La lucha docente autoconvocada de Salta trasciende la provincia para transformarse en un hecho político de carácter nacional. Semanas días y horas en donde la lucha por la dignidad adquiere una fuerza incontenible.
Miles y miles de docentes, centenares de escuelas transformadas en puntos de encuentro para debatir algo más que ciertas y fundamentales reivindicaciones económicas.
La politización del conflicto es muy distinta al “partidismo” electoral que quiere imponer la clase dominante. A pocas semanas de las PASO, una vez más, la robustez del movimiento docente en la provincia impone el temario de la sociedad salteña. Debatir para conquistar dignidad, movilizados y ejerciendo la experiencia ya adquirida de la asamblea directa por sobre toda la institucionalidad impuesta por el poder.
Nacionalmente, el gobierno y la oposición necesitan llegar a octubre con gobernabilidad. Para ello han jugado fuerte para desmovilizar la “bronca” que viene por abajo. Pero la vida es más fuerte que cualquier capricho que quiera frenar la lucha de clases. Los días de Salta, los días de este pueblo, le están jugando una mala pasada al “pacto electoral desmovilizador” y le advierten -con estos hechos- que el futuro les será condicionado por éstas prácticas de lucha y de democracia directa aplicada.
Además del gobierno nacional y del gobierno provincial, la burocracia sindical de los docentes salteños ha tenido que “levantar su voz”, se suben al tren de la determinación de la conquista masiva en el último y maltrecho vagón.
Lo hecho hasta aquí hecho está. La agenda electoral en Salta ha tenido que dar paso a la agenda autoconvocada docente, y es hora de seguir calentando los corazones, a la vez que agudizar en el terreno político las tareas inmediatas.
Entendemos que la autoconvocatoria ya tiene un grado de organización de cierta estabilidad y dinámica. No hay una autoconvocatoria de carácter espontáneo y en ello va una parte importante del factor político logrado. Pero es justamente en ese punto en donde hay que prestar la suficiente atención para que lo alcanzado hasta este momento se vaya consolidando durante la actual situación de conflicto, a la vez de fortalecer “el futuro inmediato” con más organización. Son las embrionarias organizaciones políticas de poder popular y ello debe concientizarse en esa dirección, no subestimar este aspecto ya logrado.
Este conflicto es político y es nacional, no deja gobernar como quisieran gobernar a los de arriba y mantiene en alto la bandera política de la dignidad que -por sobre todas las cosas- va por los derechos políticos ya adquiridos y entusiasma a ir por más.
La dinámica que adquiere el movimiento docente salteño está acompañada por innumerables movimientos que se están sucediendo a nivel nacional. En esta provincia ya se expresó, es una avanzada política que abre caminos y es desde esa mirada que nos exige mirar estos acontecimientos como una preparación para antes de octubre y para después de octubre. Hay que ir asimilando que hechos de esta magnitud golpean al corazón político del poder, sea del color partidario que sea.