“La policía cumple un rol fundamental pero hoy se sienten muy desprotegidos”… Como bien dicen y se ha puesto de moda, ningún político resiste un archivo. Y esta frase corresponde a la Gobernadora Vidal que -cuando asumió- llenó de loas a “La Bonaerense”, como se la conoce a la tristemente célebre policía de la provincia de Buenos Aires. Una organización mafiosa no por casualidad, más bien diríamos una creación del General Camps (asesino de la época de la dictadura) que le imprimió a la policía un carácter genocida y que todos los gobiernos democrático burgueses desde la caída de la dictadura no tocaron para nada en lo fundamental de sus estructuras: la dejaron intacta. Y si alguno fue encarcelado por crímenes de lesa humanidad tampoco es que haya que agradecérselo al poder de turno sino a la lucha del pueblo argentino. Es más: el propio ex gobernador Scioli se encargó de darle una vuelta de tuerca a la impunidad, haciendo populismo en el seno mismo de la fuerza, hechos públicos sobran para afirmarlo. Pero la historia es larga: la muerte de Cabezas, Kosteky, Santillan, Luciano Arruga…, por citar los casos más emblemáticos entre tantos otros menos difundidos. Y ahora, el crimen de San Miguel del Monte.
Tampoco es que estamos descubriendo nada con lo que afirmamos, ni que sea un secreto a voces. Está institucionalizado en nuestro pueblo lo que es la “maldita policía”, cómo opera y que -en esencia- su corrupción y criminalidad baja de arriba para abajo. Hacen el trabajo más sucio que les encomienda el poder y eso les da un espacio de “operatividad” para sus negocios colaterales, y otras disputas entre los jefes. Como todas las mafias, en el afán de disputarse los negocios “ilegales” y en esas idas y vueltas, la impunidad termina siendo la que manda de la mano de los negocios, la política y los políticos burgueses. De hecho, desde el poder nadie hace nada y tampoco lo van hacer salvo cuando la lucha del pueblo los desnuda y los va arrinconando.
En el brutal crimen de los cuatro chicos de San Miguel del Monte, si no hubiera existido la movilización del pueblo, no hubiera pasado de un hecho policial más con los medios masivos narrando una “crónica policial”.
Pero no, el pueblo saltó y forzó el encarcelamiento de los asesinos directos y va por los responsables políticos. No solamente en la propia localidad hubo importantes movilizaciones, también el viernes pasado en la Ciudad de Buenos Aires, que fue muy importante y con mucha presencia de los jóvenes.
La ministra Bullrich en un primer momento manejó con displicencia lo ocurrido, por temor a que se le venga abajo su teoría Chocobar; y al ministro Ritondo no le quedó otra que actuar, quedando demostrado que cuando el pueblo salta y demuestra su firmeza, provoca temor a la burguesía, que no encuentra justificación alguna porque es parte activa de las causas y los efectos generados. En definitiva, de lo que es este sistema putrefacto y decadente. Por eso, como siempre afirmamos: violento es el sistema.
Estos hechos llenan de indignación, y el pueblo de Montes junto al resto del pueblo argentino, no se las deja pasar.
¿Dónde está el parlamentarismo burgués? Legislando normas que atentan contra la vida del pueblo. ¿Dónde está la justicia burguesa? Dirimiendo sus internas en las disputas intermonopolistas.
Mientras tanto el pueblo, desde la democracia en la calle con la movilización, legisla, acusa, juzga y ejecuta. Tal es la fuerza que demostró la movilización en este hecho, que se constituye en un ejemplo a imitar ante tanto atropello.