Según el INDEC una familia necesita tener ingresos por $ 63.000 para no ser pobre. La cifra no contempla ni el alquiler de vivienda ni los gastos de auto o moto que pudiera usarse para llegar a nuestros trabajos. La mayoría de los salarios están por debajo de ese valor que las estadísticas oficiales marcan como “canasta básica”.
Esto es parte del ajuste que nos vienen aplicando; como también lo es el aumento permanente de todas las cosas que necesitamos para subsistir, el no destinar los recursos necesarios para enfrentar la pandemia, apretarnos para que produzcamos más con menos puestos de trabajo, o el mazazo que intentaron contra los monotributistas, entre tantos otros ejemplos. El ajuste que continúa haciendo el gobierno busca sortear la crisis capitalista en nuestro país (crisis de la burguesía monopolista, su crisis) a costa de nuestro sacrificio y nuestro dolor. Es muy grave el deterioro que estamos viviendo, intolerable podemos decir, en donde se agrava la situación y las dificultades en muchos sectores de la población tanto asalariados y asalariadas (formales e informales), comerciantes pequeños, cuentapropistas, quienes subsisten con una jubilación, o quienes dependen de planes sociales para sobrevivir.
A contrapelo de lo que padecemos millones “de a pie”, sube la producción industrial (en algunos rubros inclusive más que antes de la pandemia, cosa que se oculta a las masas trabajadoras), crecen las exportaciones y también los subsidios a las grandes empresas. En fin: los que siempre se la llevaron en pala siguen haciéndolo, con éstos en el gobierno o con los anteriores. Tampoco podemos esperar nada de los sindicatos, ellos son parte del problema no de la solución. Están en la misma trinchera que el gobierno y los monopolios, son parte de esta institucionalidad. No hay que pedirles más nada. Nosotras y nosotros, el pueblo trabajador que no tenemos nada que ver con los sindicalistas y delegados de sillón, tenemos que resolver nuestros problemas, seguir enfrentando el ajuste desde abajo, desde nuestro lugar y de la manera que resolvamos colectivamente.
Profundizar la resistencia activa desde la auto convocatoria y el peso de verdaderas asambleas. Esas luchas que pueden parecer “pequeñas”, no lo son. En realidad, son las que irán fogueándonos y llevándonos al encuentro de nuestras hermanas y hermanos de clase, algo que los que tienen el poder buscan evitar cada día con todas sus fuerzas. Llamamos a que las avanzadas de la clase obrera, hoy en alerta y en lucha (que están gestando inclusive nuevas formas de organización, aunque aún convivan con lo viejo) se peguen a las experiencias genuinas que vienen expresando las bases y hagan pesar la democracia obrera.
Difundí nuestro Volante nacional Junio 2021