Hace una semana, el jueves 12 de noviembre el conurbano de Mendoza padeció un fenómeno climático inusual e inesperado Después de casi un año sin lluvias soportamos en solo 45minutos una torrencial precipitación precedida de una granizada impresionante: llovió en pocos minutos las tres cuartas partes de lo que llueve normalmente en todo un año.
Casi de inmediato las redes se llenaron de videítos caseros mostrando calles como si fueran ríos arrastrando a su paso hasta automóviles. Canales aluvionales, zanjones, acequias desbordadas y rebasadas por las caudalosas aguas marrones que venían bajando de la zona de los cerros. No faltaron los memes sobre lo inesperado y llamativo que resultó el fenómeno.
Hasta aquí la nota de color. Las noticas más inmediatas de medios digitales, junto a estos videos anuncian “graves daños en varias zonas”. ¡Oh! casualidad estas “zonas” referían a barrios marginales de los varios que hay en el piedemonte mendocino.
Se trata de asentamientos que los más carenciados y marginados por este sistema excluyente que le van ganando terreno a la base de los primeros cerros. Casas muy precarias construidas con chapas, cartón, nylon, de cañas revocadas con barro en paredes y techos… en el mejor de los casos hechas de adobe, donde viven más de dos o tres familias por cada una.
Así fue que para ellos no fue nada “pintoresco” un fenómeno como este: la piedra destruyó techos, volteó paredes, el agua arrasó todo a su paso, llenó de greda las habitaciones, se les mojaron sus pocas pertenencias, ropa de cama, colchones. Un verdadero desastre.
En medio de esta calamidad, un pibe del Barrio Papa nos dio una lección de vida, de valentía, de entrega por el otro. El chico Kevin Brayan Castro de 14 años no dudó en arrojarse a estas aguas heladas y barrosas para rescatar a dos vecinos más chicos que eran arrastrados por el torrente. Los chicos salieron, el Kevin no.
Quedó atrapado entre los escombros y hierros de una obra vial inconclusa por parte de las autoridades municipales. Así, este ejemplar pibe, el Kevin, pereció ahogado además de todos los golpes y contusiones que le generó esta maldita agua que castiga a los pobres.
De inmediato los vecinos no dudaron en manifestar su bronca e indignación por esta tragedia evitable y por el desastre ocasionado por el agua. El mismo jueves en la noche hicieron piquetes haciendo escuchar sus reclamos, el viernes confluyeron de los distintos barrios a un encuentro asambleario impulsado por los vecinos de un Centro Cultural autónomo y resolvieron movilizarse el día lunes al municipio para exponer todos sus reclamos.
Este lunes los vecinos bajaron de los cerros como bajó el agua, según el relato de un comunicador radial. A pie, con carteles hechos a mano, la mayoría mujeres con sus hijos en brazos y en carritos recorrieron los cinco kilómetros que separan a estos barrios de la plaza municipal y la intendencia. Al paso se fueron sumando otros vecinos que se sumaban solidariamente a sus reclamos.
Casi trescientas personas reclamando a las autoridades, a modo de asamblea se fueron escuchando distintas intervenciones de los vecinos, expresiones como “no queremos más pérdidas (por lo de Kevin), estamos cansados de un bolsón de comida, de un pedazo de nylon, necesitamos viviendas dignas para nuestros hijos”. “Lo que pasó con Kevin no fue una casualidad, los vecinos estamos hartos de reclamar y que nadie se haga cargo”. “Kevin es nuestro hijo, ya es parte de todos nosotros y esto no puede pasar nunca más.
La masividad hizo que las autoridades municipales recibieran una comitiva, que fue elegida en asamblea en ese momento. Se consiguió que las autoridades se comprometieran en acercarse a los barrios damnificados para hacer un relevamiento de los daños producidos, se haga un censo habitacional y una posterior reunión para ellos (el municipio) exponer sus planes habitacionales a los vecinos.
Pero como todos estos vecinos saben que, así como de los cerros las aguas bajan turbias, también son turbias las promesas institucionales se decidió permanecer movilizados en asambleas en cada barrio e ir coordinando con todos los barrios y asentamientos para no darle tregua al gobierno municipal o al que sea. Saben que solo con su movilización e insistencia podrán logar satisfacer las reivindicaciones que reclaman, la principal: UNA VIVIENDA DIGNA PARA UNA VIDA DIGNA.
La moneda está en el aire, un pueblo cargado de indignación por una pérdida irreparable, pero principalmente organizado en asamblea con pleno ejercicio de la democracia directa y movilizados pone jaque al poder burgués. Ya nada será igual después de ese jueves fatídico en los barrios del oeste de Godoy Cruz, porque como se dijo EL KEVIN ESTÁ EN TODOS NOSOTROS AHORA y él nos marcó un camino de lucha y entrega aún en la adversidad.