Cuando la lucha de clases se tensa el Estado actúa desembozadamente como lo que es: ¡clase dominante! La burguesía monopolista y su gobierno intentan cerrar filas ante la continua protesta y malestar de la clase obrera y el pueblo. El gobierno “popular” utiliza la fuerza represiva y el aparato del Estado para proteger los bienes del capital financiero.
Actúan para licuar los conflictos llevando al desgaste a la familia trabajadora, y para ello cuentan con el engaño y la mentira encabezadas por las patronales, el gobierno (en cualquiera de sus estamentos o ministerios) y de todo el aparato gremial-empresarial.
En el caso del conflicto de Algodonera Avellaneda no fueron suficientes las acciones para dispersar las fuerzas obreras. Por el contrario, el tiempo ha ido fortaleciendo los lazos entre la clase obrera y una buena parte de la población local, a la vez que el conflicto se fue nacionalizando y el mismo ha posibilitado acercar otras fuerzas proletarias solidarias con esa lucha.
Pero el gobierno de Alberto Fernández deber responder a su clase y cuando la dilación del conflicto se le ha volcado en contra aparece el Estado tal cual es. Avanzar en el plano represivo para preservar el negocio de los grupos monopolistas. La institución “justicia” ha ordenado esta mañana el desalojo de la puerta de la planta con el lenguaje propio de las peores épocas represivas de nuestra historia.
Los trabajadores continúan ahora el corte en la entrada del parque industrial.
Pero, a decir verdad, las dos caras del Estado están sujetas a la lucha de clases. La dilación del conflicto sigue permitiendo ahondar las medidas de lucha y las maniobras represivas implican un nuevo costo político que en el orden nacional debilita necesariamente su acción.
En estas graves circunstancias, a la represión hay que enfrentarla con más movilización, masificar la protesta, unificar la lucha de la algodonera con todas las aspiraciones de los trabajadores en el plano local y profundizar los diferentes planos de organización para enfrentar la iniciativa represiva del gobierno.
Nacionalmente el gobierno nacional, provincial y la patronal están débiles, toda la burguesía aparece temerosa de la agudización de la confrontación clasista, que este “fueguito” se haga llamarada por la acción de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo, que no cede en sus aspiraciones democráticas. Es en este sentido que cobra fuerza la idea de la masificación de la lucha para abordar el nuevo escenario.
Saludamos las enseñanzas de estas confrontaciones que irán tensando todas las fuerzas políticas y sociales capaces de hacer retroceder las políticas de gobiernos como este comprometidos con el capital financiero.
En el plano nacional, la lucha de los trabajadores y trabajadoras de Reconquista y Avellaneda es la lucha de todos los explotados y oprimidos de nuestro pueblo. Quebrar la iniciativa del gobierno permitirá avanzar sobre esa cuña en cada uno de las actuales confrontaciones del hoy, que nos son pocas.