El pasado 4 de abril, en declaraciones al diario La Nación, el gremialista Juan Carlos Schmid, Secretario General de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, dijo: “Creo que hay condiciones para un paro general”. Sí, es lógico. Uno de los representantes de la triple alianza establecida entre monopolios, sindicatos burócratas y gobierno de la burguesía dice tímidamente que “el momento socioeconómico es muy delicado”, para agregar descaradamente que el Gobierno “debería tener en cuenta la posibilidad de llegar a un acuerdo.”
Pero si queremos más evidencias, sus intenciones y el papel que juega como agente y cómplice de la explotación de la clase obrera quedan bien expuestas cuando, en la misma nota, sostiene que «Hay que recordarles a todos que hemos tenido una prudencia en mayúscula en este Gobierno, que no es un gobierno peronista. Y gran parte de todo esto ha asegurado la gobernabilidad, nuestro tacto, nuestro cuidado». Es decir, hicimos y vamos a hacer todo lo posible, desde las centrales obreras oficiales, para garantizarle gobernabilidad a la alianza Cambiemos. El plan, es claro, es llegar hasta octubre.
En octubre pasado, Juan Carlos Schmid renunció al Triunvirato de la conducción de la CGT. Cuando se refiere al acuerdo que debería involucrar al gobierno, empresarios y sindicatos, ¿no se estaría refiriendo, con calculada anticipación, a la Resolución 225/2019 impulsada por el Ministerio de Producción y Trabajo? Como ya señalamos en la nota de esta misma página del pasado 9 de abril, “Argentina como Estado miembro de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) y como tal, ha ratificado Convenios Internacionales adoptados por la O.I.T.”… “Que en el marco de las transformaciones que se verifican en el mundo del trabajo, donde se destacan el progreso tecnológico, la evolución de los métodos de producción y las nuevas formas de trabajo, la O.I.T. ha logrado consenso internacional sobre la necesidad de adaptar el contrato social a las nuevas realidades económicas, sociales y culturales.”
Y sigue: “Que la Dirección de Asuntos Internacionales dependiente de la UNIDAD DE COORDINACIÓN GENERAL de la SECRETARÍA DE GOBIERNO DE TRABAJO Y EMPLEO del MINISTERIO DE PRODUCCIÓN Y TRABAJO se expidió manifestando que toda política laboral de adecuación de la legislación nacional a los estándares internacionales requiere una sinergia entre competitividad, productividad y trabajo en virtud de las exigencias del mundo moderno, que debe darse en el marco de los valores que impulsa la O.I.T., asegurando la plena vigencia de los principios de Justicia Social.”
Nueva propuesta de pacto social que pretende disciplinar a la clase obrera para imponer una reforma laboral exigida por los grupos económicos concentrados, en el marco de la división internacional del trabajo, estructurada sobre la base de las nuevas tecnologías.
La idea es clara: aumentar la productividad achatando el salario, porque la burguesía en crisis no quiere ceder ni un ápice en la apropiación del trabajo ajeno.
El mismo Schmid, ahora lanza otra propuesta “combativa”: los sindicatos que integran la Comisión Argentina de Trabajadores del Transporte, que lidera este traidor de las y los trabajadores, ratifica el paro total de transportes para el próximo primero de mayo. ¿Motivo oficial y declarado?. Plantear la reformulación del impuesto a las ganancias, básicamente. Aprovechan para parar un día que tienen menos pasaje, hacen algo de «ruido» sabiendo que ese paro el 1° de mayo, no golpea la producción.
Ayer sale Moyano y las CTA llamando un paro para el 30 de abril… toda una infamia en donde queda claro que estas cúpulas traidoras se están disputando por arriba quién convoca primero…
Nada dicen -obviamente- de la aplicación en definitiva del pacto social que busca garantizar la gobernabilidad e implementar la reforma laboral a como dé lugar.
Estos son los sindicalistas que dicen representar a las y los trabajadores. Los que impulsan paros domingueros, hacen pomposas declaraciones que no son más que cáscara vacía y se enriquecen por su connivencia con los otros sectores de poder (gobierno, empresariado).
El objetivo es claro: desmovilizar, aplacar la lucha que viene sosteniendo nuestro pueblo, que vive oprobiosas condiciones de vida y es empujado cada vez más a la miseria, en el marco de una distribución de la riqueza que apunta a la creciente concentración en muy pocas manos.
Las trabajadoras, los trabajadores y el pueblo se organizan desde las bases. La confianza en los sindicatos tradicionales se deteriora día tras día, y de manera creciente las asambleas autoconvocadas ejerciendo la democracia directa van construyendo nuevas formas de poder obrero.
La representación se encuentra en crisis, y ni siquiera se confía en muchos de los llamados “sindicatos combativos” que, dirigidos por partidos de “izquierda”, terminan favoreciendo los intereses de la patronal y jugando un papel lamentable, crucial en el sostenimiento de la alianza gobierno-sindicatos-monopolios.
Pero en todas partes se vislumbran nuevos horizontes de organización. Escuelas, barrios y lugares de trabajo se encuentran conmovidos por movimientos que se proponen avanzar en la toma de decisiones colectivas a la hora de enfrentar problemas comunes.
Este ejercicio de una democracia de nuevo tipo, que confronta con la perimida democracia representativa, se va constituyendo en sana herramienta que -sin dudas- aportará al crecimiento y a la construcción de nuevas formas de poder, que crecerán de manera proporcional al deterioro de las instituciones burguesas.