La caída salarial de los últimos 4 años y medio es similar al ajuste implementado por la última dictadura militar. Los empleados estatales han perdido casi la mitad de su poder adquisitivo, y los asalariados en general el 25%.
El jueves pasado se dieron a conocer los nuevos números de la Canasta Alimentaria y con ello de la línea de pobreza en Argentina. Aprovechamos la ocasión para hacer un balance de la gigantesca pérdida salarial que venimos sufriendo durante los últimos años, y de paso desnudar algunas artimañas estadísticas que utiliza la burguesía para mentir en cifras lo que no pueden ocultar en la realidad de nuestros bolsillos.
La publicación del INDEC, correspondiente a las mediciones de junio, da cuenta que la Canasta Básica tuvo un aumento del 51,8% interanual y la Canasta Alimentaria el 57,6%, cifras muy superiores a la del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide la inflación general y actualmente tiene un valor del 50,2% interanual medido sobre junio. De las dos canastas mencionadas la primera determina la línea de pobreza, y la segunda la de indigencia. Esto quiere decir que el aumento de precios es mayor sobre aquellos bienes esenciales para la subsistencia (alimentos) y que cuanto menores son los ingresos de una persona más sufre los aumentos de precios.
Ahora esto es lo que sucede con la inflación, pero ¿qué pasa con los salarios? El índice que se utiliza para medir si nuestros salarios van por delante o por detrás de la inflación es el poder adquisitivo (también llamado Salario Real). Se trata de la relación entre paritarias e inflación. Y acá está la primera trampa: qué consideramos como paritarias y, sobre todo, qué consideramos como inflación. Tradicionalmente se toma como inflación el Índice de Precios al Consumidor (IPC), bastante cuestionado inclusive por instituciones de la propia burguesía, como las universidades. Veamos cómo, de acuerdo al índice oficial de inflación, vienen cayendo los salarios desde diciembre del 2016[1]:
Gráfico 1: Poder Adquisitivo medido en función del Índice de Precios al Consumidor (IPC)
Fuente: Elaboración propia en base al INDEC.
La caída salarial promedio (sector público, privado y no registrado) es del -18% según este dato oficial. Esto quiere decir que, en promedio, nuestro salario puede comprar casi un 20% menos de productos que hace 4 años ¡Una barbaridad! Para el caso de los empleados públicos y los no registrados la pérdida es aún mayor: del -22% y -24% respectivamente.
Pero resulta que, con los bajos salarios que tenemos, nuestro consumo se ve cada vez más limitado a los productos esenciales. Para los economistas burgueses –aunque se autodenominen “marxistas”- lo importante es el aumento general de precios. Pero a las y los trabajadores no nos interesan tanto los precios en general, sino aquellos que involucran los productos que más consumimos. Por tal motivo, si como base de la inflación en lugar de tomar el IPC tomamos la Canasta Básica, que es la que a su vez determina la línea de pobreza[2] la caída salarial es muchísimo mayor. El siguiente gráfico compara la caída salarial tomando como base la inflación del IPC (línea roja) y tomando como base la canasta alimentaria (línea azul):
Gráfico 2: Poder Adquisitivo del total de asalariados en función de la inflación oficial (IPC) y de la Canasta Básica.
Fuente: Elaboración propia en base al INDEC.
O sea que, para los productos más esenciales, es decir, para lo poco que pueden comprar nuestros magros salarios, la inflación fue mayor, y la capacidad de compra de nuestros salarios cayó todavía de forma más pronunciada. En los últimos 4 años perdimos el 25% de la capacidad de compra ¡Con la inflación y las paritarias a la baja nos han quitado ¼ de nuestros ingresos en pesos!
El otro elemento que constituye el poder adquisitivo son las paritarias. Hasta ahora hemos tomado los datos de paritarias globales elaborado por el INDEC. Pero resulta que cuando analizamos las paritarias por cada rama laboral, los resultados pueden variar… un poco.
Veamos un gráfico más, y le prometemos al lector que, por hoy, no molestamos más. En lugar de tomar como base las paritarias globales que recaba el INDEC tomemos como base algunos casos testigo: el salario del Estado nacional[3] y de la rama 17 de la UOM para la categoría Oficial[4]:
Gráfico 3: Poder Adquisitivo de distintas ramas laborales comparado con la evolución salarial de referencia del INDEC, en base a la Canasta Básica. Fuente: Elaboración propia en base a INDEC y a las escalas salariales de UPCN (INTI) y UOM.
