La lucha de los pueblos, al igual que las corrientes de agua, siempre buscan su curso. A veces se hacen más lentas, en otras rápidas, hay remansos o corrientes, estrechas y veloces. Otros, anchos, profundos y caudalosos ríos llenos de vida y plenitud. Así transcurre la historia de la humanidad, plagada de accidentes -es cierto- pero en un constante movimiento cuya fuerza motriz es la lucha de clases.
Y por qué no, así también es la historia de nuestra clase obrera en poco más de un siglo de historia, que desde sus orígenes se caracterizó por su rebeldía, esa que hoy intentan -como sea- tratar de neutralizar. Valga releer la nota que ayer domingo publicamos en esta misma página.
Obreros con oficio, expulsados y desterrados de la vieja Europa por rebeldes, fueron llegando a nuestro país y le fueron dando a la clase obrera argentina un sello indeleble: su preciada mano de obra, la lucha y sus ansias de libertad. No debe sorprendernos -entonces- que la burguesía siempre esté tratando desvirtuar, corromper, dividir, aplacar y aplastar, cualquier intento en donde su oponente histórico muestre algún avance en organización y política independiente, de clase.
Y así estamos, insistiendo una y mil veces, recuperando fuerzas, replegándonos y de vuelta a la carga, forjando una historia que conlleva años de experiencia. Hoy, es muy extendido el descreimiento a todo lo que viene desde arriba, a lo que denominamos la institucionalidad el sistema, en donde van surgiendo incontables destacamentos de trabajadores que están en la búsqueda. Producimos hoy de forma tan colectiva que cualquier caudillismo es rechazado. La alta tecnología hacen comprender al conjunto que el producto terminado lo hacemos entre todos.
Pero no hay que subestimar el factor extorsivo al que somos sometidos los trabajadores, que busca un objetivo paralizante para profundizar la Ley de Flexibilización Laboral, que el gobierno anterior no tocó ni en una línea, y que este no puede abrochar en el Parlamento por lo que la está metiendo empresa por empresa.
Las viejas y nuevas burocracias gremiales operan como verdaderas subgerencias de las empresas. Los trabajadores perciben que ese antiguo carruaje de «organización» ya no les sirve porque esas superestructuras que se reproducen en el terreno de la burguesía nos son ajenas como clase.
Por eso, nuestro Partido está seriamente comprometido a todo lo que conlleve a un nuevo camino que tenga un contenido revolucionario, nos disponemos no sólo a apoyar lo nuevo que va surgiendo sino a impulsarlo y extenderlo.
La organización y la unidad de nuestra clase es de primordial importancia pues le dará confianza en sí misma. Nuestra preocupación central es impulsar y desarrollar formas de organización donde estén involucrados la mayor cantidad de compañeros de nuestros lugares de trabajo, herramientas nacidas a partir de la democracia directa.
Las decisiones las debe tomar el proletariado movilizado y no un órgano de miembros esclarecidos al que el resto de los trabajadores debe acompañar. Debemos lograr con este tipo de organización que cada trabajador tenga un acceso inmediato y un canal de participación directo, tanto en la decisión como en la ejecución de las medidas que se tomen. «Institucionalizar» esto en el sentido revolucionario será un pilar central en la construcción del poder de la clase obrera.
Como clase estamos en condiciones de hacerlo. Estas organizaciones serán un puente y una herramienta material necesaria para acumular, unificar y foguear a la clase.
Sin ello va a ser difícil dar pasos efectivos y duraderos. Es verdad, no existen recetas, pero hay sólidos principios que defender e impulsar para garantizar el futuro de las mismas. Nunca debemos perder de vista que las ideas y la organización revolucionaria deben estar un paso delante del conjunto de los trabajadores, mostrando el camino, dando el ejemplo en la disposición y combatividad pero nunca desprendiéndose de las aspiraciones y la real disposición al combate de las mayorías. Debemos hacer que eso peso de las mayorías vuelque, en cada momento, la lucha de clases a favor del triunfo popular.