El único fin que persiguen las mentiras del gobierno y los medios masivos de comunicación en torno a esta pandemia es dejar bien claro ante sus patrones, la oligarquía financiera, que pase lo que pase lo importante es avanzar durante la cuarentena en mayor opresión a los trabajadores, implementando a toda costa un ajuste que se constituye en su real motivo. Lo que menos les interesa es preservar la salud de nuestro pueblo. Reducciones salariales, congelamientos paritarios, miles de despidos y miles de pequeños comercios quebrados y todo lo que día a día vivimos los argentinos.
El D.N.U. que prohíbe en todo el país que se junten los familiares entre sí y “culpabilizar” por el crecimiento del Covid a esa razón, en el fondo como ya lo afirmamos en varias notas, es para tapar que los mayores contagios se dan en los lugares de trabajo, donde el principal frente de batalla lo están soportando nuestros enfermeros, camilleros, personal de limpieza y médicos, enfrentando esta pandemia en condiciones deplorables.
Reiteradas protestas y movilizaciones de los hospitalarios así lo hicieron saber.
También sucede en las grandes fábricas -sean “esenciales” o no- en el transporte público de colectivos, en el ferroviario, donde se constituye el otro gran frente de máximo riesgo de contagio. La lista es larga pero siempre la culpa la tiene el pueblo. Un caballito de batalla para esconder la cruda realidad y con ello manejarse con una impunidad donde ellos son los principales responsables que se nos comiencen a morir los compañeros trabajadores.
Muestras sobran, pero nos llegó una denuncia que rebasó el vaso y que es tan grave como las conductas de gatillo fácil o la desaparición de jóvenes como Facundo.
En el Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora, ya hay dos enfermeras muertas: María Ester Ledesma primero y ahora Lucila Núñez, ambas consideradas personal de riesgo. Con el agravante que la compañera Lucila -que se encontraba asignada en el sector de Covid- solicitó por escrito el traslado ante la gravedad de poner en riesgo su vida.
La única respuesta que recibió de las autoridades máximas e inmediatas, fue que “cuando ingrese personal se le otorgará el cambio de sector”, hecho que nunca sucedió.
La compañera contrajo el virus y falleció, con el agravante que la dirección del hospital se negó a colocarle una cánula que se necesitaba para hacerle una traqueotomía. Fueron los mismos compañeros que -poniendo de sus bolsillos- la compraron. A pesar de ello la compañera falleció.
Esto trasciende la negligencia. Habría que aclarar que es una medida de Estado, pues el artículo 5 de la resolución 90/20 firmada por el Jefe de Gabinete de Ministros de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, y avalada por el Ministro de Salud Daniel Gollan, dice claramente que impide tomar licencia y ser exceptuados de ir a trabajar a los trabajadores con factores de riesgo, por ser considerados personal “esencial”. Así incluso lo denunció A.T.E. Sur.
Huelgan más comentarios. El dolor de tanta impunidad donde mueren nuestros trabajadores cuando todo esto se puede evitar, nos llena de bronca. Pero nada nos sorprende porque sabemos que de la burguesía nada bueno podemos esperar.
Cambiarán los discursos, pero las políticas son las mismas. En última instancia los gobiernos de turno solo responden a las necesidades de los monopolios y su dominación. Pero que vayan teniendo en cuenta que nada es eterno por más poderosos que se sientan. Más temprano que tarde el pueblo hará tronar el escarmiento.