Lenin: …” El imperialismo es la época del capital financiero y los monopolios que engendran en todas partes aspiraciones de dominio, no de libertad. Independientemente del sistema político, el resultado de estas tendencias en todas partes es la reacción y la intensificación de antagonismos en este ámbito” (“El imperialismo fase superior del capitalismo”. Lenin.)
Entre los años 1980 y 2010 se incorporaron a la producción global 1200 millones de obreros y del 2010 a nuestros días, si bien no existen cifras oficiales, se habrían incorporado varios centenares de millones más. En las próximas décadas se estima que más de 1000 millones de personas en África subsahariana ingresarán a la clase obrera. Solamente en diez años, 121 millones de personas en China se incorporaron a la clase obrera y se cree que esa espiral ascendente no se ha detenido ni se detendrá en los años posteriores.
En solo diez años la población urbana global aumentó en mil millones de personas producto de la concentración de la producción creando, con ello, un aumento inusitado de desigualdades sociales y un incremento de la pobreza.
En este sintético paneo de estadísticas habría que agregar la proletarización de cientos de millones de personas en los países desarrollados. En el propio EEUU la mano de obra ocupada en la industria ha crecido en los últimos años y simultáneamente el salario ha decrecido. En Europa el “mil Eurismo” ha dado paso a salarios actuales muy inferiores aprovechando, entre otras cosas, la mano de obra inmigrante que, en términos generales, con “ayuda” de la comunidad europea en el idioma, se la prepara técnicamente al tiempo que eso ayuda a consolidar salarios de chantaje, y bajar los ingresos para millones y millones de asalariados europeos.
Al escrito de Lenin se lo puede asimilar desde varios puntos de vista, en este caso los antagonismos intermonopolistas desnudan la necesidad del capitalismo en la época del capitalismo monopolista de Estado o imperialismos, a arrojar a la pobreza a cada vez mayores poblaciones del planeta con salarios cada vez menores y con mecanismos globales de apriete. El ejemplo más nítido en el mundo es el golpe certero a las jubilaciones para poner negro sobre blanco la decisión de la oligarquía financiera en términos globales.
Sin embargo, para el sistema capitalista no todo se presenta color de rosa, la lucha de clases se viene expresando en que la clase obrera mundial ha dado muestras de su existencia como clase en todo el planeta y con ello ha desplegado, en la última década, excepcionales luchas que han interpuesto obstáculo a la tendencia necesaria del sistema capitalista de achatar el salario y ensanchar la pobreza.
En varios países, sobre todo en Asia, y particularmente en China, la lucha proletaria ha provocado un incremento salarial que ha obligado a elaborar nuevas políticas para importantes monopolios asentados en esas tierras. Las violentas luchas obreras en Vietnam, en Bangladesh, las revueltas proletarias en India y un cúmulo de otras expresiones de luchas proletarias en diversos puntos del planeta dan cuenta de un auge de nuevo cuño que provoca una agudización en la crisis política de la burguesía monopolista a nivel mundial expresada en la dificultad de avanzar en una centralización política para la dominación.
Entre la miseria y la pobreza las fronteras son imperceptibles, los gobiernos de cualquier tipo tienden a confundir y llaman a “combatir la pobreza”. De la miseria no hablan y lo hacen para confundir, para que los pueblos aceptemos mansamente que el “combate a la pobreza”, como en el caso de nuestro país se haga a costa de los mismos pobres. Las jubilaciones más bajas recibieron $5000 en diciembre y $5000 en enero, ¡¡¡pero esos son los miserables, no los pobres!!!! nos quieren embaucar que, con jubilaciones y salarios por arriba de la miseria, los trabajadores y jubilados tienen que ponerle el pecho a las balas y hacer el sacrificio para el rescate de los miserables, cuando en realidad la absoluta mayoría cobra sueldos de miseria y pobreza en el sentido global de ambas expresiones.
La política de este gobierno es la política de los monopolios a nivel planetario y su eje central será ensanchar la pobreza utilizando todos los mecanismos a su alcance. Mayor productividad, reformas laborales y previsionales de hecho, peores condiciones de trabajo y utilizar a los poderosos gremios como los verdaderos gendarmes de las empresas monopolistas.
La década pasada ha dejado muchas enseñanzas y, a la vez, ha creado camadas de millones de obreros industriales que han hecho experiencia huelguística en el mundo y han enfrentado con éxito, y en las peores condiciones, a lo más concentrado del capital financiero y han condicionado la tendencia hacia la pobreza dispuesta desde los centros imperialistas. Pero ahora hay que ir ganando la guerra de clases en lo ideológico que permita acortar los pasos hacia las revoluciones de carácter socialista. Un flanco en esta guerra que permitirá avanzar cualitativamente en el desarrollo de las sociedades humanas. Una guerra ideológica que apuntale el auge mundial de los pueblos y que no permita sofocarlos con políticas de rapiña en ningún punto del planeta.