Las elecciones legislativas del día de ayer (concebidas como “las primarias”), dejan a priori algunas cuestiones para analizar que dependen desde que interés de clase se vean, ya que las conclusiones serán obviamente muy diferentes.
Pero atención: no siempre lo “obvio” lo es tanto cuando se confunde la caracterización de los gobiernos. Y cuando desde un manto progresista se implementan las políticas más antipopulares para concluir después con el famoso discursito de “se viene la derecha”.
Discurso desde un sector del poder que ha engañado a no pocos sectores del campo popular, lo que termina generando una profunda desilusión. Y lo que es más grave aún: terminan echándole la “culpa” al pueblo, justificándose con que la derecha viene ganando terreno.
Para nuestro Partido –una vez más- esta es una conclusión equivocada. Porque – en última instancia- en estas elecciones no pasó nada muy diferente a las elecciones del 2019. Las masas no votan “ideológicamente”. En 2019 se estaba mal y acostaron con el voto al macrismo, ahora se sigue mal y acostaron al kirchnerismo.
No hay secretos, porque lo que tiene que nacer es una alternativa revolucionaria en las calles y eso aún no pasó.
En otras palabras: después del tremendo ajuste que le aplicaron a la clase obrera y al pueblo laborioso, donde no puede haber jubilaciones de 20.000 pesos o salarios de 85 pesos la hora como los textiles, o 150 pesos la hora como la mayoría de los asalariados… ¿Qué esperaban? ¿Aplausos? Pensemos: ¿cómo se puede ser tan infantil de llegar a esa conclusión? Solamente subestimando a nuestro pueblo.
No señores. Las masas golpearon con toda severidad y con lo que tenían a mano.
Se vota por cómo se está económicamente, donde lo central son las necesidades angustiantes inmediatas que son gravísimas.
Ahora bien, que hayan “ganado” sectores con un perfil más derechoso de ninguna manera significa que todo sea tan lineal y menos un cheque en blanco. Claro, si se define que la historia va a cambiar por la vía electoral (como piensa el reformismo) lógicamente lo de ayer fue un fracaso y más siendo gobierno.
Para los que estamos pensando que esto se cambia con una revolución encabezada por la clase obrera (más allá que la alternativa revolucionaria y su clase aún no se expresen como una alternativa visible y fuerte en las calles), ayer hubo un amplio sector que golpeó dura y certeramente, dándole la espalda a estas elecciones burguesas.
Un sector de la clase obrera y el pueblo, que votó en blanco, que impugnó el voto o que directamente no fue a votar. Desde nuestros intereses políticos como clase, en estas elecciones se expresó también el estado de ánimo y hartazgo en esta resistencia que desde la pandemia se viene expresando desde las bases trabajadoras.
Por ejemplo: estas fueron las PASO con menos participación desde que se implementó este sistema de primarias abiertas. Solamente en CABA y la provincia de Buenos Aires, la sumatoria de los votos en blanco impugnados o nulos y no asistencia se constituye en la primera mayoría. En CABA un 37,4% y en Provincia de Bs. As. 34,7%. En un próximo análisis referido a este tema seremos más precisos sobre los datos finales, pero con esto nos alcanza para afirmar lo antes planteado.
Y para concluir, otro aspecto importantísimo que nos deja el resultado de esta elección es que se agudiza la crisis política de la burguesía, lo que termina condicionando tremendamente al ajuste que viene aplicando este gobierno. Y -sin ninguna duda- también condiciona a los que están en las gateras aspirando a ser gobierno en el futuro.
En definitiva, el principal fenómeno que nos deja la jornada de ayer es que para el movimiento de masas la decisión fue golpear las políticas de ajuste y de “es lo que hay” que viene llevando adelante el gobierno.
El desafío para el campo revolucionario es –en todo caso- que ese descontento de votos en blanco, impugnaciones o electores que no van a votar (voto bronca en general) comience a canalizarse en forma consciente con mayor organización de la resistencia activa a los planes de ajuste en cada barrio y cada puesto de trabajo.
Desde ahí se podrá sumar en la construcción de una genuina alternativa política revolucionaria para las necesidades del pueblo trabajador.