Los propagandistas del populismo y del “Estado presente” no se cansan de alabar las medidas tomadas por el gobierno en relación a las ayudas económicas dispuestas.
Pero resulta que la velocidad de aplicación de las medidas, según a quién vayan dirigidas, son totalmente diferentes.
A unas 8 millones de personas se les aprobó el Ingreso familiar de emergencia (IFE), equivalente a una “ayuda” de $ 10.000, promovida a fines de marzo. Otras 4 millones hicieron la solicitud y les fue rechazada. Los pagos de la ayuda comenzaron a hacerse efectivos en la última semana de abril y siguen durante mayo, pero para los que eligieron cobrar a través del Correo Argentino o los cajeros del Banco Nación las fechas de cobro serán entre el 4 de junio y el 1 de julio (https://www.cronista.com/economiapolitica/Bono-IFE-Anses-cuando-cobraran-los-10.000-quienes-lo-reciben-por-Correo-o-Banco-Nacion-20200429-0018.html).
Por el contrario, las empresas que se inscribieron para que el Estado, a través de la ANSES, cubra el 50% de los salarios (disposición resuelta el 20/4/2020 por el Decreto 376/2020) hicieron el trámite en tiempo récord y entre el jueves y el viernes de esta semana se hará efectivo el pago. Empresas que reciben esa ayuda estatal sobre salarios que han sido rebajados, en algunos casos, hasta el 50%. Es decir que a las empresas no sólo se les autoriza bajar salarios sino, además, se las beneficia con la cobertura de los mismos.
Lo mismo sucede con la provisión de alimentos para los sectores más empobrecidos de la población, en donde la situación es desesperante. Luego de conocerse el pago de sobreprecios en la compra de alimentos, el ministerio a cargo aduce que no consigue quién le venda. Mientras tanto esta semana la Nación giró la tercera cuota de los fondos comprometidos por 1.000 millones de dólares para la obra hidroeléctrica del proyecto Portezuelo del Viento, ubicado en la provincia de Mendoza, en la que grandes corporaciones trasnacionales están involucradas (https://www.lanacion.com.ar/economia/us1000-millones-pese-pandemia-avanza-obra-del-nid2361041).
Como se puede apreciar claramente la velocidad de resolución del Estado monopolista cambia radicalmente según para qué se utilicen los fondos estatales. Los monopolios concentran las ayudas y desembolsos, como parte del proceso de concentración y centralización de capitales, mientras los sectores trabajadores y populares ven recortados sus ingresos y están expuestos al hambre lisa y llanamente.
El populismo agita los supuestos beneficios del Estado comandado por la facción burguesa hoy en el gobierno pero cada medida, cada decisión que se toma y se ejecuta o no, responde a beneficiar los intereses de la burguesía monopolista que es, en definitiva, la dueña del Estado. Las trabas burocráticas y los “problemas de implementación” corren para las grandes mayorías populares, nunca para los grandes capitales que concentran las decisiones políticas y económicas de un Estado que sólo representa los intereses de una ínfima minoría, nunca la de los explotados y oprimidos.
Los apologistas del mal menor se comparan con el gobierno de Macri y sus políticas, intentando ocultar y/o tergiversar que, independientemente de la facción burguesa gobernante, los monopolios son los que deciden el destino del capital.
Mentira absoluta que el Estado es de toda la sociedad; ni siquiera de toda la burguesía. El Estado monopolista es controlado y sirve a los intereses de la oligarquía financiera y todos los gobiernos se someten a sus dictados.