En un informe de la semana pasada, el INDEC detallaba que en el conglomerado Villa Constitución / San Nicolás para el primer semestre del año el índice de pobreza alcanzaba el 39,8 %, mientras que el nivel de indigencia se ubica en 10,2 %.
Esto nos da que el 50% de la población de uno de los conglomerados industriales más importantes del país está por debajo de la línea de la pobreza. Datos muy duros que reflejan claramente la terrible devaluación y el castigo al bolsillo que sufre nuestro pueblo.
Pero se agudiza la situación de nuestra clase si tenemos en cuenta que en estas ciudades se encuentran 2 de las multinacionales del acero más importantes del país: Acindar Arcelor Mittal y Siderar del grupo Techint.
Ejemplo de cómo los empresarios están usando esta “crisis” (crisis para nosotros, no para ellos) para achatar los sueldos es que -los otrora “sueldos envidiables” de los metalúrgicos de la zona- están en promedio un 10% por debajo de la canasta familiar que publica el propio INDEC.
En Acindar, producto de la primera etapa de la cuarentena, la producción se detuvo cerca de 1 mes. Luego recuperando rápidamente los niveles de producción, subiendo de turnicidad los trenes de laminación y de la acería, poniendo la producción al mismo nivel pre pandemia.
En el caso de Siderar la producción nunca paró, declarándose como “esencial” la producción de chapa por los aerosoles. ¡Claro que nadie explica porque se hacía chapa para la industria automotriz, línea blanca de electrodomésticos, etc.!
En la primera de estas acerías, en plena disputa paritaria de la UPM nacional (que terminó cerrando, como marco el gobierno, con un bono no remunerativo de $30.000 en 5 cuotas de $6.000 que no impactan en el sueldo, ni en el aguinaldo, horas extras, etc.), se dio una lucha, que arrancó previo a las reuniones «paritarias» con asambleas por sectores, con paradas de equipos y que terminó después del acuerdo miserable (como miserables son sus «representantes» ) con cortes de horas extras general.
Producto de esta lucha se llegó a un acuerdo de $ 20.000 más en 4 cuotas. Lo que estaría sumando desde septiembre a diciembre, $ 11.000 más a los demacrados sueldos, pero con el condicionante que en enero del 2021 volveríamos al mismo sueldo de julio 2020.
Esto que, si bien es un triunfo de la lucha y unidad de los trabajadores de Acindar de Villa Constitución (el cual hoy se está replicando en el resto de las plantas de Acindar del país) no deja de tener sabor a poco, ya que son muchos los que estaban dispuestos a seguir, para que este aumento sea porcentual. Algo que no se definió en un congreso «manipulado» por la corporación sindical.
Pero en el medio de esta situación tan dura para los trabajadores, los negocios y ajustes no se detienen, llevando más miseria aún a nuestra clase.
En la planta que tiene Tenaris (también del grupo Techint) en Villa Constitución, el despido de 5 compañeros provocó un piquete y un corte en el ingreso de la planta que llevó al parate de la empresa por 10 días.
Rápidamente «la justicia» (de las multinacionales) falló en favor del desalojo. Una movilización impresionante de la policía (con efectivos de Rosario y toda la zona) desalojó el acampe dejando a los trabajadores sin ningún tipo de protección, librados a su suerte, ya que el gremio (que hizo jueguito para la tribuna) se desentendió llevando todo al «reclamo legal» (Sí: a la misma “justicia” que ordenó el desalojo).
Mientras, en Empalme Villa Constitución, los trabajadores precarizados de la comuna, que ganan $3.500 por semana se movilizaban por aumento salarial y por la reincorporación de 2 despedidos.
Los maestros, asistentes escolares, médicos, enfermeros, llevan adelante medidas de fuerza en contra de la ausencia de paritarias y en contra de los bonos miserables.
Las luchas se agudizan, al compás de la profunda pauperización de nuestro pueblo. La cuarentena ya no frena el ímpetu de los trabajadores por recuperar un salario digno.
La unidad se va entrelazando en este camino de lucha, así como los patrones (el Estado y los monopolios) se unen aplicando la misma receta.
Los trabajadores estamos caminando la unidad, entendiendo claramente que es el único camino para enfrentar este atropello y esta auténtica guerra de clases que está claramente desatada.