La clave de los salarios de cualquier trabajador, es el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), el cual no sólo es el promedio de la masa salarial de nuestro país, sino también la plataforma sobre la cual se erige toda la política salarial, previsional y de “gastos” patronales sobre aportes y contribuciones, seguros, etc.
Silenciosamente, con la necesaria complicidad del gremialismo empresarial, desde hace más de cuatro décadas, todas las políticas de los diferentes gobiernos, militares o “democráticos” se han ocupado puntualmente de ir bajando el nivel del SMVM porque con ello bajaron y bajan todos los salarios.
Producto de masivas y heroicas luchas de la clase obrera y demás sectores asalariados y populares que acompañaron las mismas, entre los años 1973 y 1974, se había logrado que el SMVM fuera igual a la canasta familiar, poniendo en concordancia al mismo con el postulado del Art. 14 bis de la Constitución Nacional. El rodrigazo y luego la violenta y criminal dictadura militar del 1976, bajaron de un plumazo el nivel del SMVM por debajo de la canasta familiar.
El recorte era una necesidad imperiosa de la burguesía monopolista, a fin de recomponer su tasa de ganancia media que había sido reducida justamente por las conquistas logradas. Sobre estas últimas que fortalecieron, como nunca antes, al proletariado y capas populares, se había llegado a cuestionar el poder de la propia burguesía lo cual era inadmisible y había que proceder a cortar de cuajo semejante afrenta para el poder monopolista.
El capital financiero al mando de la dictadura militar, debió ahogar en sangre las luchas logradas por el proletariado y su vanguardia revolucionaria que se erigían como un paredón imposible de traspasar para lograr tal objetivo.
A partir de allí, el SMVM, por arte de todos los gobiernos que se sucedieron en la era “democrática” fue trasladado al rincón del olvido, ocultándolo deliberadamente de la vista de las grandes masas laboriosas, detrás de discusiones “paritarias”, convenios laborales truchos (es decir, sobre bases inferiores al piso del SMVM, reformas laborales, etc.) siendo motivo de constantes bajas relativas en comparación con los precios de las mercaderías, sobre todo, con el aumento sucesivo, acelerado e imparable de los productos de la canasta familiar.
El instrumento que sirvió para ese fin fue el Consejo del Salario creado para tal efecto, y compuesto por las tres patas de la expresión burguesa: empresariado monopolista, gobierno y empresariado sindical.
Bajando el SMVM es que se fue disminuyendo el nivel del piso sobre el cual se discutirían todos los ingresos de los trabajadores de cualquier rama y los porcentajes de jubilaciones y pensiones, así como los seguros de accidentes del trabajo, seguro de vida obligatorio, aportes patronales, etc.
Los porcentajes de las paritarias actuales están regidos sobre las bases del actual SMVM que, en octubre del presente año, apenas alcanza a la suma de $ 16.875,00, lo cual representa la tercera parte del costo de la canasta familiar que asciende a la suma de $ 45.000,00. Así y todo, hay enorme cantidad de trabajadores que ganan menos que el magro SMVM actual.
La trampa de las paritarias actuales radica en que, aunque se logren alícuotas altas en las mismas, sobre una base pequeña, los ingresos de los trabajadores no satisfacen las necesidades mínimas de sostener y reproducir sus vidas impuestas por el desarrollo alcanzado en la sociedad argentina. En pocas palabras para expresar mejor nuestra idea diremos que el 50% de $ 0, es $ 0.
Es tal el ocultamiento ideado por la burguesía, sus gobiernos de turno y el empresariado gremial que, en las estadísticas y difusión de noticias en los medios masivos, ya no se refieren a la canasta familiar, ahora fue cambiada por la “canasta básica alimentaria” que no contempla, tal como lo describe el Art. 14 bis de la Constitución vigente: “retribución justa, descanso y vacaciones pagados, SMVM, participación en las ganancias de las empresas con control de la producción y otros beneficios”.
La burguesía no sólo barrió todo lo dispuesto por el Art. 14 bis de la Constitución, a pesar de que siempre se llenan la boca del respeto a la Constitución y a las leyes, sino también el concepto de canasta familiar reduciéndolo al concepto tramposo de “canasta básica alimentaria”, como si el trabajador sólo necesitara mal alimentarse para poder vivir.
Esto significa una vuelta más de tuerca para los ingresos de los proletarios que somos la mayoría de toda la sociedad compuesta por una fuerza de trabajo de 20.000.000 de habitantes entre mujeres y hombres, más sus respectivas familias, lo que hace un promedio de más de 40.000.000 (si tomamos como promedio una familia tipo de 4 personas) sobre un total poblacional de 45.000.000 millones de habitantes.
Por eso, la lucha por el aumento del SMVM al nivel de la canasta familiar es fundamental para toda la clase obrera y trabajadores en general. Al día de hoy, significaría un salario base para cualquier actividad de $ 45.000, lo cual no sólo elevaría los ingresos de los trabajadores sino también de los jubilados y pensionados. Sobre esa base de SMVM, las discusiones de paritarias y convenios de cualquier rama, serían otra cosa totalmente distinta a la actualidad. Los aceiteros, por ejemplo, con luchas, han logrado que el piso de su convenio sea, precisamente, el valor actual de la canasta familiar o sea el SMVM.
Tenemos que desenmascarar el papel nefasto que juega al respecto el sindicalismo empresarial y todos los gobiernos de turno, haciendo la vista gorda sobre el verdadero motor que pone en movimiento las remuneraciones y conquistas sociales de todos los trabajadores.
Se trata de una lucha política que involucra a toda la clase obrera, trabajadores en general y pueblo laborioso, e involucra también a los jubilados y pensionados, porque el cálculo de jubilaciones mínimas y pensiones se hace sobre la base del SMVM.
Por consecuencia, la misma debe ser encarada contra la burguesía, contra las políticas de los gobiernos de turno que van por más flexibilización laboral, reforma impositiva y reforma previsional.
Constituye un punto de unidad crucial para las amplias mayorías y es no sólo posible lograrlo con la lucha decidida desde las bases unificando en un solo haz a todos los trabajadores cualesquiera sean sus ramas, sino que es sumamente necesaria para establecer las mínimas condiciones de vida sobre las cuales debemos existir en esta sociedad hasta lograr la definitiva liberación de la explotación burguesa.
Debemos concebir semejante lucha con una unidad que trascienda toda limitación impuesta por las diferencias de oficios y ramas. No es una lucha gremial sino una lucha de clases entre la burguesía monopolista, sus gobiernos de turno y el empresariado gremial, por un lado, y los trabajadores y pueblo laborioso por otro.