(En el marco de la tensa situación que atraviesa la lucha de clases en Chile, el domingo 25 se llevará a cabo el plescbicito nacional constituyente. Publicamos a continuación una nota que nos envía la organización “América Rebelde” que ayuda mucho a comprender el curso de la lucha y los debates que se están dando en el país hermano. )
“Quienes detentan el poder son hábiles en convencer a parte de la población que las únicas alternativas válidas a considerar son aquellas que ellos imponen desde su posición de fuerza. Mediante la utilización de los medios de desinformación de masas practican el autoritarismo ideológico cuya finalidad es la de invalidar las alternativas anti sistémicas, populares y revolucionarias. Pretenden imponer la uniformidad de pensamiento, la normalidad.
Lo anterior está ocurriendo nuevamente en el contexto del plebiscito Apruebo / Rechazo.
Francisco Vidal (PPD) (1) durante todo el transcurso del estallido social y de la pandemia ha repetido hasta el cansancio que «una bomba molotov es un voto para el rechazo» queriendo invalidar la justa protesta social como la defensa legítima de las masas ante el terrorismo policial desatado.
José Miguel Insulza (PS) (2) ha dicho que la oposición debe llamar a no protestar mientras dure la campaña plebiscitaria. Nuevamente, y después de haber señalado durante el estallido social que se debía reprimir, lo que quiere es que se imponga la «Paz Social» entendiendo por ella la oportunidad de las clases dominantes para avanzar en ese «gran acuerdo nacional» que no es más que la readecuación de las políticas públicas que son a la vez el eufemismo que se utiliza para denominar las políticas capitalistas y de explotación.
El estallido fue claro. La protesta más larga y violenta de los últimos decenios en Chile fue lo más parecido a un tribunal popular de cómo se impuso la democracia protegida y de seguridad nacional, cómo se desarrolló la transición pactada y cómo se ha mantenido toda la «obra» heredada de la dictadura mediante el uso y abuso de la fuerza del Estado contra el pueblo y como ambas alianzas burguesas de derechas (derecha fascista y derecha concertacionista / progresista) contra la mayoría durante estos 30 años.
Ambos sectores políticos, representantes y defensores de los intereses oligárquicos e imperialistas, han hecho todo lo posible por hacer el capitalismo mucho más eficiente, aumentar la cada vez mayor concentración de la riqueza, entregar todos los recursos a las transnacionales, abrir la economía de par en par e insertarse en la tan ansiada globalización firmando 25 tratados de libre comercio, renunciar a todo lo que significa la soberanía política, independencia económica y anular completamente la soberanía popular reduciéndola al mero ejercicio del voto a sabiendas que el pueblo vota pero es la oligarquía y el imperialismo son los que deciden.
Este es el telón de fondo del plebiscito que se efectuará el 25 de octubre. Para esa fecha se habrá cumplido un año del estallido social y muy posiblemente se habrán realizado numerosas protestas a lo largo y ancho del país con diferentes intensidades y convocatorias. Nuevamente, la clase política se escandalizará por el protagonismo popular, por su irrupción y empuje. Llamarán nuevamente al control de orden público y el terrorismo policial aparecerá en las golpizas, torturas y abusos abriendo nuevamente la puerta a declaraciones enfurecidas por parte de estos mismos progresistas para presentar otra acusación constitucional mientras las víctimas de la represión se desangran.
Ante esta situación no cabe otra alternativa que simplemente NO VOTAR, no prestarse para este circo pobre y develar que lo que está en juego no es en nada el mejoramiento ni menos el cambio de modelo económico (la ley 21.200 que regula el plebiscito prohíbe el cambio de modelo económico) y por lo tanto en nada cambiará las nefastas condiciones de vida de los trabajadores y pueblos. Lo que está en juego entonces es darle un balón de oxígeno a un modelo de sociedad que se muestra quebrantada y agonizante, es revivir un cadáver y continuar con el enriquecimiento ilícito de la clase dominante, de los ricos.
Tanto la opción Apruebo / Rechazo, al igual que el plebiscito de 1988 SI/NO, es votar al final por la prolongación del mismo modelo de explotación ante el cual nos sublevamos, es querer que la esclavitud se eternice, es simplemente sacarles brillos a nuestras cadenas o en el mejor de los casos cambiar de amos.
El no votar, el no validar el circo es parte también de la necesaria construcción de otra alternativa, esa que ha estado ausente y que se tiene que construir y que tienen todo el derecho a existir: LA ALTERNATIVA POPULAR Y REVOLUCIONARIA”.