En Villa Gobernador Gálvez, pcia. de Santa Fé, se siente profundamente la brutal embestida del sistema capitalista contra los pueblos. La precarización del sistema de salud, ahora colapsado frente a la pandemia del Covid es producto del ajuste al que nos someten diariamente. Un porcentaje importante de los pobladores de Gálvez se ve afectado por esta enfermedad. No existen lugares de internación y deben ser trasladados a otras localidades en condiciones inhumanas.
A esta situación desesperante se suma lo de siempre: la falta de viviendas, el desempleo, la pobreza, barrios que carecen del servicio de agua potable, etc. Mientras, los frigoríficos continúan produciendo fuertes ganancias en detrimento de la salud de los trabajadores. En Swift y Paladini ya hay cientos de infectados y aislados.
Ante este panorama las empresas deberían parar la producción y hacerse cargo del salario de los trabajadores. El gobierno y el sindicato: ausentes en la defensa de los derechos de los obreros.
Tenemos que tomar en nuestras manos la decisión de defender nuestro derecho a la salud, a una vida digna con salario acorde a la canasta familiar, y reducción horaria de la jornada laboral. Autoconvoquémonos para exigir que se pare la producción los días que sean necesarios y se paguen al 100 %.
EL PODER ECONÓMICO DE LOS MONOPOLIOS MANEJA AL PODER POLÍTICO DE TURNO
Eso es el capitalismo monopolista de Estado. El poder es de quien maneja la economía, los gobiernos de turno, en este sistema, hacen lo que el poder económico les ordena.
Cuando los pueblos se encuentran débiles ellos aprietan más. Cuando éstos se fortalecen y reclaman por sus derechos se ven obligados a ceder, porque les resulta conveniente para mantenerse en el poder. A esos gobiernos se los llama “progresistas” porque ceden ante algunos reclamos de los pueblos, pero ceden…¡No dan nada! En realidad, es el mismo capitalismo disfrazado.
Las conquistas de la clase obrera no se dan sin lucha. Las luchas organizadas del pueblo son válidas e importantes porque los ayuda a sobrevivir, pero si no tenemos como norte la lucha de clases, los capitalistas disfrazados de progresistas de adueñan de ellas como si fuese su propio logro y no el resultado de las luchas populares. La riqueza de ellos es el producto de nuestro trabajo diario acumulado en el tiempo.
También nos mienten con las elecciones y que sos quién elige en las urnas. ¡Mentira! En el capitalismo monopolista de Estado vos votás pero los candidatos son de ellos, y si éste no se disciplina lo destituyen con un golpe de Estado. Miremos la historia de Latinoamérica y la lucha de sus pueblos, como Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela y nuestro país, donde hoy amenazan con un golpe de Estado, para amedrentar y paralizarnos. ¡No lo lograrán!
No existen amenazas capaces de detener a un pueblo unido en la lucha. El gobierno nos miente cuando dice que tomará medidas contra las empresas que fugaron enormes capitales (como Vicentin u otros), o cuando dice que los grandes monopolios pagarán más impuestos durante la pandemia.
¡Mentira! Las crisis las pagan los pueblos. Si la clase obrera y el pueblo en sus luchas reivindicativas por sus derechos no llevan consigo la lucha de clases, no terminaremos con este sistema perverso. Debemos organizarnos como clase. ¡Esa es la verdadera unidad para ir por lo que nos pertenece!
Autoconvoquémonos en asambleas de fábricas y barrios, con democracia directa y acción directa de lo resuelto en cada lugar. Imponer el poder de los trabajadores y el pueblo hasta terminar con este sistema y construir una nueva sociedad.
¡Todo el poder al pueblo! ¡Vamos por una vida digna!
Extraido del Boletín «La Cuchilla» (28 de septiembre de 2020)