Desde hace algunos años se impuso una frase popular que sintetiza expresiones hipócritas en varios aspectos de la vida cotidiana: “los vende humo”. Para los amantes del fútbol, caracterizada por Caruso Lombardi, quien se ganó todos los porotos en programas de chimentos que pululan por allí.
Pero si en algún lado hay vendedores de humo de “alta jerarquía” es en la política. Incomparables con otros “vende humo” muy expuestos y que actúan -como dice la palabra- vendiendo esa imagen.
El populismo de cualquier signo, es una expresión política en el sistema capitalista en una época de concentración económica y de centralización de capitales muy peculiar, en donde adquiere formas y “modos” para permitir en cierto grado un proceso de gobernabilidad prudencial.
El actual gobierno de los monopolios -desde que asumió- es un gran “vende humo”. Expresa todo lo que se espera de un “vende humo” pero no pierde su esencia fundamental que es gobernar para los monopolios. El problema de los “vende humo” de la vida cotidiana es que al cabo de un breve periodo de tiempo. el público “les pica el boleto” y el sinsentido comienza actuar. Ya no venden lo que desearían vender.
Este “buen señor” Alberto Fernández ha entrado en la misma rutina que la frase popular que los cobija, y antes de lo previsto ha comenzado a perder credibilidad. Habla de todo lo que hay que hablar, muchas cosas suenan bien a los oídos desprevenidos, pero actúa en donde hay que actuar y con celeridad.
Tiene presente que:
1) Hay que nivelar el salario a la baja.
2) Hay que tener mayor productividad y para ejecutar todo ello debe centrar ingentes recursos económicos para construir un muro de contención política-ideológica al descontento que comienza a sentirse.
Pero la vida es muy rica “señor” presidente y usted ya debe saber que en nuestra clase obrera y en nuestro pueblo, así como están las cosas, tienen un límite de tolerancia. La vida cotidiana se hace insoportable para una buena parte de nuestro pueblo. Son temas que abarcan a la humanidad, en todos los continentes. Es algo así como que algo debe aparecer, se siente, se intuye que así las cosas no van, no es digno que 2000 ricos se apoderen de las riquezas de las mayorías pobres y miserables. Y todo está muy expuesto. La misma frase “vende humo” resume que este gobierno se está “vendiendo” más rápido de lo pensado. El humor de la calle está volviendo a ser el mismo de siempre. Masticar la bronca.
Muy expuesto por ser muy rápido de reflejos para gobernar para sus “patrones”. Valga un ejemplo que se verifica en todas las aristas de la economía: para antes de fin de año las automotrices se “encontraron” que las autopartes estaban retenidas en la aduana, a una semana de recibir el impulso dado por el “control” de dólar.
Los gerentes de las automotrices multinacionales no se hicieron esperar. Sentaron al gobierno y “lo pusieron en caja”. En 48 horas, todo resuelto. En ese mismo período, una devaluación encubierta del salario golpeó el bolsillo de millones.
El cambio de régimen para las importaciones «golpeaba» a la industria automotriz. Mientras se adecuaban los registros de las nuevas licencias no automáticas de importaciones, las terminales quedaron al borde de la parálisis por falta de insumos. Por eso, ante “el reclamo” de las automotrices, el gobierno liberó todas las autopartes retenidas en la Aduana para que la semana próxima no se interrumpiera la producción.
El flamante secretario de Industria de Matías Kulfas, Ariel Schale, intervino personalmente para desbloquear los insumos en el puerto y se disculpó con las terminales por la demora del producto en la actualización de Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones.
Por eso decimos que no queda otro camino que enfrentarlos. Con el ejemplo anterior mostramos la verdadera génesis de este gobierno, que no casualmente definimos como gobierno de los monopolios.
En ello juegan todas las variables, todo el camino a recorrer en este período histórico estará subordinado a esta premisa de enfrentarlos. Bajo ese paraguas aparece la necesidad de las más variadas formas de acumulación de fuerzas que se vayan materializando en organización, de lo pequeño a lo grande, y de lo débil a lo fuerte. No importa siquiera si ese enfrentamiento es pequeño o grande, pero debe dejar precedente por donde está pasando el problema político fundamental a resolver. Debemos ir amasando la idea en nuestro pueblo de no dejarlos pasar.