Frente a las mentiras de la burguesía, organización y acción desde las bases   

Propagandeada como un» gran logro» de esta gestión, el porcentaje de ayuda social en los meses de marzo, abril, mayo y junio es de apenas el 5,6% del PBI.  Esto incluye el pago del 50% del salario que en forma de subsidio el Estado concede a las empresas para cubrir los míseros ingresos que perciben los trabajadores.  El monto de este subsidio salarial es de 35.000.000.000 de pesos. Parece una cifra escalofriante pero trasladada al dólar oficial apenas suma 517,5 millones de dólares.  Según datos oficiales si el PBI asciende a 477.750 millones de dólares esta cifra en subsidios salariales representa apenas 0,12% del mismo.

El desembolso de 66.000 millones de dólares que el capital transnacional se apresta a percibir de parte del Estado argentino en forma de pago de bonos, a corporaciones como Black Rock o Templeton, a la banca europea y algunos más, constituye la otra cara de la moneda. La cara donde el “honrar las deudas” desnuda las mentiras que pergeña la burguesía y su Estado a la hora de definir intereses.

La clase obrera produce el PBI de nuestro país. Sin embargo, la magnitud de la riqueza creada socialmente es totalmente diferente a los medios de subsistencia que percibe.  Por otro, la oligarquía financiera recibe de parte del Estado grandes sumas de capital exprimidos a nuestro pueblo. Por ende, la clase obrera no sólo crea las riquezas sociales, sino que al mismo tiempo parte de la plusvalía por ella creada y también parte de los magros salarios que perciben se canalizan a través de impuestos del Estado y se esfuman en pago de deudas que nunca han contraído.

Valgan estos simples ejemplos de la economía política de los monopolios para situar que el rol que desempeña el Estado como instrumento al servicio del capital esta disociado de las necesidades de los trabajadores y el pueblo de una manera más y más expuesta.

Ya que como representante oficial el sistema de apropiación privada del trabajo social que es el capitalismo, el Estado forma parte activa del proceso de concentración de enormes ganancias en un polo: de la burguesía monopolista. Y de más explotación y miseria en el polo de las más amplias masas proletarias.

En pleno escenario de crisis esta conducta se rebela más reaccionaria y criminal y pone al desnudo que el Estado está presente solo para sostener los intereses del capital monopolista. 

La directa relación con lo que significa descargar la crisis en nuestras espaldas no deja lugar a dudas. Por lo tanto: si el salario es escaso, la ayuda social debe correr la misma suerte: es escasa y lo seguirá siendo. La ayuda económica y los bolsones de alimentos en comedores y escuelas son ínfimos y seguirán siendo miserables. Los problemas de salud seguirán expresándose porque las necesidades de los trabajadores y el pueblo no están en sus planes.

Los argumentos de toda la casta de funcionarios que justifican estas escaseces corren a la par del abarrotamiento de alimentos, medicamentos y recursos económicos que están reservados -según ellos- para poder sortear los peores tiempos de crisis que se avecinan.

Mientras tanto se desembolsan 66.000 millones de dólares en dinero contante y sonante a una minúscula casta de parásitos que viven a expensas del trabajo ajeno. Esta especulación forma parte del juego oportunista al que nos tienen acostumbrados dirigentes políticos de toda laya creados en el seno del Estado monopolista y por consecuencia, tan parásitos como la propia oligarquía.

Más allá de este remanido argumento y tratando con engaños y ocultamientos esconder que la plata está y que los recursos no son escasos, el hambre que se extiende y más necesidades insatisfechas brotan de la misma abundancia. El Covid 19 les vino como anillo al dedo para ampararse en la crisis pero esto no impide que día a día la bronca desde abajo se haga más visible.

Frente a esto y sin ningún miramiento el gobierno se muestra dispuesto a satisfacer a la oligarquía usufructuando a su antojo los recursos sociales creados por nuestro pueblo a costa del empeoramiento de las condiciones de trabajo y de vida.

Frente a ello la rebelión es un derecho inalienable de los trabajadores y el pueblo. Y del mismo modo que las grandes actitudes y conductas solidarias enaltecen la acción de miles de trabajadores y vecinos en las barriadas, entre trabajadores de diversas empresas,  en la organización de ayuda que ya supera con creces las mezquindades del Estado, del mismo modo que estas amplias y extendidas redes de organizaciones de bases se nuclean y se unifican en las barriadas y localidades para paliar la situación, deben también movilizarse en cada lugar para frenar todo este desparpajo y abuso extremo que se implementa con los recursos sociales.

Organicemos nuestra dignidad desde nuestros lugares de trabajo y de vida. Construyamos el poder de las bases, construyamos la unidad política y social desde la movilización que ya venimos ejerciendo. Desde la solidaridad, no para naturalizar la explotación, el hambre y la pobreza, sino para avanzar en la revolución social. Basta de capitalismo.

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