmejorable, la posibilidad cierta que se abra un nuevo proceso de lucha con un carácter más político en Argentina. Su debilidad política – aunque aparezcan con cierta fortaleza- no es tal sino muy por el contrario.
La lucha del pueblo salteño salió a probar fuerzas desde la masividad, a ver qué tan gallitos se sentían estos señores… Los resultados así lo abalan, pues cuando todo el protagonismo es de las masas, el único camino que les queda es recurrir a la violencia o ceder… Para lo primero también hay que tener resto político ¿Lo tienen? Ahora puede ser, pero los hechos demostraron que en esta tuvieron que retroceder. La lucha de los docentes salteños deja una gran enseñanza práctica a imitar por todos los trabajadores del país