Como venimos analizando en varios artículos, y como viene sufriendo nuestro pueblo en carne propia, la pérdida de poder adquisitivo a causa de la inflación y de la estampida del dólar ha alcanzado niveles pocas veces vistos, empujando a los sectores de trabajadores informales a la pobreza y a los sectores empobrecidos a la miseria total.
Pero queremos detenernos aquí a analizar la situación de los trabajadores de las multinacionales, empresas que por diferentes razones (nunca claras) fueron declaradas “esenciales”, como la fabricación de autos, de hierro, de chapa, de aluminio, de pinturas y un sinfín de etc., que en su carrera por obtener más ganancias y que sus cuentas no paren de agrandarse, negociaron con el gobierno, por cualquier resquicio, no parar de producir, exponiendo a sus trabajadores a los contagios con falsos protocolos que nunca se cumplen o están hechos a la medida de sus necesidades de producción.
Tomando como ejemplo la multinacional del acero del sur santafecino, Acindar Arcelor Mittal (aunque también podría extenderse a su vecina Siderar, del norte bonaerense, ya que ambas conforman el aglomerado industrial Villa Constitución/San Nicolás) y los sueldos no difieren mucho, podemos elaborar el siguiente cuadro:
Datos a octubre de cada año. (*) En el año 2017. Las paritarias se estiraron y se empezaron a aplicar a partir del mes de noviembre.
De este pequeño cuadro se pueden deducir varias cosas:
Primero que mientras la evolución del salario desde el 2016 hasta ahora fue de un 177%; la evolución del precio de la carne fue de un 358% y la evolución de la canasta familiar para Rosario y la zona fue de 249%, marcando claramente la fuerte pérdida de poder adquisitivo que han tenido los salarios de los metalúrgicos de estos monopolios.
Pero más fuerte es aún la comparación de la evolución del salario real en dólares ya que mientras la tonelada métrica del acero a nivel mundial tuvo un incremento del 18% (con picos del 53 % en el 2018), el ingreso en dólares disminuyó un 75% dejando el salario de los trabajadores de las siderúrgicas argentinas en los más bajos a nivel mundial.
Este nivel de pauperización del salario en los obreros metalúrgicos, se puede masificar y extender al resto de los trabajadores del país. Ya que sus salarios se contrajeron de la misma manera.
Esta contracción del salario general, a valores históricos, sumado al continuo aumento de los precios, confluyen en un solo objetivo: obedecer, sin ningún tipo de objeción, al compromiso tomado con el FMI y el resto de los chupasangres mundiales de bajar, a como dé lugar el costo del salario en el país.
Si a esto le sumamos la ausencia de paritarias reales y su reemplazo por bonos no remunerativos en la gran mayoría de los sectores, es un combo letal para el bolsillo de los trabajadores. Claro que para esto cuentan con la siempre inestimable colaboración de las burocracias, siempre dispuestas a poner lo suyo para entregarnos.
Este debate corre por cada sector, por cada galpón, por cada taller, por cada fabrica, aula, escuela, viñedo, finca, campo, hipermercado o shopping, en todo lugar donde se junten 2 o más trabajadores, este es el debate principal, ¡¡¡la plata no alcanza, esto no da para más!!!
Los conflictos se van desatando por todos lados desde los aceiteros de San Lorenzo hasta los empleados de Carrefour, Wal-Mart y Vital, desde los técnicos del Hospital Garrahan hasta los choferes de línea 60, por todos lados, metalúrgicos, empleados del Estado, comercio, salud, etc., en pie de lucha para dar vuelta esta situación. Y lo único que tiene “el gobierno nacional y popular” para oponer y tratar de frenar esta verdadera avalancha de reclamos es estirar la cuarentena y reprimir si se les escapa de las manos.
Las fuerzas de la clase están confluyendo en un mismo reclamo, con la contundencia y la unidad que esto genera. Esta actitud redundará en un cambio muy importante en la confrontación que estamos dando contra la burguesía y su gobierno. Buscando dar un salto hacia adelante en dicha confrontación.