La lucha que los Institutos de Formación Técnica Superior venimos sosteniendo desde octubre pasado, cuando las autoridades del Ministerio de Educación de la Ciudad nos anunciaron que iban a proceder al traslado (cierre encubierto) de las carreras de cinco de nuestros Institutos, ha llegado a una instancia en la cual se hace necesario hacer un alto y llevar a cabo un balance de lo ocurrido en este período. Sin desconocer por ello que la dinámica de la realidad no se detiene, y que en todo caso se trata de un recorte que hacemos para analizar esa realidad.
El corte, simbólico si queremos, está marcado por el comienzo de las clases, el 18 de marzo. El referido análisis debe contemplar esa relación dialéctica que dinamiza la lucha de clases y la relación que se va estableciendo entre los distintos actores de las partes en conflicto.
Para el caso de nuestros enemigos, se trata del Ministerio de educación de la Ciudad, su Ministra Soledad Acuña (la que es Ministra de Educación pero nunca estuvo frente a curso y no tiene la menor idea acerca de lo que es un Instituto de Formación Técnica Superior) y demás personajes representantes de un gobierno que vino a cumplir con los designios de sus amos (los grupos económicos concentrados, los dueños de los negocios privados que vienen por la educación pública).
Si miramos fríamente los números, nuestro alcance es parcial: dos Institutos vieron sus carreras trasladadas, otro instituto conservó una carrera en su sede, otros dos lograron permanecer en sus lugares. Matemáticamente parejo.
En términos de calidad, triunfo rotundo de la comunidad educativa organizada en diferentes colectivos autoconvocados que, en forma mancomunada, sostuvieron esta lucha intensa que dio sus frutos. La unidad es el principal resultado a destacar, reflejada en las asambleas masivas, movilizaciones, concentraciones, juntadas de firmas y festivales.
El creciente nivel de organización también debe ser colocado en el haber de este proceso, pues se han constituido agrupaciones que se sostienen en el tiempo y que continúan con sus actividades más allá de los logros parciales obtenidos desde el punto de vista reivindicativo. Lo que hay que destacar es el hecho notorio de que esa unidad y esta organización en el marco de la lucha lograron torcer la voluntad política del gobierno, que no tuvo más remedio que retroceder frente a la resistencia y el avance de una comunidad decidida a defender sus derechos.
Docentes y estudiantes unidxs y organizadxs demostraron que se puede alcanzar lo que se imponga como necesidad colectiva. Ahora, habrá que sostener el espíritu de lucha porque el gobierno, atento a defender los intereses de los poderosos, volverá seguramente a la carga, intentando por todos los medios posibles quebrar la resistencia de trabajadores y estudiantes.
A pesar del traslado (cierre encubierto) que padecen nuestrxs compañerxs de los IFTS 4 y 29, hay que resaltar que lograr la permanencia de los IFTS 9 Y 16 no es un hecho menor. Volvemos a resaltar: no porque se conservaron dos lugares, sino más bien porque queda así demostrado que se puede derrotar al gobierno. Que se los puede hacer retroceder.
Así quedó plasmado también en el caso de las escuelas nocturnas. Por todo ello, llamamos a no bajar las banderas de la lucha, las banderas de los Institutos, de los centros de estudiantes, de las agrupaciones que vienen sosteniendo esta guerra que nos ha declarado el gobierno, empecinado en destruir la educación pública y toda forma de participación popular.