14 años tenía esta vez… “La víctima”, fue salvajemente asesinada y su cuerpo, degollado y calcinado…
¡BASTA! Ya no queremos ser datos de estadísticas ni un nombre más en alguna lista. Así se repiten los titulares de las noticias casi diariamente. Ya son más de 180 los casos de femicidios en lo que llevamos de esta pandemia y este Estado presente sigue sin legislar o garantizar que se cumplan leyes ya existentes.
Por ejemplo, muchísimas de las mujeres víctimas de femicidio habían hecho denuncias varias veces, tenían un botón antipánico; y sus victimarios, medidas cautelares o tobilleras electrónicas y, aun así, fueron asesinadas. Los servicios de atención a las víctimas no dan abasto porque, especialmente fuera de Buenos Aires, no son suficientes ni suficientemente conocidos o accesibles.
Es imprescindible mayor presupuesto y decisión política para la aplicación efectiva de la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas como un paso fundamental para empezar a transformar las relaciones entre los géneros, que elimine los estereotipos y desnaturalice las violencias, programas como el de la ESI no solo deben servir para empoderar a las chicas, sino también educar desde edades tempranas a los varones en otros patrones socioculturales.
Es urgente profundizar en la aplicación de la Ley Micaela, que norma la capacitación a funcionarias y funcionarios de los tres poderes del Estado, con lo que probablemente se hubiera evitado el desinteresado, apático y poco profesional proceder de la agente que atendió y desestimó el pedido de asistencia del vecino que escuchó el pedido de auxilio de Florencia.
Lo que demuestra que desde el pueblo hacemos lo que podemos con lo que tenemos, pero evidentemente “lo que tenemos” no alcanza. Todo es urgente e imprescindible para evitar que nos sigan matando, pero no entramos en los planes de un sistema que reproduce la violencia machista a través de todas sus instituciones, porque sí, porque le sirve y la utiliza como una forma más de oprimirnos, reprimirnos y dominar a la clase trabajadora.
¡Los femicidios son una política mundial del sistema capitalista! Una vez más el Estado demuestra que las leyes las aplica cómo y cuándo quiere. Como en el caso de Lucía Pérez (entre tantas otras) donde, a pesar de tener todas las evidencias para condenar a sus asesinos, determinaron que el único delito que habían cometido era la venta de estupefacientes y una vez más usaron las leyes que deberían protegernos para beneficiar a los victimarios porque obviamente tenían relaciones con el poder.
A ustedes, sí, ustedes, dueños y dueñas de todo: dejen de intentar meternos el discurso de que la responsabilidad es nuestra y/o que somos cómplices del femicidio de Florencia y tantas otras, que «No pudimos salvarla» porque no es verdad. ¡Somos personas con otro montón de derechos vulnerados que apenas sobrevivimos al hambre, a la pobreza, a la explotación, a las injusticias y crueldades de este sistema del orto!
Así que ahí tienen LO QUE PODEMOS HACER, ¡romper todo! exteriorizar toda la bronca acumulada de años, de listas con cada vez más nombres y estadísticas con cada vez más números, de no tener ni una mísera herramienta legal ni social de nuestro lado para cambiar realmente las cosas, y que quienes pueden hacerlo se caguen en todo.
¡Ahí está nuestra respuesta, por ahora espontánea y visceral, pero deberían empezar a tomarnos más en cuenta, porque cuando organicemos la ira y encontremos una herramienta política… el miedo lo van a tener ustedes!