El pasado domingo 24 de marzo se llevaron a cabo jornadas de movilización masivas en todo el país en conmemoración del 43° aniversario del golpe de Estado que terminó de instalar el gobierno de la oligarquía financiera en nuestro territorio.
Decimos, terminó de instalar, porque antes lo había intentado por otros medios. Tales fueron las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse (quienes venían a quedarse por 20 años), el propio Perón que vino a ponerse al frente de los monopolios, previo autogolpe contra el gobierno de Cámpora y sus posteriores medidas de pacto social, ley de asociaciones profesionales, reforma al código penal, incremento de la deuda externa, proceso de irrefrenable inflación, triple A, represión generalizada en las fábricas y al pueblo, etc.
Pero las movilizaciones trascendieron el llamado “día de la memoria”, o más bien la memoria del pueblo fue más allá que el repudio al golpe y a la dictadura. Las movilizaciones, además, repudiaron las políticas que los monopolios se empeñan en llevar delante de la mano del actual gobierno y de las administraciones de los gobiernos de turno que lo precedieron.
De cómo lo general se expresa en lo particular
En la ciudad de Rosario, se sintetizó lo que afirmamos. Cien mil personas recorrieron las calles, entre las que destacaron, por dentro y por fuera de las incontables organizaciones sociales, de trabajadores, estudiantes, políticas, etc., los jóvenes y adolescentes, en cuyas personas anidan los recursos generacionales que repiten y agigantan la inquebrantable voluntad de avanzar: no hay marcha atrás en este proceso de aspiraciones democráticas y de mejoras en las condiciones de vida.
No fue casual que en Rosario se produjera la movilización proporcionalmente más grande de todo el país. El acicate fundamental es la eliminación de cerca de 70.000 puestos de trabajo en la provincia de Santa Fe, siendo Rosario, la mayor de las localidades afectadas. Lo que confirma lo que decimos.
La burguesía intenta hacer “magia” para acomodar la realidad
Ante la enorme demostración, la burguesía monopolista, deseosa de que las cosas no se desmadren y todo se mantenga en la institucionalidad del sistema, recurre a todos los medios masivos y expresiones políticas, con la cómplice actitud de toda la dirigencia política electoralista que puja por acceder a los cargos de Estado, intenta “interpretar” que el repudio se circunscribe al gobierno de Macri cuando, en realidad, todos los testimonios coinciden en que lo que se repudia son las políticas que lleva adelante el gobierno y, a la vez, constituyen un aviso (por denominarlo en forma elegante) a las administraciones gubernamentales que le den continuidad a las mismas.
Este pueblo no admite la vida a la que lo condena la oligarquía financiera, gobierne quien gobierne, y está dispuesto a movilizarse y a dar combate. Aunque la mona se vista de seda…
Hoy mismo, en la provincia de Santa Fe, con un gobierno que supuestamente es oposición del gobierno de Macri y defensor de la democracia y derechos políticos, todos los trabajadores estatales, municipales, médicos provinciales y docentes de todos los niveles, paran por 48 hs., debido a que no hay propuesta de aumentos de salarios que satisfaga a los trabajadores en medio de las “negociaciones” paritarias.
Por su parte, los docentes, comunidad educativa y pueblo del Chaco, dan un giro superior a la lucha exitosa de sus pares salteños, elevando la mira y poniendo en jaque al gobierno provincial. Y sólo mencionamos dos ejemplos de los múltiples enfrentamientos que se están dando a lo largo y ancho del país.
El pueblo sabe perfectamente que el problema no son los discursos ni las camisetas que se pongan los políticos de turno. El problema por el que hay que combatir y resolver es la condición actual, y perspectivas a futuro, de vida de trabajadores y pueblo oprimido. No hay velo discursivo ni disfraz de cordero que pueda ocultar al lobo.
El aliento fétido que sale de las fauces de la oligarquía financiera no se disimula con el cambio de personajes ni de elenco político con discursos y promesas vacías.