Como se puede observar, la caída salarial comparada por ramas específicas es todavía mayor a la media informada por el INDEC. Para el caso de los empleados públicos tomando el promedio del INDEC la caída salarial es del -28% para abril (último dato disponible), mientras que para los trabajadores del Estado nacional la caída real fue del -50% para el mismo mes[5]. Si, el lector leyó bien en solo cuatro años el poder adquisitivo de las y los trabajadores del estado nacional cayó un 50% en pesos, o sea que hoy pueden comprar la mitad de los productos de la canasta básica que podían comprar en diciembre del 2016. De esta caída salarial 13 puntos corresponden al gobierno de Alberto Fernández. También se podrán preguntar a qué se debe la diferencia entre la estadística del INDEC y el salario real del Estado que tomamos como referencia: probablemente el mayor número obtenido por el INDEC se debe a que incluyen como asalariados del Estado a puestos políticos y de dirección, que no tienen nada que ver con la masa de laburantes. Otra argucia estadística.
Para el convenio de la rama 17 de UOM la diferencia salarial también es notoria. La media del INDEC para el empleo privado registrado da una pérdida del -20% para abril del 2021 contra un -25% para el obrero UOM de referencia. Para el mes de junio, a pesar de estar cobrando aumentos salariales, el oficial UOM presenta una pérdida salarial del 29% respecto al 2016, de los cuales 8 puntos corresponden al presente gobierno.
Un último comentario respecto a “los números”. La caída salarial de las y los trabajadores estatales (-50%) es semejante a la caída salarial aplicada durante la última dictadura militar sobre el salario mínimo, que fue del -52,7% entre 1975 y 1982.[6]
LO QUE SUCEDERÁ EN LOS PRÓXIMOS MESES
Las comparaciones salariales que hacemos dicen mucho para dar magnitud de la pérdida salarial que venimos sufriendo. A esto hay que agregarle el aumento en las horas trabajadas y en los ritmos laborales (productividad), la desocupación y otras instancias de flexibilización laboral. Sin embargo, hay que destacar algo: la caída salarial sucedida durante el último gobierno se da en un marco de disminución inflacionaria para 2020 producto del estancamiento productivo que se dio por la crisis de superproducción global. El parate productivo desaceleró el alza de precios, y la leve reactivación económica actual[7] empuja la carrera inflacionaria contra los salarios con nuevo ahínco. Dicho de otra manera, como los burgueses prevén una recuperación del mercado se lanzan al aumento de precios para profundizar la disminución salarial. Por ejemplo, el primer semestre del 2020 arrojó una inflación oficial del 13,6%[8] mientras que para el actual semestre del 2021 fue del 25,3%[9]. Con los acuerdos salariales ya pactados en cómodas cuotas y muy, muy por debajo de la inflación, la caída salarial que experimentaremos de acá en adelante será todavía más abrupta si no le contraponemos una fuerte lucha de clases.
LUCHAR POR EL SALARIO SIN PERDERSE EN PORCENTAJES
Estas tablitas para nosotros solo tienen como objetivo dar idea de la magnitud del ajuste salarial que nos están implementando. La política de Estado tanto de los “Macri” como la de los “Fernández” es una sola para la explotación de las y los trabajadores, y ni siquiera hemos hablado de la ganancia de las grandes empresas, los subsidios a los salarios que han percibido ni el aumento de la productividad (es decir, mayor explotación dentro de la jornada laboral). La disminución salarial es su verdadera línea política, y ésta encuentra su límite solamente en la lucha de clases.
Cuando en el trabajo nos llenan la cabeza de engorrosos y mentirosos cálculos sobre lo conveniente que resultan los resultados de las paritarias asociados a pautas inflacionarias y porcentajes en realidad lo que están haciendo es chamuyándonos para que el saqueo pase inadvertido unos meses. La base de cálculo que los sindicatos burócratas toman para hablar de porcentajes, al tomar el IPC, termina siendo una gran mentira.
