Al amparo de la pandemia y de las garantías políticas y económicas que emanan de los decretos de necesidad y urgencia, se desparraman ajustes a diestra y siniestra que se traducen en un ahogo cada día mas extenuante para nuestro pueblo.
Desde estas y otras políticas, el gobierno de A. Fernández oficializa la total subordinación al capital monopolista en general y en particular a determinadas facciones que pujan por concentrar e imponer sus reglas de juego en pos de las ganancias. Automotrices, petroleras, siderurgias y metalurgias, transportes, minería, alimentación y agroindustria están en pleno escenario de lucha por la concentración y la imposición de sus intereses, en un escenario de crisis y anarquía política mundial de dimensiones catastróficas que el propio sistema capitalista ya es impotente de contener.
Como contrapartida a este escenario de concentración, crisis e incertidumbre se expresa la imposición de reglas de juego que dan vía libre a los dictados más compulsivos del propio capital monopolista y el gobierno a su servicio.
¿Qué significan acaso la oficialización de prorrogar los descuentos salariales del 25% firmados entre la CGT, El Gobierno y sus patrones? ¿No significa –acaso- la vía libre a la explotación y el avasallamiento de las conquistas de las y los trabajadores? ¿No significa la paralización de paritarias y todo tipo de aumentos salariales y hasta la limitación de las libertades políticas? ¿Qué significan sino la reducción de los aumentos a las jubilaciones y la prórroga de la movilidad jubilatoria? Dichos aumentos que tendrían que ser del 22% se han reducido al 6%, con lo cual las jubilaciones y pensiones sufren una profundización descomunal de sus ingresos.
¿Acaso no representa todo ello un despojo inhumano que está avalado por el propio gobierno a su servicio? ¿Qué significan si no el rechazo de la ley de alquileres demandada por cientos de miles de familias frente a su angustiante situación de viviendas? ¿Qué significan si no los despidos compulsivos y los despidos encubiertos sin mediar pago alguno de indemnizaciones y dejando en el más cruel desamparo a miles de trabajadores al ser despojados de sus fuentes de trabajo? ¿Qué otro significado tiene la paralización de cientos de jubilaciones que frenadas en las trastiendas del Anses, lo que permite a los monopolios disponer de esos recursos en función de sus intereses?
El marco de la crisis y de la lucha por las ganancias se expresa en estas reglas de juego y lo que aquí exponemos son apenas algunas consecuencias. Son un botón de muestra de lo que ocurre en nuestro pueblo ¿Acaso el pago de una deuda no contraída por el pueblo no es otra conculcación del gobierno a los intereses del gran capital? ¿Acaso estas reglas de juego no aseguran grandes apoyos económicos y políticos a los negocios rápidos de estas facciones desesperadas por las ganancias en un mar de incertidumbre y anarquía mundial? ¿Acaso el extenuante deterioro de las condiciones de vida y de trabajo no se traduce en una acumulación de ganancias en una minúscula clase social en detrimento de millones de trabajadores y el pueblo aumentando exponencialmente el hambre, la pobreza y la miseria y sumiendo la vida de millones de trabajadores apenas a condiciones de subsistencia?
Según datos de la UCA son 900.000 las pérdidas de empleos en blanco en lo que va de la pandemia. Pero la crisis del sistema pone en evidencia que ello se agrega a los millones de personas que ya carecen de empleo. Que si pueden ser la rebuscan con trabajitos y changas. Y al mismo tiempo que son víctimas de estas políticas de Estado sufren el padecimiento de tener que soportar miserables ayudas que lo único que hacen (por lo escasas y miserables que son) es garantizar su pobreza y su pauperismo.
Mientras por otro lado, los monopolios concentran millones en sus bolsillos.
Los accidentes laborales durante el 2019 fueron incontables y las muertes de trabajadores superaron los 500 casos. ¿Acaso la salud de los obreros está garantizada hoy en las empresas? Acaso en plena pandemia, los llamados protocolos y los cuidados ¿no sufren el mismo desamparo, las mismas evasiones de las mínimas condiciones de salud? ¿Acaso esos incumplimientos no tienen las mismas premisas de inhumanidad que caracteriza a toda la producción capitalista?
Que los trabajadores sean obligados a producir ganancias para los capitales exponiéndose a contraer el Covid 19 ¿No es producto de un sistema social putrefacto que reduce las necesidades de la salud al mínimo indispensable y que hoy están dramáticamente expuestas en los contagios en diversas empresas sin que medie la menor atención de los sindicatos y las propias patronales?
¿Acaso la reducción de aranceles a la importación de insumos para la fabricación de agrotóxicos y la multiplicación de zonas de cultivos de soja y otros transgénicos para la exportación, no da pie a la exacerbación por la expropiación y el despojo de tierras y recursos naturales para el agro negocio y la minería? ¿Acaso este escenario no tiene como contraparte la destrucción de comunidades y de poblaciones enteras de Chaco, Salta, Jujuy, Catamarca, San Juan etc.?
Las visitas presidenciales a diversas regiones de nuestro país, -zonas estratégicas para los intereses monopolistas- son para acordar y conciliar las ventajosas condiciones que las diversas facciones pergeñan y que disputan por la concentración monopolista.
En este escenario se entretejen los pasos para descargar más pronunciadamente la crisis sobre nuestras espaldas. No son casuales que las advertencias que los propios popes de la economía auguran para adelante expresen todo el marco de agudizamiento de las condiciones laborales, económicas y políticas puesto que los negocios en danza de ninguna manera expresarán una vuelta a la normalidad y mucho menos que todo ello de pie a un capitalismo pueda beneficiar a todos como dijo Fernández.
La subordinación del Estado al capital monopolista es tan estrecha que Fernández ya no puede ni siquiera expresarse en un discurso político que disimule este hecho.
Mientras tanto los medios prosiguen con el fulbito para la tribuna con noticias falsas, debates insulsos y ocultamientos deliberados para disimular estas realidades que ya están encarnadas en la resistencia activa de trabajadores y el pueblo.
La crisis estructural del sistema capitalista sigue extendiendo su pronunciado azote sobre los pueblos del mundo. No hay pandemia, ni enemigo invisible que pueda esconder este hecho.
Los trabajadores y el pueblo ya lo perciben así. El efecto pandemia como gustan decirle diversas expresiones burguesas, reformistas y populistas -haciéndole una concesión a las posibilidades del régimen capitalista- es una ventaja que está utilizando la dictadura del capital monopolista en un escenario de crisis que día a día más aguda.
Cuando la ciencia encuentre una vacuna para el Covid 19 y las restricciones se levanten, el cuadro de condiciones que deberemos enfrentar será el de las condiciones de un sistema putrefacto que exacerba sus propias irracionalidades como régimen social, económico y social.
En ese escenario deberemos enfrentar un enemigo plenamente visible que -con toda celeridad- apresura sus pasos para seguir viviendo a nuestra costa: la burguesía monopolista. A este enemigo hay que combatirlo hoy desde la resistencia activa y sin concesiones de ningún tipo; desde las herramientas de unidad y la organización en las bases, en fábricas y barriadas, parados desde el poder local y con la perspectiva de avanzar en una revolución social.