En el marco de resistencia de la clase obrera y los trabajadores, el doble poder y el poder popular son el norte estratégico de las luchas, y de lo que se trata es de emparentarlas decididamente con las experiencias de ese cuño que se despliegan a lo largo y ancho del país.
Explosiones populares contra el ajuste, como el fuera Macri para condicionar el próximo gobierno, seguramente sumarían a la gran batalla por el poder, hay mucha bronca, injusticia y dolor.
Pero nuestro Partido propone una acumulación de fuerzas castigando en el terreno del abajo a todas las políticas del poder. El próximo gobierno intentará aislar todas estas políticas que llamen a las conquistas económicas y políticas, y para ello, cuenta con el poder del Estado para denostar y perseguir a quienes elijan el camino de la independencia del Estado monopolista.
La respuesta histórica de nuestra clase obrera y el pueblo ha sido golpear con robustez de fuerzas, entendiendo por ello que toda lucha por conquistas -del carácter que sea- debe contar con la masividad y la autoconvocatoria en su diversidad de expresiones.
¡Escoba nueva barre bien!… pero a diferencia de otras etapas de nuestra historia, el nuevo gobierno y no importa cual, no trae consigo expectativas en el pueblo. Mucho menos el “pan bajo el brazo”.
La táctica para enfrentar este período histórico es golpear por abajo, organizar cada vez con más rigor la lucha autoconvocada, ejercer la democracia directa, debilitar las fuerzas del próximo gobierno y provocar su rápido aislamiento para elevar nuevamente el grado de enfrentamiento al sistema.
Es en este camino de pensamiento en donde las organizaciones políticas que están derivando de las experiencias de lucha deben fortalecer un torrente revolucionario, que apunte la acumulación lograda hacia la lucha política por el poder. Este es el gran desafío de la época y es el gran debate que estamos proponiendo en lo más profundo de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo.
Reivindicamos los procesos de los docentes de Salta, de los docentes y estatales de Chubut, de los docentes del Chaco; es por allí que la búsqueda de una salida política como alternativa al sistema se irá amasando, y es en esa misma complejidad que nos depara todo lo nuevo por venir. No es menor el estado deliberativo que recorre el mundo de la clase obrera industrial.
Del cansancio, el dolor y la bronca, es de dónde aparecen los destellos de nuevas avanzadas que están en la búsqueda de una alternativa a todo lo que ofrece un sistema podrido por donde se lo mire.
Comienza la clase obrera a sentirse como clase en la medida que también los revolucionarios desplegamos los planes para ayudar en ese camino, en donde la clase dominante nos supo golpear.
Hay una experiencia a seguir, que no ha comenzado con la disputa electoral en octubre y que ni remotamente terminará allí. Es más, a pesar de las pocas semanas que restan para el acto electoral seguimos pensando que octubre está lejos.
El contexto internacional es de extrema precariedad en lo político y económico. Nuestro país no es el ombligo del mundo y si no. pregúntenle a Macri en su viaje por EEUU por el ninguneo vergonzante que sufrió.
En el abajo de nuestro pueblo, decenas de miles y miles de familias viven con la soga al cuello.
El despido, las pésimas condiciones de trabajo, el deterioro social, la inflación, el costo de la comida y medicamentos, son aprietes de todos los días, es la lucha por sobrevivir que acumula odio.
Un octubre lejano y un diciembre de asunción de nuevas o viejas autoridades que expresan en política una debilidad de magnitud insospechada.
Señores del poder: “los pactos sociales”, “los contratos sociales” que están proponiendo lo firmarán entre ustedes como lo han hecho con el “bono” de $5.000, en cuotas de $1.000 por mes, como cerraron con empleados de Comercio. Un pacto social como este “bono” que terminamos pagando los trabajadores.
Se sentarán en una misma mesa políticos, empresarios y empresarios sindicales, y como buenos delincuentes que son, intentarán ponerse de acuerdo para exprimir más a nuestra clase obrera y a nuestro pueblo. Cada uno sacará su carpeta para implementar la reforma laboral, la reforma fiscal y la reforma jubilatoria.
Pacto social, que firmado o no, nace muerto porque a pesar que nos siguen expoliando no han logrado convencer a las grandes mayorías explotadas y oprimidas que ese camino de ajuste que propone el sistema es el que “salvará al pueblo”.
Insistimos, hay que seguir en “la brecha” de golpearlos por abajo, a veces como se pueda a veces elevando la calidad del golpe, no aislarse de la masividad y de la robustez que anida en el abajo y fortalecer la organización política en cada una de las avanzadas.
Provocar el aislamiento de las próximas autoridades con el trabajo político en las raíces de la sociedad. Acumulación de fuerzas para cambiar la correlación de las mismas hacia la lucha por el poder.