A mediados de junio de este año fue publicado un nuevo reporte del Credit Suisse sobre la riqueza global. Esta corporación financiera multinacional, expresión de lo más concentrado de la oligarquía, refleja números que lejos de asombrar ratifican los niveles de concentración y acumulación de riquezas globales en manos de un puñado insignificantes de burgueses.
Pero veamos brevemente lo que nos dicen estos apologistas del capitalismo. “El resultado neto fue que USD 28,7 billones se agregó a la riqueza mundial de los hogares durante el año. Al cierre de 2020, ascendía a USD 418,3 billones. La creación de riqueza en 2020 fue en gran medida inmune a los desafíos que enfrenta el mundo debido a las acciones tomadas por los gobiernos y bancos centrales para mitigar el impacto económico de COVID-19. El total global de la riqueza creció un 7,4% y la riqueza por adulto aumentó un 6% para alcanzar otro récord de 79.952 dólares. En general, los países más afectados por la pandemia no les ha ido peor en términos de creación de riqueza”.
El título para este informe podría ser “las pandemias pasan y las riquezas quedan”.
Si bien el informe grafica con abundantes datos el crecimiento de los millonarios del mundo, la conclusión que ya se insinúa en la cita que publicamos es que la pandemia de covid 19 no fue un impedimento para que el crecimiento de la riqueza aumente aun a pesar de la destrucción de fuerzas productivas y de las consecuencias económicas que esta tiene en el marco de la crisis de superproducción y la crisis estructural. Es más, el crecimiento y la producción de riquezas sigue su curso y el mismo informe destaca que irá en aumento augurando un crecimiento del PBI mundial superior al 2020 que, como dice la cita, alcanzó 418 billones de dólares.
Sin embargo, el informe completo es un lechado de optimismo de la oligarquía, que ve en estos resultados su razón de ser como clase. En primer lugar, porque exalta el aumento de los millonarios que concentran la riqueza mundial. Poniendo ello como un logro individual. En segundo lugar, porque tiene afirmaciones tan descarriadas de la realidad que asombran. Por ejemplo “La reducción del consumo y oportunidades debido a encierros, combinados con apoyo a los ingresos y programas, condujo a un aumento del ahorro para muchas personas” con lo cual la deducción es, sin duda, que gracias al Estado Burgués y a las restricciones aumentó de la riqueza individual “por adulto”. Vale aclarar en este caso el mecanismo y manipulación que se hace de la estadística cuando se divide las ganancias por «cantidad» de adultos.
En tercero porque minimiza en todo sentido las consecuencias económicas y sociales de la crisis sobre los pueblos. En cuarto porque disimula el papel de los Estados burgueses como instrumento a su entero servicio en función de sostener las ganancias de la clase dominante con medidas que van desde rescates, financieros, hasta subsidios millonarios, ajustes, decretos, ventajas cambiarias, alta inflación, y otros tantos DNU que profundizan la explotación obrera en función de la producción y apropiación de riquezas.
Para desgracia de la clase obrera y del pueblo, nuestro país es un triste ejemplo de todo ello.
¿O acaso podemos dudar que la burguesía monopolista y sus serviles gobernantes no han visto multiplicar sus riquezas durante la pandemia?
En quinto lugar, porque no hay un ápice de mención a los niveles de concentración y aunque por razones ideológicas propias de esta clase parasitaria se vea obligado a mencionar los diversos estamentos de burgueses que se han hecho más millonarios que antes, poniendo como un logro ese crecimiento de la riqueza, solo se centra en la riqueza individual, no en la riqueza de los monopolios y corporaciones transnacionales, no en la clase que las ostenta y concentra dichas riquezas.
Cuando se considera que “a cada ser” de los 5.200 millones “de adultos” del mundo le corresponde un crecimiento de su riqueza en un 6% que equivalen a 79.952 dólares anuales, y cuando afirma que solo el 1% de esos seres desbordan abundancia de dólares acumuladas a costa de concentración, ya no se puede disimular más nada.
Más aun cuando el promedio de un salario obrero apenas llega a 250 dólares mensuales y el de una jubilación o pensión a la mitad de ello.
Por ello el informe no habla de política y menos aún de lucha de clases. Pretende exaltar los logros del capitalismo a partir de resultados enteramente desalmados. Nada diferente puede esperarse del informe de un banco trasnacional inmerso en una crisis de proporciones globales serias crisis que pone en tela de juicio toda esta argumentación jactanciosa y aparentemente optimista.
Lo diferente y lo superador no vendrá de allí, ni del Estado a su servicio. Lo diferente es la acción y organización de los trabajadores y del pueblo en forma independiente desde un proyecto revolucionario.
Porque tan distanciados de estas verdades a medias burguesas están las verdades sufrientes y desesperantes de nuestro pueblo que vive en carne propia todo el saqueo de riquezas que crea y que no puede poseer, porque una clase parasitaria y explotadora ridículamente minoritaria se las apropia a costa de su explotación, pobreza y miseria.
Por ello frente a toda esta hipocresía a la que adhieren sin miramientos todos los gobiernos de turno se las debe enfrentar con acción desde las bases en cada lugar de trabajo y de vida.
Se las debe acosar, atacar, sin descanso y sin respiro.
Todo lo producido nos pertenece y debemos ir por lo nuestro.