En varias notas de esta página y material de formación política e ideológica de nuestro partido venimos exponiendo esta realidad tan escondida y disfrazada políticamente por la burguesía en nuestro territorio y en el mundo.
El Estado es el órgano político, jurídico, administrativo y represivo con el que cuenta la clase dominante en el poder, la burguesía, para someter y controlar a la clase oprimida (el proletariado y el pueblo trabajador) y así asegurarse la continuidad histórica de su dominación.
La democracia burguesa, esa donde «El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas para…” es la máscara de este órgano de poder burgués que periódicamente participa (cada dos años) a la masa ciudadana para crear esa falsa imagen donde todos podemos “decidir” sobre quienes nos representarán y tomarán decisiones por nosotros.
Así llegamos a entender lo de hipocresía en el título de esta nota. Porque supuestamente democracia es el gobierno del pueblo para el pueblo y ya vimos que “el pueblo no gobierna…” y debemos soportar esta “dictadura” de los “representantes”, que hacen y deshacen a gusto y mandato de los dueños del poder.
En la provincia de Mendoza, por ejemplo, venimos padeciendo esta “dictadura” de los representantes que amparados en la falacia de tener una mayoría absoluta en las cámaras legislativa provincial, vienen dando pasos firmes avanzando sobre libertades y derechos democráticos que hoy no les convienen. Por ejemplo, la aprobación de un código de contravenciones que condena las movilizaciones NO autorizadas, la distribución de propaganda comercial o política en la vía pública, con multas onerosas para la organización o individuos que desacaten.
La eliminación de la Comisión de prevención de la tortura en lugares de detención, permanentes o transitorios, que integraban miembros de organismos de DDHH e instituciones no gubernamentales ad honoren, que fue reemplazada por un par de funcionarios rentados del Estado provincial.
También se viene avanzando en medidas que terminan beneficiando a empresas monopólicas y abriendo camino a la mega minería contaminante como la creación por ley de la “Consejo económico, ambiental y social” exigido por la burguesía pro minera y conformada por ellos necesariamente, que sería el órgano que debe dar el Ok a los proyectos a desarrollar.
Ley que viene acompañada por dos resoluciones de la Dirección General de Irrigación (organismo provincial que vela por el cuidado, regulación y calidad del agua y de los cauces hídricos), una la 51/20 que anula la normativa 778/96 que prohíbe y sanciona a quienes, empresas o individuo, derrame, vierta o inyecte líquidos residuales tóxicos o contaminantes en cauces y acuíferos. La otra resolución, la 52/20 crea la figura del “Agente Contaminante”, increíble y de total desfachatez, que legaliza al contaminador, siempre y cuando este se empadrone como tal (¡como contaminador!) en un registro especial de la DGI.
Esta es la hipocresía de la democracia burguesa, que regula leyes, normativas, ordenanzas que benefician a los señores del poder para favorecer sus negocios en contra del bienestar general de la población y que a la corta termina siendo víctima de estos abusos del poder.
Todo amparado en el estado de desmovilización que los oportunistas y reformistas de la oposición política parlamentaria que solo atinan a hacer algunas declaraciones altisonantes y resignados a que en el juego democrático burgués no pueden con la mayoría absoluta de la coalición gobernante. Y si sacaran los pies del plato, llamando a movilizar, se desatarían un montón de fuerzas que hoy pululan agazapadas esperando su momento. Ahí tenemos a los municipales con sueldos de miseria, a los trabajadores de la salud, ninguneados y súper explotados como los docentes y todos los trabajadores con salarios por debajo de la línea de la pobreza.
No confían en el pueblo, no confían en las masas, y es natural que así sea, pues por eso apuestan a sostener este régimen burgués y sus instituciones. NO PODEMOS COMO PUEBLO ESPERAR NADA DE ELLOS.
Sí podemos confiar en nuestra propia fuerza, la hemos demostrado en las gloriosas jornadas de diciembre de 2019 en Mendoza, donde le dimos una paliza fenomenal al orden burgués, y derrotamos en las calles lo que nuestros hipócritas representantes habían engendrado entre cuatro no tan honorables paredes.