«Todo lo que sube tiene que bajar» dice el dicho popular. Con la expectativa montada en función del mal llamado “aumento solidario” y tal como se desintegra un meteorito en su caída, la expectativa se vino abajo y su masa y su aparente consistencia junto con ella.
Aunque los medios difundan que es un decreto presidencial para mostrar su aparente humanidad (dejando fuera a empresarios y dirigencias Cegetistas a su servicio) el tan mentado aumento de salarios que el gobierno de Fernández /empresarios / CGT acordaron dejó de ser una expectativa flotando en el aire y bajó a la tierra del ajuste y la chatura salarial.
Resumidamente es la ley de la gravedad y la propia atmósfera trasladada a la economía política de los monopolios- O sea, la caída y la fricción actuando cínicamente juntos de la mano del ajuste. De los iniciales y escasos $ 9.000 se pasó a 4.000 pesitos miserables en dos cuotas, que se reducirán a $ 3.320 por los descuentos. Lo que representa apenas un 8% de aumento o menos.
Sin embargo, el cinismo y la hipocresía tan propias de toda esta casta de funcionarios al servicio de los monopolios, no tienen empacho en afirmar -con sus falsas pretensiones de honestidad- que con este “aumento solidario” cerca 1,3 millones de trabajadores recuperan el poder adquisitivo perdido por el impacto de la inflación durante 2019. A decir verdad, el poder de compra de un salario de $22.000 se mueve demasiado poco con este aumentito y menos aún aumentan salarios más bajos. Y para los más altos es una minucia.
¿Acaso no hubo una brutal devaluación seguido de un ajuste previsional, además del proceso inflacionario que lejos de cesar se incrementa de la mano de este gobierno “nacional y popular” que se implementó en la misma semana de haber asumido?
¿Acaso no hubo una andanada de medidas económicas que reforzaron las ganancias monopolistas que fueron desde decretos de bajas impositivas, aumento de subsidios, ventajas cambiarias a dólares, más nuevas reglas de juego en el mercado de capitales, etc.?
¿Acaso todas estas “medidas solidarias” no profundizaron el ataque a los salarios reforzando las pérdidas del poder de compra implementadas con el macrismo? ¿Acaso estas migajas ya no están desintegradas por todas estas políticas «solidaria» en función de los monopolios?
Lo que ganan unos es producto de los que otros perdemos. En este caso, los millones de seres de nuestro pueblo.
Los mecanismos por los cuales llevan adelante están sobradamente expresados en cada medida económica y política que toman, independientemente de cómo las disfracen y las expongan –con más o menos crudeza y verborragia-. Es imposible disimular que las pérdidas del poder de compra de los salarios, aunque sean brutalmente escondidas por los economistas interesados del poder y de los gremios que les hacen el juego, dejen de ser escandalosas. Millones de trabajadores lo sabemos y también nuestro pueblo que sufre en carne propia estas condiciones. La esencia de la política de los monopolios y los gobiernos a su servicio ahora de la mano de A. Fernández, es la chatura salarial y el ajuste. Las migajas no disimulan la opresión, sólo la confirman.
De hecho los 4000 pesos que no son tales, no solo es un número miserable sino, sobre todo, es un claro mensaje político que está sustentado en que la clase obrera y el pueblo deben hacer el esfuerzo y el sacrificio. Por ello está encausado en limitar las demandas salariales en paritarias, al utilizar esta limosna como parte negociable de los futuros aumentos. Pero al mismo tiempo intenta condicionar abiertamente la lucha por futuros aumentos salariales desde diversas expresiones de la clase obrera, al establecer el mecanismo de los decretos presidenciales como arma para desestimar según ellos aumentos desmedidos.
“Queremos que las paritarias funcionen” nos dice A. Fernández. “Estamos tratando de garantizar un aumento mínimo con el fin de lo que los empresarios no vuelvan a abusarse de los que trabajan. Pero también hay que pedir a los que trabajan que tengan en cuenta la situación. No hagamos pedidos desmedidos, todo repercute sobre la economía».
Por obra y gracia de estas “limosnas solidarias” los trabajadores no van a ser más abusados por los empresarios nos dice Fernández… ¡Qué gran noticia! De ahora en mas no habrá abusos empresarios y los 4000 pesitos, o los llamados aumentos mínimos, ayudarán a la economía y no serán desmedidos, como los salarios dignos a que aspiramos los obreros…
Este es un gobierno de los monopolios, pero apostar a la conciliación de clases a partir de esto es muy burdo. Sobre todo después de poner sobre el escenario un ajuste que, de la mano de dirigencias sindicales, impacta negativamente en las condiciones de vida azuzando el hartazgo de millones de trabajadores y el pueblo.
La necesidad de avanzar en la organización independiente en el seno de las fábricas, y desde la acción política permanente ir unificando fuerzas trabajadoras con otras empresas y con el pueblo, es una cuestión impostergable. La burguesía monopolista y su gobierno ya han retrocedido. La movilización del pueblo mendocino junto a los trabajadores lo han hecho, es hora de construir las organizaciones de base capaces de unificar los golpes contra este poder que oprime y pretende seguir su fiesta a costa de migajas.
La clase obrera es la clase fecunda y creadora, la clase obrera es la que produce cuanta riqueza material existe en un país. Y mientras el poder no esté en sus manos, mientras la clase obrera permita que el poder esté en manos de los patronos que la explotan, en manos de los especuladores, en manos de los terratenientes, en manos de los monopolios, en manos de los intereses extranjeros o nacionales, mientras las armas estén en manos al servicio de esos intereses y no en sus propias manos, la clase obrera estará obligada a una existencia miserable por muchas que sean las migajas que les lancen esos intereses desde la mesa del festín.(Fidel Castro)