El diario Ámbito Financiero del día de la fecha, titula un artículo “Por qué suben los precios de los alimentos y cómo podría beneficiar a la Argentina”.
Se sabe que la Argentina produce y exporta gran cantidad de alimentos y según la nota, existe una tendencia alcista de precios en alimentos que mide la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). A través de dicha medición se establece que el aumento es sostenido desde hace varios años y persistiría hacia el futuro. Los alimentos que mide la FAO son: cereales, oleaginosas, productos lácteos, carnes y azúcar.
Sigue el artículo: “Según un informe de BBC Mundo, el valor de los productos lácteos, por ejemplo, subió 5,2% en mayo respecto al mes anterior y 33% en comparación con diciembre de 2018, acercándose a su nivel más alto en cinco años.
Las carnes también han aumentado su precio un 6,3% desde enero, principalmente por los efectos que está provocando la propagación de la peste porcina africana en Asia.
Dado que más de un millón de cerdos han sido sacrificados por la enfermedad en China, el precio de la carne porcina en ese país aumentó 18,2% en mayo, en comparación con el mismo mes del año anterior, relevó en base a los datos divulgados por Ministerio de Agricultura del gigante asiático”.
Por último, el artículo concluye: “Esta combinación de factores impactan de forma positiva en la economía argentina. De hecho, importadores chinos se apresuraron a cerrar negocios de carne vacuna desde nuestro país.
Otro dato favorable para la producción nacional es que el valor de los cereales también subió en mayo (1,4%), principalmente debido a un aumento en las cotizaciones de maíz, señaló la FAO, ya que se estima que habrá una baja en la producción de maíz en EEUU, cuyas zonas de cultivo están afectadas por inundaciones”.
Debemos confesar a nuestros amigos lectores que a veces es difícil contener un espontáneo exabrupto de bronca e indignación frente a tamaños escritos. Sobre todo, por la subestimación del autor de la nota, la orientación editorial del Diario, y el carácter manifiesto de clase parásita cuyo interés representan todos ellos.
Para ellos, la Argentina es la burguesía monopolista productora de alimentos, exclusivamente. ¿Quién otro se beneficiaría con el aumento de los alimentos? Por el contrario, las grandes masas de asalariados y pueblo laborioso que vive de su esfuerzo personal, se ve claramente perjudicada por dicho aumento, pues exportarlos hace que estos se aprecien a valor dólar y se priorice la producción para la exportación, sometiendo los precios a dicho negocio en desmedro del mercado interno.
¿O acaso no han aumentado en nuestro país los lácteos, la carne, el pan, los aceites, etc.?
Los precios de los alimentos en el mundo aumentan porque, 1- Contrariamente a lo que pasa en la producción de otros bienes, el monopolio de la tierra hace que el producto agropecuario se establezca con base en la producción menos eficiente, lo cual determina que los precios relativos de países favorecidos por buena tierra sean más altos. 2- La producción de biocombustibles ha destinado alimentos a consumirse como insumos, generándose una demanda de alimentos para ser quemados lo cual encarece su precio. 3- La producción de alimentos mundiales está altamente monopolizada en escasas manos lo cual fomenta la especulación despiadada influyendo en el inflado de precios. 4- Muchos de los alimentos se han convertido en commodities, lo cual favorece otra vuelta de tuerca en la especulación. 5- Los países más desarrollados obligan a los subdesarrollados o emergentes (como los economistas llaman a los nuestros) a la eliminación de aranceles en virtud del libre comercio, mientras que ellos sostienen la producción de alimentos subsidiadas, empobreciendo a la producción de los países periféricos que se ven siempre corriendo detrás de la zanahoria.
Y así podríamos agregar otros ítems como factores climáticos, plagas, cambio climático por la explotación intensiva e irracional de las tierras, etc.
El precio creciente de los alimentos no sólo afecta negativamente a los trabajadores y pueblo de nuestro país, quienes ven cada vez más lejano el alcance de la denominada canasta de productos básicos y elementales para la vida, sino también a las grandes masas mil millonarias de los pueblos del mundo.
La violencia a la que estamos sujetos con esta manipulación de precios no termina allí, sino que se extiende a través de estos escritos provocadores gestados por los cerebros burgueses y antihumanos por naturaleza de estos escribas.