Para superar la línea de pobreza, los vitivinícolas deben conquistar un aumento salarial de, al menos, un 87% sobre el salario de bolsillo.
El 1° de febrero los obreros y obreras vitivinícolas se movilizaron a la Casa de Gobierno de Mendoza iniciando una lucha histórica por recomposición salarial. Histórica por lo atrasado de su salario, e histórica porque fue la primera vez luego de muchos años en que empiezan a tejer una sólida unidad pasando por arriba a las burocracias sindicales.
Como aporte a esta lucha, hemos elaborado un informe especial que analiza la situación económica general del sector y la calamitosa situación salarial que viven las y los trabajadores, quienes para no caer por debajo de la línea de pobreza deben conquistar de manera inmediata un aumento salarial de, al menos, el 87% contando refrigerio y presentismos (es decir, sin derecho a enfermarse).
La parte salarial del informe puede ser utilizada también como referencia para miles de trabajadores y trabajadoras que elaboran aceite de oliva, quienes son empleados bajo el convenio vitivinícola.
A continuación, reproducimos las principales conclusiones del documento:
CONCLUSIONES
Las cámaras empresariales, los medios de comunicación y los gobiernos de turno siempre afirman que el sector vinícola se encuentra en crisis, en el presente trabajo hemos demostrado que:
- En el sector de viña se ha operado un agudo proceso de concentración económica donde han quebrado 12.734 productores (35,0% del total) desde 1990 hasta 2019. Sin embargo, aumentó la superficie implantada y el tamaño medio del viñedo, es decir que los grandes productores crecieron a costa de la quiebra de los pequeños.
- Ha habido un avance en la integración vertical del sector vínico, demostrado por el hecho de que la uva ingresada a establecimientos proveniente de viñedos propios aumentó un +5,45% entre 2005 y 2019 en el promedio general, y un +6,03% en Mendoza. En esa provincia, el 43,36% de las uvas ingresadas a bodega ya provienen de plantaciones propias.
- La reconversión del sector operada en los últimos 20 años ha agudizado el proceso de concentración económica. Además de la tendencia al control total de la viña, el aumento en el uso de sistemas de espaldera en detrimento al típico de parral da cuenta de una tendencia también en la automatización de la recolección de uva, lo que implica a su vez despedir trabajadores no por “crisis” sino por bonanza productiva.
- Las exportaciones, aunque fluctúen en términos de volumen, se mantienen constantes en términos de valor. En los últimos 20 años el 90% del valor exportado corresponde a vino fraccionado, ubicándose como el principal producto de exportación. En ese segmento, lejos de observarse una caída de precios acorde a la crisis internacional, lo que se da es una estabilidad sostenida del precio del vino en dólares.
Queda totalmente desmentida la supuesta crisis vitivinícola. Crisis para los pobres, ganancias para los poderosos. Por su parte, la fiesta del vino argentino la vienen pagando las y los trabajadores. Este breve estudio demuestra que:
- Entre 2010 y 2019 el precio del vino en dólares aumentó un 32% mientras que los salarios disminuyeron un 26%.
- Según la Canasta alimentaria del INDEC, el precio del vino aumentó un 142% por encima de los salarios vitivinícolas, y según la Bolsa de Comercio de Mendoza, el aumento de los precios fue un 224% superior al salario
- Tanto para el mercado interno como para el mercado externo el precio del vino aumenta muy por encima de los salarios, lo que redunda en mayores ganancias para las empresas y más miseria para el pueblo trabajador.
- Para que las familias vitivinícolas salgan de la línea de pobreza oficial (establecida por el INDEC, sin contemplar alquiler y con una canasta alimentaria de pésima calidad) deben percibir un aumento salarial urgente de al menos un 87% aun considerando como parte del salario el refrigerio, que se cobra en negro, y los dos presentismos, es decir, aún a costa de la salud de las y los obreros.
PARA ACCEDER AL INFORME COMPLETO INGRESÁ AL SIGUIENTE LINK: