Las contradicciones políticas a las que se ve sometida la burguesía en el poder producto de la lucha de intereses con los trabajadores y el pueblo, son de una dimensión gigante y cada vez más enormes.
A través del funcionamiento del Estado y sus instituciones se ha generado un nivel de centralización institucional que actúa como una pinza sobre todos los estamentos desde lo nacional hacia lo provincial y comunal. A tal punto que las comunas, municipios y provincias tienen que alinearse sí o sí con todas las decisiones tomadas desde el Estado nacional, obligados por la ley del capital, es decir, “cumplís con mis dictados o te cierro el grifo de los recursos económicos”.
Esta situación que pareciera ser ideal para el cumplimiento y disciplinamiento de toda la sociedad a los mandatos del poder central, por el contrario, en el sistema capitalista, provoca mayores contradicciones y situaciones de conflictos profundos cuando la lucha de los trabajadores y oprimidos arrecia.
Es lo que ocurre en este momento preciso con el Estado nacional y los estados provinciales.
El punto más álgido, sobresale en Chubut, provincia en donde todos los trabajadores estatales están en conflicto con la provincia que no sólo adeuda salarios, sino que, además, no cumple con las pautas salariales “acordadas” en paritarias.
En estos momentos, los docentes quienes fueron punta de lanza en este conflicto con todo el arco de trabajadores estatales están cortando las rutas 3 y 26, llamadas rutas del petróleo, lo cual causa una paralización generalizada en varios puntos claves de la producción de energía. Por su parte, el gobernador de la provincia, junto a otros doce mandatarios, hizo una presentación judicial contra los decretos del gobierno nacional que bajan el I.V.A. y la elevación de la base imponible para el impuesto a las ganancias.
Al mejor estilo burgués, buscando cortar el hilo por lo más delgado, los gobernadores intentan “solucionar” los conflictos oponiéndose a medidas populistas del gobierno nacional que, en teoría, van a favor de los bolsillos del pueblo. Decimos en teoría, porque nada de esos recursos, aunque se ejecuten dichas medidas, engordarán las alcancías de las familias. Sabemos y sufrimos en nuestro propio cuero como pueblo, que lo que no se arranca con la lucha no se obtiene por la ley burguesa.
La encerrona a la cual obliga esta lucha, prácticamente no tiene antecedentes. Trece gobernadores haciendo presentaciones judiciales contra el Estado nacional, sumamente debilitado en su gobierno que ya no tiene ninguna fuerza política y, contradictoriamente, es sostenido institucionalmente por las fuerzas políticas a las que adscriben esos mismos gobernadores. Una fotografía tragicómica de la descomposición política de la clase dominante.
Mientras tanto, los docentes que, como los chubutenses han estado en conflicto con importantes luchas como los salteños, los chaqueños y otros, apuntan a la extensión y nacionalización del conflicto llamando a la movilización nacional de todos los trabajadores de la educación.
La nota sobresaliente es que, en Chubut, los petroleros ya se han movilizado en solidaridad con los estatales. Contraria a la lógica burguesa de “apretar hacia abajo cuando me aprietan desde arriba”, las bases de trabajadores y obreros, abrazan la solidaridad de clase, contraria a la misma lógica burguesa que intentan aplicar sistemáticamente los sindicatos empresarios al servicio de los monopolios en su esfuerzo por dividir y meter pullas entre el pueblo.
No es inocente el rumor de que el FMI y sectores de la misma burguesía estén hablando del adelantamiento de las elecciones.
La contienda entre el gobierno de los monopolios contra el proletariado y el pueblo, transita momentos de suma tensión que espesan el ambiente que, como dice el dicho popular, se corta con tijera. El cóctel en el que se mezclan distintos ingredientes de la lucha de clases requiere, más que nunca, del trabajo revolucionario en las bases, única garantía de que los caminos de este enfrentamiento, se orienten hacia una solución definitiva para el pueblo.