El acatamiento de la conciliación obligatoria y la vuelta a la fábrica después de casi 80 días de una huelga heroica de las obreras y obreros de Algodonera Avellaneda, queremos compartir algunas reflexiones.
En primer lugar, que la vuelta a la fábrica implica que las condiciones de trabajo ya no serán las de antes del conflicto. Los maltratos y aprietes para que se produzca lo mismo o más con menos gente son cosa del pasado gracias a la lucha llevada a cabo. Y esas es una gran conquista de la huelga que servirá para seguir luchando y organizando fuerzas para lograr el aumento salarial.
La unidad, la solidez, la confianza y la tenacidad que demostraron para encarar una lucha en la que se enfrentaba simultáneamente a la patronal, sindicato y gobierno son producto y patrimonio de cada uno de los trabajadores, y de nadie más. De ninguna organización sea sindical, política, social sino del ejercicio irrenunciable que tiene la clase obrera de organizarse y decidir cómo llevar adelante sus reclamos y reivindicaciones. El ejercicio de la asamblea como órgano soberano de decisión fue, y debe seguir siendo, la metodología con la que hay que profundizar la organización obrera, en donde se destaca además la solidaridad recibida de otros trabajadores y pueblo movilizado, en donde también se ha ido ganando en unidad.
No hay grupo ni individuo que pueda estar por encima de eso, ya que la asamblea soberana es poner en práctica la democracia obrera, la democracia directa, que es la forma que tiene la clase obrera de llevar adelante sus reclamos de la misma forma que lleva adelante la producción en la fábrica: Todos producimos, por lo tanto todos decidimos. De esa manera se pudo sostener el conflicto tantas semanas y con tanta firmeza, convirtiéndose en un ejemplo a seguir por los trabajadores en el resto del país.
De esa manera se logró y logrará sostener el poder de la clase obrera para hacer frente al otro poder que está enfrente: el de las patronales y todas las herramientas a su servicio que lo único que buscan, más allá de sus discursos de ocasión, es impedir que los trabajadores se organicen y luchen con la única expectativa en sus fuerzas organizadas y no en las de los “salvadores” o “iluminados” que se arrogan derechos a decidir por sobre el conjunto de la clase.
Ahora que se ha vuelto a la fábrica es momento de recuperar el aliento y las fuerzas debatiendo, sacando conclusiones de lo que se hizo y tomando conciencia que la formidable huelga llevada adelante ha repercutido nacional e internacionalmente, tanto en los de arriba como en los de abajo. Y ratificar la importancia y necesidad de sostener la asamblea como órgano resolutivo soberano e imprescindible para que los derechos y conquistas se defiendan y consigan con la decisión y participación plena de las obreras y obreros de Algodonera Avellaneda.