Hace años que los mineros del norte neuquino, afrontan problemas con las empresas concesionarias de la mina de oro y plata ubicada en Andacollo, casi siempre por el mismo motivo: falta de pago de los salarios. La actual concesionaria de la mina, Trident Southern Explorations, no es la excepción.
Lo que motivó el presente conflicto, es el no pago de los dos últimos salarios a los 238 obreros que trabajan en la mina. Las acciones llevadas a cabo parecerían desmedidas si no se tiene en cuenta que esta es la gota que derramó el vaso. Según declaraciones de los trabajadores, Trident nunca cumplió con las obligaciones impuestas por el contrato de usufructo ni con las leyes laborales.
La empresa ya había incumplido su promesa de abonar los sueldos en varias oportunidades, y a raíz de ello, los trabajadores realizaron un primer corte de ruta, tras el cual, y otro compromiso incumplido por parte de Trident, resolvieron en asamblea, volver a cortar la ruta 40 a la altura de Chos Malal el martes a la noche. Una vez conocida la noticia, desde el gobierno provincial informaron que no iban a permitir que se rompiera el aislamiento obligatorio.
Decididos a llevar adelante lo resuelto por la asamblea, los mineros llegaron a Chos Malal, donde fueron recibidos con entusiasmo por el pueblo. Una vez allí, se propusieron dar un paso más, utilizando una máquina vial se abrieron camino para atravesar la localidad, y subidos a 17 vehículos, entre camiones y camionetas propiedad de la empresa, recorrieron los 500 km que separan esa localidad norteña de la ciudad capital con el objetivo de exigirle al gobernador que mediara en el conflicto.
La mañana del miércoles estuvo caldeada en Neuquén, porque a los mineros apostados frente a la casa de gobierno, se sumaba la movilización de un grupo de docentes y de una organización social por distintos reclamos. Los medios masivos de desinformación por su parte, no ahorraron esfuerzos para estigmatizar a los trabajadores por romper el aislamiento social obligatorio, tratando de ocultar los motivos de las protestas.
Finalmente, el gobierno y la clase burguesa que lo sustenta, entendieron el mensaje, vieron que el horno no estaba para bollos, y antes de que la situación se les fuera de las manos, agacharon el lomo y convocaron a los mineros a una instancia de mediación en la Fiscalía General para esa misma tarde.
De la mediación podemos sacar varias conclusiones. En principio, que el conflicto aún no está resuelto. Decimos esto porque si bien la empresa asumió el compromiso de pagar los sueldos atrasados antes del 4 de mayo, y de volver a reunirse para acordar como se va a proceder en los meses de abril, mayo y junio, la experiencia demuestra que lo habitual es borrar con el codo lo que se escribe con la mano. Es poco creíble que el pago no se pueda hacer efectivo ya porque antes tienen que hacer un depósito en dólares desde el exterior cuando hoy las transferencias bancarias son inmediatas.
Lo que sí dejó certezas son las declaraciones posteriores del fiscal general José Gerez; este definió a la acción de los trabajadores como “peligrosa y osada”. Igual que para el fiscal Pablo Vignaroli, que hace pocos días inició una causa de oficio en contra de docentes que se habían manifestado en las calles para exigir el pago del salario a cientos de trabajadores que no lo estaban percibiendo, pero que en ningún momento cuestionó que sea el Estado el que viola las leyes. Para Gerez, tampoco es peligroso y osado que la empresa transnacional Trident no pague los sueldos, no cumpla con el contrato de concesión ni con las leyes nacionales. Actitudes como estas por parte de funcionarios del Estado, deja claro quién ostenta el poder en Argentina y quién es el encargado solo de administrarlo.
Y para evacuar las dudas que alguien pudiera tener respecto de qué intereses representa el gobierno, el fiscal general afirmó después, que el objetivo que se persigue es mantener “la paz y el orden social”. A lo que nosotros agregamos: para continuar explotando a los trabajadores y llenarse los bolsillos.
De todas maneras e independientemente de cuál sea la resolución final del conflicto, la acción independiente de los obreros por sí misma, representa un triunfo de toda nuestra clase.
Fue un golpe contundente y el enemigo lo sintió, lo que quedó demostrado en que el gobierno no se animó a denunciarlos por no cumplir con el aislamiento obligatorio, y la patronal decidió no iniciar acciones legales por haber utilizado bienes de su propiedad.
Además, destacamos que también ayer, 70 obreros de la construcción que estaban trabajando en la construcción del puente sobre el Río Curi Leuvú, y que fueron despedidos por la empresa Luciano, decidieron cortar la ruta 40 (en forma totalmente independiente) a la altura de Chos Malal para exigir su reincorporación, objetivo que fue logrado después de mantener el tránsito interrumpido durante todo el día.
En notas anteriores dijimos que la pandemia del Covid-19 le cayó como anillo al dedo a la burguesía, porque le permitió encerrar a los trabajadores en sus casas en un momento de profundización de la lucha de clases, y su idealismo los llevó a pensar que habían logrado terminar con la rebeldía. Pero acciones como las realizadas por los mineros y los obreros de la construcción, dan por tierra con esa especulación.
Sabemos que el enemigo es inhumano y tiene el poder, y que el camino de la lucha de clases es largo. Pero ellos saben que la clase obrera y el pueblo oprimido no se resignan a esta vida miserable a la que nos someten, y que les va a costar caro pretender tenernos de rodillas. Más temprano que tarde, el triunfo será nuestro.