En nuestras manos está la solución como clase, empezar a organizarnos cómo tal, todo lo creamos las y los laburantes produciendo y trabajando todos los días sin parar en las fábricas, en la línea de producción, en la máquina, en el hospital, en el transporte, en muchos lugares.
Estamos en todos lados y todo lo que nos rodea en nuestras barriadas y en nuestra vida social son nuestras hermanas y hermanos de clase. Nada de esto se dice, todo se esconde, pero en verdad estamos al frente y de nosotros depende que se mueva el mundo.
Sin embargo, unos pocos y sus empleados en los gobiernos y sindicatos se llevan la riqueza que producimos. Todos son unos parásitos inservibles que nos chupan la sangre días y días sin parar, viviendo del esfuerzo diario de millones de mujeres y hombres super explotados y sumergidos en la barbarie capitalista. Por eso el mundo está como está, porque los que producimos todo la pasamos cada vez peor y los parásitos de los núcleos dominantes se hacen cada vez más ricos a costa nuestra.
El capitalismo es igual a un cuerpo en putrefacción, donde los parásitos y gusanos se hacen el festín. Es un mecanismo que necesita que el cuerpo no se pudra del todo para seguir alimentándose de él. El capitalismo es enteramente contradictorio. Debe reproducirse y lo hace a costa de la destrucción del cuerpo que lo alimenta. Por eso debemos barrer con este sistema que hunde a la clase obrera y al pueblo laborioso y que frente a nuestros ojos ha demostrado ser una verdadera plaga.
Si nos organizamos y decimos basta también le decimos basta a las migajas. La lucha por aumentos de salarios es parte de la lucha por nuestra dignidad, pero después de conquistar esos aumentos y de manera engañosa (con inflación, ajustes, etc.) suben los precios de los alimentos, de los servicios, (luz, gas, agua, telefonía, salud, vestimenta, alquileres, etc.) Todo lo creado y producido por la clase obrera, haciendo imposible poder comprarlos.
Todo este mecanismo hace que el aumento ganado se hunda en el pantano de los impuestos al salario, de las devaluaciones, de la suba del dólar, etc… Salarios denigrantes, desocupación, miles de laburantes esperando una changa para poder subsistir con migajas, miseria y pobreza. Cada vez se desvaloriza más nuestra fuerza de trabajo y por consecuencia también nuestras condiciones de vida. Todo esto es al mismo tiempo reducción de salarios y destrucción de nuestras vidas.
Que esto siga o cambie depende de la clase obrera y la amplia organización junto al pueblo. Ellos nos adulan por el voto y después quieren que vivamos con migajas ¿Por qué? Basta de buscar representantes en los gobiernos burgueses o en las cúpulas sindicales, todos son un asco. Todos mienten. Basta de esperar milagros de cada gobierno de turno, de cada burócrata de turno, de cada diputado de turno, todos son la misma basura. Todos quieren aumentar sus ganancias y las de los poderosos, todos son capitalistas.
No nos dejan avanzar porque sólo piensan en ganar y ganar no les importa nuestras vidas, eso es más que evidente. ¿Qué podemos esperar de los de arriba? Nada.
¿Cuánto tiempo más se puede soportar esta situación? ¿Quién de nosotros no se lo ha preguntado? y ¿Quién no ha masticado bronca más de una vez frente a tanta injusticia?
Por ello no nos dejemos manipular, porque tan cierto es el hecho que todo lo creamos y todo lo producimos, como el que dejemos en sus manos las decisiones sobre nuestras vidas.
Podemos ir por todo. Eso es poner las cosas en su lugar.
Tenemos que organizarnos como los que somos enemigos de toda esta realidad. Está en nuestras manos cambiar éste sistema perverso. No se trata de cambiar gobiernos. Se trata de que es necesaria una revolución social, una revolución de la clase obrera y el pueblo para barrer con este sistema destructivo.
Por ello la organización de base en las fábricas, lugares de trabajo y barriadas en la necesidad de construir poder local es imprescindible. Poder local no sólo para resistir los ataques de las políticas burguesas, sino para avanzar en conquistas políticas, en conquistas que nos permitan ganarle terreno a la burguesía socavando con nuestras acciones de lucha sus decisiones de sometimiento.
Organización con pleno ejercicio y protagonismo de todos. Con la capacidad de decidir a mano alzada, con la capacidad de ejecutar de forma directa lo resuelto por la asamblea. Se trata de constituir de forma independiente las organizaciones propias y genuinas de la clase obrera y el pueblo, ejerciendo la movilización y la lucha contra el hambre, contra todos los atropellos policiales, contra todas las medidas antipopulares, contra todo ataque a los salarios, contra toda intención de disciplinamiento y extorsión, contra los aprietes institucionales y represivos. Inclusive se trata de hacer prevalecer los derechos humanos, como la salud, la alimentación, la vivienda, en las barriadas; se trata que desde el poder local es posible avanzar desde nuestras iniciativas sentidas y más urgentes en masivas acciones locales.
Tal como los obreros de la textil Avellaneda del norte de Santa Fe que después de 70 días de huelga y desde el masivo apoyo del pueblo lograron hacer retroceder a Vicentin y sus secuaces. Se trata de aunar la voluntad de transformar esta realidad desde nuestras necesidades como trabajadores y como pueblo. Entramar la unidad por abajo y desde allí enfrentar todas las políticas burguesas, sumando más y más hermanas y hermanos de clase a esta obra revolucionaria. Es el único camino que en nuestras manos nos permitirá avanzar con un proyecto revolucionario de poder y construir un poder revolucionario de clase y del pueblo para lograr una verdadera trasformación social barriendo con el capitalismo.
Es ahora y es hoy. Todo lo producimos y por lo tanto todo nos debe pertenecer, inclusive nuestro propio destino.