Trabajadoras y trabajadores Aceiteros y sectores del complejo agroindustrial, una lucha y la firme decisión de confrontar a las empresas monopólicas.
Tras 20 días de paro de actividades, con piquetes en las terminales portuarias y movilizaciones incluidas, las patronales se vieron obligadas a ceder a los reclamos y exigencias de los trabajadores, reclamos y exigencias genuinas, necesarias e impostergables en la actual situación y contexto.
En una nota del mes de noviembre dábamos cuenta de la lucha que habían emprendido los trabajadores recibidores de granos, desarrollando esa lucha en el ámbito del nodo exportador Rosario, y detallando con números y estadísticas que el mismo es el más importante productor y exportador de cereales, oleaginosas y productos derivados del mundo.
No tardaría mucho que otros sectores, Aceiteros entre ellos, se sumarán a la misma, dado que las bases estaban debatiendo la necesidad de medidas de fuerzas, no solo por «mejoras salariales”, también por las condiciones de salubridad, por alta exposición en la emergencia sanitaria de la pandemia, y sobre todo también, para frenar decididamente el intento de «mayor flexibilización laboral» que los monopolios pretenden y exigen a los gobiernos de turno…
En nuestro país, desde hace meses y en el medio de la pandemia, es la clase obrera la que ha salido a manifestarse, a reclamar y lleva adelante movilizaciones y luchas. Clase productora de toda riqueza en el sistema capitalista, explotada y expropiada del producto de su trabajo y resistiendo las inclemencias de las crisis generadas por los explotadores, pandemias, virus, mayor pobreza y muertes incluidas. Lejos de resignarse ha tomado las iniciativas conociendo y reconociendo su propia fuerza, en los niveles de organización y unidad que va desarrollando.
Concentración de capital en niveles nunca vistos han desarrollado ínfulas de prepotencia altísimos en la burguesía monopolista. Pero cuando la clase obrera o un sector de la misma, como en este caso se pone firme en sus reivindicaciones y exigencias utilizando las herramientas que dispone, golpeándolo en la producción y sus ganancias, les pone un límite, arrancándole las conquistas que solo se logran con la lucha.
Y al menos una parte del triunfo de los trabajadores que le crearon semejante «conflicto» (así lo definieron las distintas patronales que conforman una cámara) se debe a esta cuestión.
Bueno… un par de días y lo arreglamos… Bueno, 4 o 5 barcos varados… lo arreglamos… Bueno, heee, charlamos con tal y tal otro y lo «arreglamos»… Bueno, que pasa que no podemos «arreglar este conflicto?»...
Una semana… 10 días… el proletariado firme en su lucha, y no cede… 15 días… 130 barcos en el Paraná… En ninguna terminal se mueve un solo grano… El «mercado mundial» reclama, exige, necesita. Llaman desesperados al gobierno, hay discusiones de cómo abordarlo entre las empresas monopólicas del sector y un montón de lo mismo de siempre: no hay plata, si le damos lo que exigen nos fundimos…
Pero la clase obrera, los trabajadores, todo el pueblo sabe, o al menos intuye… miles y miles de millones de dólares, plata hay. Sabemos, que al último burgués le compraremos la soga.
A esta lucha, que tuvo repercusión en muchos medios de todo el mundo, la miran muchos otros sectores de la clase obrera y marca jalones de un camino a recorrer. Obreros de Guerrero Motos (en Rosario) han realizado paro y piquetes, trabajadores de la salud, estatales, obreros de neumáticos, trabajadoras y trabajadores de Caal Center… y tantos más que se movilizan y luchan.
Es importante la unidad y la organización de toda la clase, la solidaridad con todos los sectores, los que han «perdido» su fuente de trabajo, los más postergados, la unidad y la acción con todo el pueblo.
Tenemos que avanzar y plasmar estas luchas en fuerza, construir un poder capaz de torcer el brazo a los monopolios. Los 20 días de lucha con sus resultados así lo demuestran.
¡¡Viva la lucha de aceiteros, recibidores de granos y portuarios!!
¡¡Viva la lucha obrera!!