Hace aproximadamente 35 días los trabajadores municipales de Moreno acordaron con la intendencia de W. Festa un aumento salarial de 15% en dos tramos. Al día de hoy la lucha -entre los días previos a ese acuerdo y los días posteriores-lleva más de dos meses y tiene movilizados a más de 6.000 trabajadores. Según los propios dirigentes “es un aumento miserable”. Sin embargo, a pesar de ello y de estar firmado, la negativa a pagarlo se ha convertido en la política de Estado, no solo del gobierno municipal sino del provincial. Por consecuencia, lejos de concluir, la conflictividad se ha agravado notablemente agudizando la crisis política y las internas municipales en las últimas semanas, y ha diluido en una crisis política, el cogobierno y la transición que a duras penas intentan sostener sin sobresaltos la intendenta electa y el intendente saliente, ambos del mismo partido de los FF.
Con el argumento que las medidas de fuerza -como paros y piquetes- que vienen ejercitando los trabajadores es una catástrofe que impide al municipio poder recaudar el dinero para pagar los aumentos, la intendencia declara que “es nuestro deber comunicar que el daño ocasionado en la recaudación genera una imposibilidad para cumplir con las obligaciones mensuales. Lo mencionado fue advertido en todas las reuniones paritarias, pero es evidente la clara intención de dañar la economía municipal y familiar de los trabajadores”.
De todo el arsenal de argumentos pacatos y carentes de seriedad que ensayan los políticos burgueses este es novedoso. Es una verdadera falacia tan propia de miopes que subestiman a los trabajadores, no solo porque todos saben que la plata está sino porque los entes recaudadores de impuestos municipales no son los trabajadores sino, los sistemas de transferencias electrónicos que utilizan las empresas y en la mas de 50 bocas de cobro en bancos y entidades, además de otras alternativas que echan por tierra que por culpa de los trabajadores no se recaude.
“Los trabajadores no somos tontos” responden. En el término de estos últimos meses los retrasos en los pagos de salarios fueron una constante. Es decir que no solo se ningunea la paritaria sino también el pago mismo de salarios.
Por lo tanto, la conflictividad de los trabajadores no es únicamente a causa de la negativa a dar los aumentos acordados. Por el contrario, es el resultado de una política de despojo y chatura salarial cuyo eufemismo archiconocido por todos es el ajuste.
Por otra parte, la intendencia argumenta que el promedio salarial de los trabajadores municipales es de 29.700 pesos y que la suma representada por este acuerdo paritario sobrepasa los recursos municipales. Sin embargo, los propios trabajadores exponen que eso está lejos de ser verdad porque afirman “que hay una importante cantidad de trabajadores que no superan los 14.000 de salario”. Los aumentos representan menos guita de la que dicen sus números. Habría que preguntarle a Festa y demás payasos ¿quién daña a quién en la economía familiar?
El hartazgo frente a todos estos incumplimientos y además las promesas de pago que se iban estirando en el tiempo precipitaron el estado asambleario permanente, las movilizaciones, los acampes y piquetes cada vez más concurridos que por estos días sacuden la llamada transición y una paz social que no existe y que se esfuma por la crisis en Moreno.
Aunque se haya anunciado que a partir del 12 de noviembre comenzarán a pagarse los salarios, no es claro si lo harán y menos aún con el miserable aumento acordado. Porque acostumbrados a las falsas promesas de los gobernantes de turno, los trabajadores no confían en estas instituciones llamadas representativas ni en sus ocupantes sean del color que sean. Por ello mañana está convocada otra movilización en el marco de otro paro de trabajadores.
En este escenario los trabajadores solo confían en su propia fuerza y en sus organizaciones de base y asamblearias. Confían en lo que tienen que confiar. En sus propias iniciativas y propuestas.
El 11/11 paro y permanencia en el municipio. Los trabajadores exigimos que se pague el aumento salarial firmado en paritaria. Si no hay pan para el pueblo, no habrá paz para el gobierno.