A diferencia de años anteriores (sobre todo de 2003 en adelante) este 2 de abril en medio de la cuarentena impuesta por el COVID 19, ha quedado en un “segundo plano” para los medios burgueses. Sin embargo, en lo profundo de nuestro pueblo, el recuerdo y el homenaje a aquellos jóvenes que impunemente fueron enviados a una guerra que no les pertenecía bajo el mando de una dictadura asesina, está vigente.
Aquel año 82 tenía a la junta militar debilitada por el empecinamiento en la lucha de los trabajadores y el pueblo. La dictadura buscaba un poco de aire mediante una comedia armada bajo “la defensa de la soberanía en Malvinas”. Pero esa guerra nunca fue por la recuperación de la “soberanía”. La guerra intentó ser el recurso para prolongar, por otros medios, la política de entrega de nuestro país a la oligarquía financiera internacional.
Los jóvenes del pueblo que fueron a combatir a Malvinas, así como la gran mayoría de nuestro pueblo, querían la liberación de las islas, pero tuvieron que enfrentarse no sólo a la armada inglesa sino también a las Fuerzas Armadas argentinas.
El problema, no fue técnico ni radicó en la carencia de armamento adecuado o falta de preparación militar de las tropas argentinas. Es cierto que todo ello faltó y no fue proporcionado a los combatientes.
Pero la verdadera razón por la cual murieron, fueron heridos o sufrieron todo tipo de daños físicos y mentales gran cantidad de soldados argentinos, fue por la decisión de la junta militar que intentaba desviar la lucha de clases que avanzaba en nuestro país y que iba debilitando al gobierno más sanguinario que nuestro pueblo hubiese soportado en toda su historia. Nuestro pueblo no había escarmentado y no estaba dispuesto a escarmentar. Y con sus luchas arrinconó a la dictadura.
Ningún gobierno burgués monopolista tenga la forma de dictadura como en su momento fue el de Galtieri o el actual con forma de “democracia burguesa” podrá llevar adelante una política de recuperación de la soberanía. Porque son gobiernos que se someten al capital monopolista, son gobiernos que los sirven, son gobiernos de carácter imperialista. Mientras haya monopolios que decidan sobre la vida y los recursos que generamos los argentinos, no habrá soberanía ni en nuestro territorio continental ni en las islas Malvinas.
La única posibilidad de lograr la soberanía está en las manos del propio pueblo trabajador con sus luchas, con su movilización, conquistando la dignidad de su vida transitando el camino hacia la destrucción del Estado al servicio de los monopolios y, sobre sus ruinas, construir el Estado revolucionario.