Una frase que quizás defina la actual situación de la burguesía es que está deshilachada.
El gobierno sale al ruedo condicionado por la lucha de clases. Una cosa es lo que pretenden hacer y otra cosa muy distinta es lo que puedan hacer, lo que se les permite hacer. El actual gobierno es la expresión de la clase dominante y seguirá intentando ejecutar las políticas de los monopolios en el marco de una permanente crisis estructural del sistema. Cada medida que pretendan tomar o que efectivamente tomen, en el corto o mediano plazo se transforma en un verdadero boomerang, no sólo para su gobierno sino para toda la burguesía como clase.
Una estructura armada de partidos políticos llenos de punteros, patotas sindicales, un “ejército” de intendentes, etc., todo bajo la bandera del engaño al pueblo, la coima, el favor político, los puestos rentados del Estado y en los propios partidos, el manejo discrecional de fondos del Estado, etc., son herramientas para la dominación que utiliza la burguesía, que se traspasan en el tiempo más allá de quién gobierne, generando cierta influencia en sectores de masas.
Mantener la gobernabilidad suele ser el “caballito de batalla” del burgués que sea. Pero la crisis política generada fundamentalmente por la lucha de clases y el crecimiento de experiencia y conciencia de las masas hace que toda esa estructura institucional que incluye a los partidos se vaya desmembrando. Todos los sucesivos “ismos” que han generado falsas expectativas en el movimiento de masas y que nunca se cumplieron se ven embarrados por el mismo tendal (macrismo, kirchnerismo, radicalismo, peronismo, etc.). Esa ruptura de confianza con una estructura mercenaria va redundando en una menor influencia de la ideología burguesa, aunque sabemos que todavía es extenso el camino que debemos recorrer. Indignación y desprestigio que profundizan las contradicciones a lo interno de la burguesía.
Algo no menor en momentos en donde la clase dominante requiere de una alta centralización política y gobernabilidad para intentar sostener su tasa de ganancia que tiende a bajar, ejerciendo una vuelta profunda en el ajuste de salarios y recursos para paliar las necesidades del pueblo.
De este lado de la barricada la confrontación viene en alza y comienzan a aparecer expresiones desde las bases que no están dispuestas a ceder, que chocan obviamente con la propia estructura de las hilachas de las facciones burguesas mercenarias.
El escenario de la lucha de clases va adquiriendo un calor favorable a la clase obrera y al pueblo en general. La profundización de las luchas, la fusión y difusión de la propuesta revolucionaria con las experiencias que enfrentan la política de disciplinamiento y la baja de las condiciones de vida del pueblo; y el desarrollo y generalización de herramientas genuinas para conquistar y decidir (tales como la democracia directa, las asambleas y la movilización sin tutela) son, desde ya, la tarea a intensificar en todos los órdenes
Las luchas que viene llevando adelante la clase obrera de Villa Constitución enfrentando a los dos monopolios del acero en nuestro país: Acindar del Grupo Arcelor Mittal y a Tenaris del grupo Techint, se suman a otras que también se están dando en estos momentos. Así es el caso de los 450 compañeros de Algodonera Avellaneda, del Grupo Vicentin, (que llevan una huelga de más de 70 días por aumento salarial); los 250 compañeros mineros despedidos de la empresa Mansfield de Salta (que están luchando por su reincorporación); los compañeros despedidos de la línea de ferrocarril Roca, o los trabajadores de Dánica, entre otras experiencias que se van expresando de diferente manera.
Estos son pasos que los trabajadores estamos dando, tanto en defensa de las fuentes de trabajo como para recuperar el poder adquisitivo del salario, contra todo plan que implemente el gobierno burgués con la anuencia y complicidad de las corporaciones sindicales traidoras, representando ambos los intereses del gran capital y sus empresas.
Por eso insistimos que el pueblo laborioso desde nuestros lugares de trabajo y de vida debemos oponernos a estas medidas con firmeza y profunda convicción, acompañando y rodeando de solidaridad todas estas luchas y dando una contundente respuesta desde nuestra unidad de clase, independiente de toda tutela de la burguesía.