La burguesía en nuestro país ha echado mano a todo su poder estatal y paraestatal (fundamentalmente en el manejo propagandístico) utilizando la pandemia para lograr en algún punto el aislamiento domiciliario de millones de habitantes. Deja así al desnudo la esencia de esta sociedad capitalista: la dominación de unos pocos burgueses sobre la totalidad de la población.
Pues las medidas tomadas contra la clase obrera y el pueblo pusieron blanco sobre negro que para la burguesía el eje central no es ni el Coronavirus ni la salud del pueblo sino implementar un tremendo ajuste a la clase obrera y a los asalariados en general, así como también un golpe letal a cientos de miles de pequeños cuentapropistas y comerciantes a los que les terminó transformando sus ya maltrechas vidas en un auténtico calvario; así como una profundización de la miseria y el hambre en vastos sectores ya empobrecidos.
Como dicen los trabajadores: “siempre somos participes de las pérdidas de los patrones, pero nunca somos participes de las ganancias”. Y vaya si se está viviendo semejante verdad.
Hace un mes que el gobierno anda con la zanahoria de ponerles un impuesto a las grandes fortunas y sin embargo en 24 horas la santa alianza (monopolios, gobierno y sindicatos) redujeron los salarios en un 25%. Y, a decir verdad, al plantear esta cifra corremos el riesgo de ser cómplices de la mentira de la burguesía. Porque si al 25% le agregamos la inhumana carrera de precios en las cuestiones de consumo básico para la alimentación (por ejemplo) estaríamos duplicando o triplicando ese 25%.
Pero claro, el Presidente fue claro: “Voy a priorizar la salud a la economía”. En fin, se olvidó que lo arriba expuesto también es la economía; que la “negociación” de la deuda también es economía, que en última instancia si los médicos, enfermeros, personal de limpieza de los centros de salud, camilleros, ambulancias tienen que trabajar sin las condiciones de protección mínimas (no es casual que una gran mayoría de infectados sean del personal de salud), también es economía; que los trabajadores esenciales tanto en las industrias como en los transportes, que siguieron produciendo lo mismo con menos personal y que no hayan tenido una discusión de la recomposición salarial (paritarias, salvo los aceiteros) también es economía.
Hay estadísticas que confirman los más de 15.000 muertos cada año de neumonía en nuestro país en personas mayores de 50 años (ni Proyecto Salud, ni el Ministerio de Salud ni el INDEC están proporcionando hoy tal información). Ni hablar de los muertos por enfermedades evitables o el estado deplorable en que se encuentra la salud pública en nuestro país. Esto ayuda a que la verdad no se diga a medias; lo cual -en última instancia- nos muestra una panorámica de la economía en un país que -bajo un gobierno u otro, de derecha o populista, como les gusta a los políticos burgueses retroalimentarse- nos han dejado a la deriva en los últimos 40 años o más.
La gran decisión de los monopolios ante la pandemia (la que trae más y más sufrimientos a nuestro pueblo) es una cuarentena sin barbijo para su “economía”. En donde hay muy pocos ganadores y millones de perdedores. Y montados sobre las restricciones de las libertades públicas se están haciendo “el agosto” en contra del pueblo laborioso.
Hacen demagogia diciendo que “priorizan nuestra salud” pero eso no es cierto. Nunca les han importado los millones que padecen hoy en sus hogares, angustiados por la pérdida de trabajo, la disminución de sus ingresos o las tremendas consecuencias del encierro obligatorio. Lo que en muchos casos terminará siendo una muerte silenciosa que jamás entrará en sus estadísticas.