Una barrera se interpone permanentemente entre las aspiraciones de lucha de los trabajadores (en aumento a partir de las medidas tomadas con la excusa de la pandemia) y la posibilidad de que esas aspiraciones puedan verse concretadas sin tener que sufrir las traiciones de los llamados dirigentes sindicales.
El conflicto de las trabajadoras y trabajadores de La Nirva, fábrica de alfajores ubicada en la localidad de Lomas del Mirador, provincia de Buenos Aires, es una lucha que lleva meses. A partir de 2018 los antiguos dueños venden la empresa a una sociedad llamada Blend cuya cabeza visible es Matías Pérez Paradiso. A partir de allí la producción comenzó a menguarse cada vez más por decisión de los nuevos dueños. Se produjeron despidos, no se pagaron las indemnizaciones, y los trabajadores que quedaron en la producción dejaron de percibir sus salarios a partir de los últimos meses de 2019. Incluso a finales de ese año recibieron cheques por el pago de varias quincenas adeudadas que al momento de ir a cobrarlos no tenían fondos.
En las últimas semanas, con la fábrica cerrada y sin novedad alguna sobre la deuda salarial, las trabajadoras y trabajadores se instalaron en la puerta de la empresa reclamando no sólo la deuda sino también la reapertura de la fábrica. “Queremos lo que nos pertenece y queremos volver a trabajar” es la base de su reclamo.
En todo este proceso el sindicato de Pasteleros brilló por su ausencia. “Sabiendo de nuestra situación, el gremio no nos trajo ni un vaso de agua”. Así describen la situación los trabajadores.
El reclamo fue sostenido por la perseverancia y decisión de los mismos, con la solidaridad efectiva del barrio en el que se encuentra la fábrica, soportando amenazas abiertas de la patronal y de la policía a su servicio.
En el día de ayer se conoció una “negociación” que están llevando adelante el secretario general del sindicato, Luis Hlebowicz, y el secretario gremial, Marcelo Gasso, por el cual pretenden pagar el 70% de los salarios de aquí en adelante y no pagar los siete meses de salarios adeudados sino con una hipotética participación en las ganancias de la empresa de un 5%.
Las trabajadoras y trabajadores de La Nirva ya han expresado su rechazo y repudio a esta entrega.
Como decíamos al principio de la nota la barrera que significan los sindicatos empresariales, en nombre de la representatividad y de la conciliación de intereses irreconciliables, se constituye en un escollo más de la lucha obrera.
No sólo hay que enfrentar las decisiones de las patronales sino también la entrega descarada que ejercitan los sindicatos. Es una lucha en simultáneo dado que la clase obrera tiene entre sus filas estas quinta columnas; son barreras que es indispensable derribar no sólo para que los reclamos y reivindicaciones no sean negociados a espaldas de los trabajadores sino además para que la lucha obrera pueda avanzar hacia escalones de lucha política, en la que las organizaciones genuinas de la clase permitan materializar una referencia política y orgánica que se contraponga intransigentemente a los intereses de la burguesía y de los sindicatos empresariales.
Por ello es indispensable que desde la resistencia cada vez más activa que está protagonizando la clase obrera se vayan consolidando sus propias organizaciones. Organizaciones para la lucha, organizaciones en las que se ejercite la democracia obrera a rajatabla que no deje en manos de ningún “representante” las decisiones y las acciones a seguir, organizaciones que por abajo ejerzan la solidaridad de clase en el camino de la búsqueda de una unidad efectiva entre las distintas ramas de la producción para enfrentar como una sola clase el ataque de la clase dominante, organizaciones que vayan ejercitando esa solidaridad también con los sectores populares afectados por la crisis y de esa manera unificar los reclamos y las reivindicaciones del conjunto del pueblo y los trabajadores.
Es indispensable dar estos pasos para construir un poder político y orgánico efectivo, fuerte, potente y combativo, desde los más profundo de las masas obreras y populares. Muy mal favor se le haría a este naciente movimiento si se empiezan a buscar unidades o coordinaciones “por arriba” que no expresen poder de fuego alguno, que terminen siendo más de lo mismo ya que serían nuevas “representaciones” que suplantarían las decisiones y el protagonismo de las masas.
El camino a recorrer ya ha comenzado, requiere de tareas inmediatas y efectivas para que se vaya materializando esta unidad, que prepare las fuerzas para una rebelión del pueblo organizada y con objetivos claros de enfrentamiento para dar la lucha contra la decisión política de los monopolios de descargar la crisis del sistema capitalista sobre las mayorías populares.