El año pasado ya habíamos asistido a un escenario de lucha docente muy impactante, que tuvo como vanguardia a los docentes salteños quienes, organizados de forma autoconvocada, llegaron a negociar las paritarias sentándose a negociar directamente con el gobierno, cuando los sindicatos docentes, de izquierda a derecha, ya habían firmado a la baja. También asistimos a la lucha de los docentes chubutenses que desarrollaron extraordinarias formas de unidad con los petroleros, y de los autoconvocados del Chaco, quienes tomaron la experiencia salteña y la transformaron en iniciativa propia. Esto por mencionar solo algunos de aquellos conflictos.
Mientras en las grandes pantallas televisivas asistimos al súper show mediático del coronavirus y a la puja entre el gobierno y un sector del campo –que no es, por cierto, el sector más concentrado-, todos forman filas para silenciar la lucha que por abajo está dando nuestro pueblo.
En Salta los docentes se volvieron a autoconvocar y las clases todavía no han iniciado, donde hay escuelas que permanecen completamente cerradas. Recientemente en una asamblea de más de 1.000 personas se votó rechazar la “propuesta” del gobierno que contemplaba solo promesas y repetía el acuerdo salarial ya firmado por las burocracias sindicales a espaldas de los trabajadores. Durante el día de ayer los delegados autoconvocados vuelven a sus escuelas a reorganizar asambleas y medidas de fuerza y organización locales en el interior de la provincia para fortalecer la huelga y confluir hoy miércoles en una movilización, dándole un plazo de 24 horas al gobierno provincial para convocar a los autoconvocados a una mesa de negociación.
Pero el marzo no es solo para los docentes en esa provincia, también movilizaron trabajadores viales reclamando el pase a planta y municipales, que reclaman violaciones al convenio colectivo de trabajo y aumento salarial. La movida docente tiene su correlato en Tucumán, Chaco y Misiones, donde se plantea una movilización provincial también para el día de hoy.
La aparición y el silenciamiento sistemáticos de estos conflictos forma parte de la política de los grandes monopolios para tapar la lucha de los trabajadores e instalar una “normalidad” basada en la sumisión de nuestro pueblo ante las deplorables condiciones de vida a las que nos vemos sometidos, con ingresos salariales que han caído estrepitosamente en los últimos años y jornadas laborales cada vez más largas e intensas, con el único objetivo de llegar a fin de mes.
Pero los cimientos se van moviendo. Muy desde abajo aparecen estas expresiones que asqueadas de las burocracias sindicales, de la posición conciliacionista de los gremios; asqueadas de los aparatos de izquierda que anulan toda expresión de participación masiva y empujan las luchas siempre hacia la institucionalidad del sistema, donde los pueblos estamos condenados a perder, las masas van empujando por la construcción de nuevas formas de organización, donde se va generalizando este tipo de organización de democracia directa en los docentes, un fenómeno que debemos atender.
En este tránsito los revolucionarios tenemos que fortalecer estas organizaciones, que están dando lucha en un momento donde los sindicatos se alinean con el gobierno para continuar el ajuste y “hacer solidaridad” con el gran capital. Tenemos que fortalecer estas organizaciones y aportar para que se vayan constituyendo como organizaciones permanentes de la clase hacia una profundización de su carácter democrático y anti institucional, para transitar de la autoconvocatoria espontánea a la democracia directa permanente.
No es casualidad que a lo largo del país aparezcan estas expresiones de lucha, por el contrario, son verdaderos signos de profundas aspiraciones democráticas y de lucha en nuestro pueblo. Expresiones que están llamadas a ser, más tarde o más temprano, el sepulturero de la burocracia sindical y su vetusto aparato verticalista; expresiones que son también el mejor semillero para avanzar hacia un proceso revolucionario.