Represión por ser pobres y de comunidades originarias

 

Un grupo de policías desenfrenados atacó a tiros una vivienda, irrumpió a las patadas, y se llevó a cuatro jóvenes detenidos. Mientras los tuvieron a su merced en sede policial, los sometieron a torturas y abusos sexuales.

Las víctimas viven en un barrio olvidado de la ciudad de Fontana, lindante a la capital provincial. La mayoría de sus pobladores es de la etnia qom. Esa es la principal razón del trato recibido por las fuerzas del «orden».

Esto es un botón de muestra de la situación social del Chaco. Combina la extrema desigualdad y la miseria de los sectores desposeídos, con una política que los somete a las peores condiciones y ofrece palos como principal respuesta a sus necesidades.

Los pueblos nativos están en el subsuelo de la escala social. Sobrevivientes del exterminio luego de la conquista militar, vieron cómo sus tierras ancestrales pasaron a manos de grandes empresarios. Fueron superexplotados por décadas para que se integren al esquema capitalista. Cuando no sirvieron como mano de obra, los desecharon y los fueron recluyendo en verdaderos guetos en las afueras de las ciudades. Destruyeron su cultura, prohibiendo su lengua y sus costumbres. Les negaron acceso a la educación, a la salud, al trabajo, a la vivienda. Esas son las raíces de un drama que todavía continúa.

En la actualidad, los políticos del sistema tocan a su puerta en tiempo electoral, se sacan fotos y después se olvidan. Siempre que les llega algún beneficio, es apenas un parche que no soluciona nada. Son pobres, son «indios», y así deben quedar.

El marco de la pandemia puso en evidencia todos estos dramas. Los barrios del «Gran Toba» son escenario de uno de los peores brotes del virus. Como acto reflejo, la respuesta del Estado fue cerrar las salidas de la zona y un gran despliegue policial para controlar la situación. Represión antes que atención sanitaria o social.

Como en el caso de George Floyd en Estados Unidos o el de Luis Armando Espinoza en Tucumán, los uniformados actúan con odio contra el pobre de un grupo minoritario. Aplican el viejo criterio de acusar por «portación de cara» y castigar sin razón. Y es una marca de toda la institución, no un exceso de unos pocos.

Estamos en una olla a presión y ellos siguen agregando fuego. La ola de indignación y repudio se expande en la sociedad chaqueña. Las voces que denuncian esta actitud criminal son cada vez más. Ya hemos dicho basta al ataque a nuestra dignidad. Tenemos claro que de este sistema y sus gobiernos sólo podemos esperar lo mismo, por eso vamos construyendo un nuevo poder para una sociedad justa para todos.

#BastaDeImpunidad

#GobiernoDeLosMonopolios

★ Partido Revolucionario de los Trabajadores – PRT ★

Junio de 2020.

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