La amistad del presidente con la directora del FMI se estrechó cuando éste le dijo: “las negociaciones déjenla en nuestras manos, nosotros conocemos la Argentina más que ustedes”.
La premisa fue falsa, no hubo negociación ni acuerdo: hubo subordinación.
En los medios de propaganda la euforia de ayer no tuvo límites, la burguesía monopolista festejó, y si ellos festejan…
¿Por qué no hubo negociación ni acuerdo?
Porque de hecho este gobierno realizó la tarea sucia en cuatro meses de pandemia. Hizo lo que tenía que hacer como fiel defensor de sistema capitalista y respondiendo al mandato de la oligarquía financiera internacional. Alberto Fernández en la entrevista que le hicieron en C5N anoche no tuvo empacho en mostrar su verdadero rostro.
¿Qué tareas sucias hizo este gobierno?
En primer término, logró bajar el salario. Recordemos que el propio presidente dijo el 3 de julio del 2019 que en tres años de gobierno de Macri el salario ya había caído un 21%. Sin embargo, se “olvidó” de decir que su gobierno profundizó en cuatro meses lo que el putrefacto gobierno anterior ya no podía profundizar. No hubo acuerdo y negociación en este punto, los bonistas se sentaron en una misma mesa con el gobierno cuando la chatura salarial ya se había consumado. Varios economistas burgueses a pocas horas de los anuncios aplaudieron los resultados afirmando que estos salarios le permitirán a la Argentina “insertarse” en el mundo.
Nuestro presidente habló, muy orgulloso de las cinco reglas que regirán en su administración. Quizás su cansancio lo traicionó en una jornada de euforia. En las cinco reglas que regirán en su gobierno no figura la conducta que seguirá con nuestro pueblo. La mentira serial que acompaña su figura “olvidó” una palabrita de aliento a los sufrientes de nuestro país. Por supuesto pidió más sacrificios.
Como en toda subordinación, la palabra negociación o acuerdo no existe. Lo que predomina en el escenario son los hechos y eso es lo que fue aplaudido.
No hay llamado a paritarias, se decretó baja salarial y como si esto fuera poco, este gobierno hizo gala de una frase célebre de la anterior directora del FMI: “los ancianos viven demasiado y son un riesgo para la economía, tenemos que hacer algo ya”. Decíamos que subordinación son hechos, y qué mejor la política que la que se aplicó en la expropiación de los ingresos jubilatorios. En cuatro meses nadie se había animado a tanto. Han creado las bases materiales para la reforma jubilatoria con ley o sin ella.
Este resultado “exitoso” para el gobierno y la “oposición” no es más que la ratificación de un rumbo ya tomado que facilita institucionalmente un proceso de concentración económica y de centralización de capitales jamás visto en nuestro país. Pero la cosa no termina aquí.
Los “señores” bonistas apoyaron los hechos de subordinación del gobierno, vieron resultados y ayer brindaron con su primera copa de vino. Pero… ¿De dónde saldrá el esfuerzo del país para seguir mostrando “hechos” al capital financiero?
En el 2001 se habían perdido 190.135 puestos de trabajo. En lo que va de este año hay cifras que ya hablan de más de 250.000 puestos de trabajo registrado a los que hay que sumar vaya a saberse cuántos en negro. Son cifras, son hechos, son mecanismos para realizar los procesos de concentración en forma virulenta, rápida, con cierres de empresas de todo tenor cuyo peso específico de dolor recae en los asalariados y cuya ola expansiva abarca a la gran mayoría de la sociedad.
Este es el capitalismo real señor Fernández, el que usted defiende y por eso le dijo a los bonistas: “dejen todo en nuestras manos”.
Estos procesos impuestos por el sistema allanan el camino a la productividad y al saqueo de nuestra fuerza de trabajo. Nuestra mercancía es muy barata, pero hay que subordinarla. Ese es el terreno político y las aguas claras se enturbian.
¿Y si hay que subordinarla… cómo sigue la historia señor presidente, señores bonistas?
De eso no se habla. Para todos ello el capitalismo bueno es el que produce, el malo es el que especula. Ni se sonrojan. Este gobierno va estirando la mentira, pero los hechos, hechos son y de esa encerrona del capitalismo no se sale ileso.
¿Qué hechos? Profundizar el camino establecido y ello es más explotación, más opresión y más sacrificios para quienes lo producen todo y cada vez tienen menos. Se prevé para el segundo semestre del 2020, el cual estamos transitando, una transferencia de riquezas a los sectores más concentrados de un orden superlativo. Los capitales más grandes han subordinado a los más pequeños y esto será un tendal imprevisible.
El apetito voraz de los más poderosos en estas épocas los lleva a ir por más, nacional e internacionalmente. En lo local la oligarquía financiera pide hechos, es decir subordinación. Son meses en donde se preparan para barajar y dar de nuevo y en ello la pandemia los ha beneficiado.
¿Y el día después?
Para llevar adelante este camino la clase dominante necesita un timón político que soporte tormentas y es allí en donde aparece con toda intensidad la lucha de clases.
Nuestra historia ha sido golpe por golpe y esta vez no será diferente.
Nos están golpeando, es cierto, la mentira y el garrote la usan a discreción y como pueden, pero a nuestro pueblo no lo convencen fácilmente. El gobierno de los “hechos” consumados a favor de los monopolios deberá ir soportando la escalada de resistencia que se va extendiendo en varios frentes.
Nuestra clase obrera y nuestro pueblo no esperan cruzada de brazos, esa no ha sido su historia y no lo es ahora. Pero lo cierto es que hay que seguir golpeando como se pueda, resistir construyendo fuerzas políticas independientes y preparar día a día la rebelión a pesar de ciertas confusiones que el poder pueda aún sostener.
El poder está cebado, pero por abajo se teje la bronca y nadie olvida décadas de luchas por los derechos políticos y económicos. La moneda sigue en el aire.