El domingo nuestro pueblo golpeó con lo que tenía a mano, en una coyuntura donde la burguesía había logrado instalar que había que “esperar a octubre” para cambiar el rumbo de la economía. El golpe que recibió el gobierno de la burguesía se tradujo en un aceleramiento de la devaluación que los grandes grupos económicos ya tenían prevista. Es mentira que el traspaso a los precios sea un fenómeno inevitable, como pretenden presentarlo los economistas y analistas de la burguesía. Se trata lisa y llanamente de una medida de la clase dominante para incrementar sus súper ganancias, en un clima nacional e internacional de alta volatilidad especulativa.
Esto quiere decir que la devaluación no es un fenómeno “extraño”, sino que está generado adrede por los grupos económicos más concentrados. Por lo tanto, se trata de un fenómeno que solo puede ser frenado por la movilización de la clase obrera y el pueblo: la crisis económica no es numerológica, econométrica o monetaria, es esencialmente política y como tal es la lucha de clases la única garantía de para frenar la escalada y hacerlos retroceder.
Los grandes monopolios tienen esto bien en claro, por eso envían a sus diferentes interlocutores –gobierno y oposición- a defender a capa y espada la gobernabilidad. Pero:¿qué es la tan mentada gobernabilidad? Es la libertad para ejercer la dominación y ejecutar libremente sus políticas de ajuste a nuestro salario y condiciones de vida. Al intentar frenar la movilización del pueblo, lo que salen a defender estos personajes no es tan solo la imagen del FMI ni mucho menos la legalidad constitucionalista –que cuando tienen que aprobar reformas laborales y previsionales se olvidan por completo de la constitución y las leyes- sino la estabilidad política para poder avanzar en la precarización del pueblo trabajador.
La actual situación de debilidad política en la que se encuentra el gobierno es percibida en todos los rincones de nuestro pueblo, lo que genera un cambio en el estado de ánimo de vastos sectores que no están dispuestos a devaluar sus ingresos.
Debemos golpear al gobierno y a los grandes monopolios desde cada centro de trabajo, y desde cada fábrica. Golpear reclamando inmediatamente aumento salarial y congelamiento de precios y tarifas.
Desarrollando la movilización desde cada fábrica y centro laboral, desde cada barrio o localidad, no sólo vamos a golpear mejor al gran capital, sino que además daremos un enorme paso en la conquista de las libertades políticas y la reconquista de dichas libertades allí donde el poder ha avanzado estos últimos años.
La movilización desde lo local, hoy, debe colocarse en el centro de la escena política. Todo proceso de movilización es un paso hacia adelante en esta coyuntura.
Desde el PRT llamamos a prestar particular esfuerzo y atención en avanzar desde el poder local donde, particularmente el proletariado industrial, está llamado a cumplir un papel determinante para que el proceso abierto confluya en un salto en calidad en la lucha de clases.
Por este motivo planteamos organizarnos desde cada fábrica, cada centro laboral, cada barrio para arrancarle a la burguesía:
– Aumento salarial universal ya.
– Congelamiento de precios y tarifas.
– Cese inmediato de despidos.
– Aumento a jubilados y pensionados.
Ni un paso atrás en nuestros derechos.
Basta de explotación, basta de flexibilización, basta de hambre, basta de miseria.
NUESTRA DIGNIDAD NO ESPERA A OCTUBRE