Gobierno y oposición nos han bombardeado estos últimos días con un arsenal de discursos y discusiones sobre la salud de la población. A ello se sumaron los ejércitos de periodistas y medios con los que cuentan cada uno. Nos referimos a los conscientes de la difamación y a los idiotas útiles que les hacen coro.
Todos quieren crear la ilusión de que están muy preocupados por la integridad de los niños y comunidad educativa y de la población en general. Así inventan falsas discusiones: presencialidad o no presencialidad, así como antes inventaron lo de la famosa grieta o la cuarentena masiva excepto la producción de los sectores que denominaron “esenciales”.
Pero el personal de salud de Neuquén hace más de cincuenta días que no tiene respuesta y nadie mueve un dedo. ¿Acaso éste no es un problema nacional en medio de una pandemia que azota al mundo? ¿Acaso lo de Neuquén no es el pus que sale en esa zona pero que refleja una realidad nacional?
Los trabajadores de la salud autoconvocados de Río Negro quienes vienen luchando de tiempo atrás se suman a la movida confirmando lo dicho. Los médicos de la provincia de Santa Fe y otras localidades denuncian la falta de personal para atender las demandas generadas por la situación.
Pero los estados Nacional y Provinciales no nombran nuevos agentes de salud, así como tampoco destinan recursos para que la gente viaje y se traslade en forma adecuada y no circule con el virus a cuestas. Tampoco obligan a las empresas a modificar su procedimientos, horarios, turnos y asistencia de personal para garantizar la salud de los empleados. No se otorgan aumentos de salarios o se hacen a cuenta gotas y, en lo posible, en negro…
Sumado a ello, obreros aceiteros, recibidores de granos, portuarios, de la carne, textiles, vitivinícolas, frutihortícolas, y muchos más luchan por mejoras en sus ingresos y calidad de vida o denuncian contagios evitables por condiciones de trabajo o de traslado desastrosas.
Nos quieren convencer de que las condiciones de vida y la pandemia se resuelven sosteniendo sus ganancias. O sea, sin poner un solo recurso. Más bien, ahorrando recursos estatales y privados.
Es que, como venimos diciendo e insistiendo, el problema para la burguesía y sus políticos y sindicalistas a sueldo no es la salud del pueblo sino la reducción de costos para la obtención de ganancias en medio de una crisis capitalista mundial en la que prima el interés de la destrucción masiva de fuerzas productivas. La pandemia es el caballo de batalla sobre el que galopa dicho objetivo.
Todo es un gran verso, una burda mentira que encubre el verdadero motivo de sus decisiones políticas. La afirmación del presidente de que “en las fábricas y empresas no hay contagios” es el resumen perfecto del cinismo de toda la burguesía que, como clase, mira para el costado y reduce costos en todos los planos en que puede hacerlo, ejerciendo mayor presión en la superexplotación y empujando para que los recursos recaudados sirvan para solucionar el porcentaje de ganancias de los actuales y futuros ganadores en esta sangría económica para el pueblo. Cada monopolio apuesta a quedarse con mayor parte de la torta y el gobierno y oposición ayudan para que eso ocurra. Nadie dice nada sobre el tema, actores y cómplices por el contrario, lo ocultan bajo el paraguas del covid.
¿O acaso algún sector político burgués movió algún dedo en favor de los problemas planteados más arriba?
Todo es especulación y miserable inhumanidad. Pero esta situación se les va de las manos y su debilidad se refleja en no saber qué hacer ante la rebeldía creciente de la resistencia de las masas populares que no aceptan a pie juntilla el bastardeo a sus derechos a satisfacer sus necesidades y condiciones de vida.
La profundización de las luchas y el desenmascaramiento del escudo de la pandemia que la burguesía y su gobierno utilizan para justificar las políticas de ajuste y de tierra arrasada a fin de despejar el terreno para reiniciar el ciclo productivo con un nivel de concentración superior de capitales, es el camino emprendido por trabajadores y eje de nuestra labor como revolucionarios.
Como trabajadores nos cuidamos no sólo protegiéndonos del virus sino también, y fundamentalmente, generalizando las luchas y ejerciendo la fuerza y organización que nos permita quebrar esta política de superexplotación, hambre e intento de disciplinamiento social tan artera e inhumana del capitalismo en nuestro país y el mundo capitalista.