Una nutrida movilización se realizó ayer en la localidad de Moreno, Provincia de Bs. As. Más de una decena de cuadras colmadas por docentes, alumnos, padres y vecinos, marcharon con sus propias organizaciones en torno a las escuelas de sus barriadas, desde el Barrio Las Catonas hasta el Consejo Escolar, al grito de ¡JUSTICIA POR SANDRA Y RUBEN!
Esta consigna conjuga el primer aniversario de la muerte de los dos trabajadores, producto de la acción del Estado de los monopolios, puesta de manifiesto desde todas las instituciones de gobierno a su servicio (nacional, provincial y municipal) e independientemente del color político de sus funcionarios, con el resumen de las condiciones en las cuales se encuentran las escuelas y la situación de la educación en la Provincia de Buenos Aires y en la zona de Moreno en particular. Y que, lejos de haber mejorado, se mantiene en el caldo de desidia y desinterés que exuda toda la superestructurapolítica de nuestro país.
Esta movilización es el corolario de las vacaciones de invierno en Moreno. Es expresión de un estado de animo de resistencia e impaciencia, al mismo tiempo que madura en el seno de las barriadas.
Frente a un escenario electoral que augura más de lo viejo, ensalzado con los intereses del capital monopolista y con sus políticas, que no propone nada nuevo.
Frente a todo ello, la impaciencia se hace evidente y aun a pesar que no se expresa todavía con la crudeza de una lucha franca y abierta, va carcomiendo la paz social impuesta desde los ministerios, los municipios, desde los candidatos, para contener y encausar dentro de los marcos institucionales las demandas de justicia de los trabajadores y el pueblo para que nada cambie.
Así lo intentaron el año pasado con el Comité de Crisis. Sin embargo, cuando las bases y la comunidad educativa se movilizaron en los meses de setiembre, octubre y noviembre del 2018, y con la impronta independiente y orgánica propia, en el seno de las barriadas y en torno a las escuelas, avanzaron en el ejercicio asambleario y la democracia directa, y esos marcos institucionales fueron quebrados.
La movilización política de todo el pueblo de Moreno, asentada en estas expresiones embrionarias de poder local -que es en los que se transformaron los Comités de crisis-, sentaron un precedente de organización independiente y fueron las que destaparon el escenario de decidía en torno a la educación y frente al oscurantismo y despotismo de las políticas de Estado. No solo en esa región sino en la provincia de Buenos Aires.
Buena parte de la obra realizada con posterioridad en las escuelas de Moreno -para tratar de atemperar la situación, aunque mas no sea, reparaciones en pocas escuelas y lavada de cara en otras, son producto de la movilización y organización política de las bases.
La burguesía, que a regañadientes tuvo que acceder a esas reparaciones y a revisiones de presupuestos aun a costa del costo político que ello implica para sus planes, se vio perjudicada frente a un pueblo movilizado que desnudaba en pleno conurbano todo sus enjuagues y mentiras. Hoy en pleno conflicto y enfrentamiento, y haciendo aún más siniestro el oscurantismo de los medios, los docentes salteños y la comunidad educativa hacen pasar a la burguesía por trances igual o más agudos que en Moreno, poniendo también en el escenario, la hipocresía del capital monopolista de la mano de Urtubey.
El Estado es de los monopolios, es el Estado de la burguesía monopolista, la clase dominante tan parasitaria ruin y criminal como nunca conoció una sociedad de clases a lo largo de la historia. Esa burguesía, este Estado, estos gobiernos a su servicio, a lo sumo están dispuestos a conceder esas mínimas reparaciones y esas mínimas lavadas de cara y nada más. Sus políticas se basan en el saqueo y la superexplotación y solo retrocederán cuando la masividad política asentada en la organización de las bases obreras y populares, confronten abiertamente su poder de dominación para imponer como fuerza mayoritaria el suyo, desde las fábricas y las barriadas.
La construcción de las herramientas propias e independientes de la tutela de las instituciones del Estado, la conformación de expresiones genuinas de poder local y la búsqueda de transformación de las oprobiosas condiciones de vida, están atravesadas por la necesidad de la lucha por el poder. Es decir, por la lucha revolucionaria.
El camino de los Comités de crisis en las barriadas y en las zonas de Moreno -luego del trazado por las importantes experiencias realizadas- no puede ser otro que redoblar la apuesta, desarrollándose a partir del profundo sentido de justicia y dignidad de clase que anida en el seno de las bases y del íntimo e inexorable vínculo que tiene con la política revolucionaria y la acción que de ellas se derivan.
Esto implica desde ya las iniciativas, el momento, el lugar y los planes para avanzar en el enfrentamiento. Ello glorifica más que ninguna otra, el sentido de la consigna Justicia por Sandra y Rubén. Tal es la construcción que debe desplegarse sin pérdida de tiempo, porque ella es la que realmente importa para transformar la realidad, para dejar de ser víctimas de las políticas de la burguesía y para pasar a ser jueces y verdugos de este putrefacto sistema social.