Los trabajadores de la educación chaqueños cumplen siete semanas de conflicto en reclamo por recomposición salarial del 50% y mejora en las condiciones educativas de la provincia.
Esta semana cayó por su propio peso el intento de romper la voluntad de lucha de los maestros. Luego de una semana de impasse por el llamado a conciliación obligatoria, las negociaciones se estancaron por la insistencia de otorgar un aumento en cuotas que suma apenas el 27% para todo el año. Otra medida del gobierno que está cayendo en saco roto es la declaración de Emergencia Educativa, que abre las puertas a una serie de ataques a los derechos laborales de los docentes y desnuda los inconvenientes financieros en que sumergió la actual administración al sector. La propuesta oficial es ofrecer migajas y disciplinar a los trabajadores con amenazas y represión.
Pero los maestros chaqueños no se amilanaron. Vienen sacando fuerzas de lo más profundo para sostener esta pelea, que ya tiene ribetes históricos.
Con un gran protagonismo de las asambleas autoconvocadas, en un caso similar al de Salta, fueron rompiendo todos los diques de la política de ajuste y poniendo en cuestión a las instituciones del sistema.
Los primeros en acusar el golpe fueron los sindicatos. Las organizaciones están atravesadas por las debilidades del burocratismo que las despegan de las bases y las vuelven ajenas. Es claro el mensaje cuando en las escuelas se dice “fulano es el delegado del sindicato entre los docentes”, cuando debiera ser al revés. Para colmo, están en la picota las conducciones personalistas de dirigentes que llevan décadas al frente de sus entidades, o se han aliado a todos los oficialismos de turno para conseguir prebendas, o han participado activamente en los cargos de gobierno y fueron responsables de las condiciones actuales, o todo junto.
Aunque existe una alianza entre algunos sindicatos “opositores” en lo que llaman Frente Gremial Docente, está claro que no pueden conducir el curso del conflicto. En muchas localidades fue surgiendo una asamblea de docentes, autoconvocada o por iniciativa de las entidades, que definió democráticamente cómo llevar adelante la protesta. La presencia de las bases movilizadas permitió que se despeguen de las dirigencias sindicales u obligó a que los sindicatos acaten lo decidido por la mayoría.
El paso que están dando ahora es consolidar una coordinación entre las organizaciones de base locales, para tener una presencia a nivel provincial. Es muy importante el clamor para que los delegados autoconvocados, elegidos por sus pares, sean parte de las discusiones con el gobierno. Son la única garantía contra una posible debacle de los sindicatos y contra la intención de vaciar el sistema educativo que evidenció el gobierno de Domingo Peppo.
El poder político quedó afectado al mismo tiempo por el conflicto. Las denuncias por corrupción, los desmanejos y desvíos de fondos, las prácticas clientelares, fueron denunciados una y otra vez por los maestros. Los discursos de los miembros del gobierno no tienen argumentos, o caen en el cinismo y la hipocresía a la hora de evaluar la situación de la educación.
Para colmo, el gobernador, la ministra Marcela Mosqueda y sus funcionarios de primera línea deben soportar el escarnio público allí donde van. Fueron varias las actividades oficiales impedidas o interrumpidas por los docentes, que “no dejan tranquilos” a los personeros del poder. Uno de los casos más graves ocurrió hoy, cuando un grupo de maestros autoconvocados irrumpió en un acto de inauguración para reclamar a las autoridades que brinden soluciones al sector. Hubo forcejeos y gritos, y hasta llevaron detenido a un docente por provocar “desórdenes públicos”. El hecho motivó el repudio generalizado y terminó tirando nafta al fuego.
Otros que son interpelados son los intendentes municipales y los legisladores provinciales. A todos ellos les llegó la exigencia de que tomen un rol activo y aporten a conseguir un cambio de rumbo en la política educativa provincial. Varios municipios emitieron resoluciones de apoyo al reclamo docente, lo que generó discusiones hacia adentro del oficialismo. Lo mismo sucedió con los diputados provinciales, denunciados por hablar mucho y no hacer nada. Al parecer, aunque son un poder aparte poco pueden lograr contra las decisiones del ejecutivo.
La pelea de los docentes hace mucho que dejó de ser de un sector. Todos los trabajadores estatales toman como punto de partida la demanda de educación, e inclusive otros empleados del sector privado. Si ganan los maestros, todos pueden mejorar su situación. La confluencia en las calles comienza a tomar forma y puede ser determinante en la resolución del conflicto.
Está claro: los docentes están dando cátedra de discusión política. Luego de este proceso, todas las instituciones deberán sobreponerse del desgaste a que las sometieron. Una nueva base para la construcción de una sociedad democrática, que permita vivir con dignidad a todos los que la integramos.