Los mejores indicadores que podemos tomar como pauta para determinar por qué “porcentaje” de aumento luchar es la Canasta Familiar, que no la elabora el INDEC de manera oficial, sino sus trabajadores de manera extraoficial, y para junio del 2021 fue de $ 103.128.[10] Como la burguesía busca permanentemente empeorar nuestras condiciones de vida para enriquecerse cada vez más, la canasta familiar como tal ya no se mide de manera oficial, y ésta se ha reemplazado por la canasta básica total, que utilizamos como base para los cálculos anteriores. Ésta canasta oficial es notoriamente menor a la canasta familiar, con recortes a salud, vivienda, servicios y esparcimiento. Mientas la canasta familiar elaborada por las y los trabajadores del INDEC está en $ 103.128 para junio, la canasta básica total para un hogar de dos adultos y dos menores está en $ 66.488.
Por tal motivo no debemos enrollarnos en los cálculos en base a las inflaciones oficiales pasadas y por venir, sino en el monto de una canasta.
LA LUCHA SALARIAL DEBE SER UNA LUCHA POLÍTICA
Al plantarnos con la consigna “salario mínimo = canasta familiar” la lucha salarial empieza a adquirir un contenido político, más si la enarbolamos en el marco de denuncia de la política de Estado de disminución salarial que se viene aplicando desde hace años. Pero además hay que agregarle otro elemento: los gremios que han conquistado aumentos salariales mayores a la media son aquellos que han desarrollado luchas con metodologías revolucionarias, es decir, haciendo uso de la democracia directa (obrera) y no de la democracia burguesa, representativa, verticalista, la llamada “democracia sindical” consistente en acatar la legalidad de estos sindicatos regimentados por el Estado capitalista. Son el caso de las y los trabajadores del limón (Citrus), sanidad en Neuquén (53%) y Vitivinícolas (47%). La caída salarial que viene implementando la burguesía en Argentina solo ha sido posible por el acuerdo con los sindicatos, por eso la tarea inmediata, desde cada puesto de trabajo, es la organización independiente de los trabajadores. Utilizando nuestras propias metodologías asamblearias, sin depender de la “representatividad” sindical de los delegados burócratas es el único camino para recuperar nuestro poder adquisitivo y levantar un movimiento obrero verdaderamente independiente.
[1] Tomamos diciembre de 2016 como referencia por tratarse de la última serie disponible para el IPC.
[2] Si el sueldo es menor a esta canasta se considera que la persona es pobre, siempre según las estadísticas oficiales. Por su parte, la Canasta Alimentaria es la que determina la línea de indigencia. Cabe mencionar que, para el marxismo, el concepto de pobreza es diferente, no está asociado a los ingresos sino a la concentración de la riqueza.
[3] Como referencia para el Estado nacional tomamos el salario de un Técnico C3 en el INTI sin sumas no remunerativas. Este salario se toma simplemente a modo de referencia y la evolución de los aumentos es igual a la de las Unidades Retributivas (URI).
[4] La pérdida salarial para el salario UOM fue muchísimo más grande de lo que da cuenta el gráfico. Si bien es cierto que durante el 2020 se dieron no remunerativos, muchos trabajadores fueron suspendidos con rebaja salarial. Esto generaría un pico negativo más pronunciado para todo 2020 que no se ve reflejado en el gráfico.
[5] Actualmente muestra una leve recuperación por el cobro de la primera cuota de aumento salarial. Para junio la caída salarial es del 44%.
[6] Fuente: P. Possi (1988). Oposición obrera a la dictadura. Editorial Contrapunto.
[7] No podemos afirmar que el incremento global de la producción vaya a sostenerse durante mucho tiempo, puesto que las crisis de superproducción suelen tener “recaídas” con resultados más catastróficos que los picos iniciales de crisis. Algunos datos respecto a esto puede encontrarlos el lector en: https://prtarg.com.ar/2021/06/26/con-las-vacunas-se-acaba-la-crisis/
[8] Informes técnicos Vol. 4, n° 126 (junio 2020).
[9] Informes técnicos Vol. 5, n° 127 (junio 202)
[10] Para más información respecto a la diferencia entre Canasta Familiar y Canasta Básica podes leer esta otra nota: https://prtarg.com.ar/2020/12/16/canasta-familiar-derechos-constitucionales-y-derechos-politicos-de-los-trabajadores/